Los premios Cesar franceses coronan al cine del Quebec
Tres de los 'cesar' de m¨¢s prestigio recaen en 'Las invasiones b¨¢rbaras', de Denys Arcand
En consonancia con la relativa mediocridad de la cosecha 2003 del cine franc¨¦s, los premios de mayor prestigio de la 29? edici¨®n de los Cesar, el equivalente galo de los Oscar o los Goya, recayeron ayer en un filme canadiense franc¨®fono, Las invasiones b¨¢rbaras, que fue reconocido como el mejor del a?o; su director, Denys Arcand, se llev¨® el galard¨®n correspondiente al mejor realizador, al tiempo que su historia tambi¨¦n era coronada por su gui¨®n.
Tres premios importantes, pues, para una pel¨ªcula que hace inventario de todas las revoluciones que pudieron ser y no fueron, que se r¨ªe con melancol¨ªa y unas gotas de cinismo de todos los "ismos" de la segunda mitad del siglo XX.
Las invasiones b¨¢rbaras ya hab¨ªa obtenido dos palmas en el festival de Cannes, para la actriz y al gui¨®n, pero su ¨¦xito, tanto ante la profesi¨®n francesa como ante la platea de cr¨ªticos de Cannes, siendo merecido, refleja un cierto envejecimiento del sector, que se complace en el autorreconocimiento.
La gran sorpresa de la noche fue el cesar a la actriz revelaci¨®n para Julie Depardieu. Sorpresa por partida doble, puesto que la hija de Gerard Depardieu no es ni una debutante ni una adolescente -ha cumplido los treinta, como ella misma quiso dejar bien claro-, pero tambi¨¦n porque a Julie le correspondi¨®, muy merecidamente, el Cesar a la mejor actriz en un papel de reparto. Dos estatuillas para una misma actriz y por un mismo filme, el chejoviano La petite Lili de Claude Miller.
Las cintas favoritas -Pas sur la bouche, de Alain Resnais, y Bon voyage, de Jean Paul Rappeneau, con nueve selecciones cada una- tuvieron que conformarse con reconocimientos relativamente menores -fotograf¨ªa, sonido, vestuario, decorados-, as¨ª como el reservado para el "actor revelaci¨®n", que recay¨® en Gregory Derang¨¨re por su trabajo como gal¨¢n joven en Bon voyage.
Un filme de Fran?ois Dupeyron -Monsieur Ibrahim et les fleurs du Coran-, que rezuma buenos sentimientos y un discurso de tolerancia pol¨ªticamente correcto, sirvi¨® para que Omar Sharif obtuviera por fin en Francia un reconocimiento p¨²blico por su trabajo como actor. La espl¨¦ndida Sylvie Testud gan¨® por su proeza en Stupeur et tremblements, una pel¨ªcula que ella lleva con gran elegancia y seguridad sobre sus fr¨¢giles hombros.
Estos premios llegan en un contexto moroso, con un cine franc¨¦s que, a pesar de mantener un 34% de su mercado interior para su propia producci¨®n, a?ora los dos ejercicios anteriores y, sobre todo, teme los futuros. A?ora los anteriores porque incluyeron ¨¦xitos de m¨¢s de 10 millones de entradas, y teme el futuro porque ve en la ampliaci¨®n de la UE una amenaza a la llamada "excepci¨®n cultural".
Otro signo revelador del contexto deprimido en que se halla el cine franc¨¦s lo ofreci¨® ayer la en¨¦sima protesta de los llamados "intermitentes del espect¨¢culo". A la entrada de la gala, los defensores de la pervivencia de un estatuto especial dentro de la Seguridad Social para el sector del espect¨¢culo distribuyeron pasquines y, posteriormente, encontraron la manera de hacer pasar su mensaje a la sala y a la audiencia. Pero el tono y la forma de la reivindicaci¨®n transmit¨ªan falta de confianza, resignaci¨®n y rutina. Los "intermitentes" son un problema enquistado cuya soluci¨®n se deja al tiempo, a la progresiva extinci¨®n de la indefinible categor¨ªa laboral que lo alimenta. S¨®lo la palabra de la directora, guionista y actriz Agn¨¦s Jaoui, que anunci¨® la presentaci¨®n ante la Asamblea Nacional de un proyecto de reforma alternativo, puso en un brete a un ministro de Cultura, repetidamente atacado.
En cualquier caso, pese a los dardos envenenados contra el ministro, la retransmisi¨®n televisiva fue en directo puro, sin el ligero diferido con que los oscars quieren evitar que gente como Michael Moore tome la palabra para criticar al poder.
Digamos por ¨²ltimo que la Academia Francesa eligi¨® como mejor pel¨ªcula europea del 2003 a Good bye, Lenin, de Wolfgang Becker, y como mejor cinta extracomunitaria, a Mystic river, de Clint Eastwood.
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