Pluralismo universitario
La Universidad es un ¨¢mbito de silencio -premisa y condici¨®n del estudio- y tambi¨¦n de confrontaci¨®n y pol¨¦mica -premisas de la tolerancia y el libre examen-. Esto es lo que convierte a ese microcosmos de fr¨¢gil convivencia plural, en un bien social a proteger. A cambio, la sociedad espera beneficiarse de todo el conocimiento que la libertad pueda alumbrar. La autonom¨ªa universitaria, que los estudiosos siempre defendieron celosamente, materializa ese pacto.
De modo que silencio y controversia son los mimbres de la academia. Pero no confundamos las cosas. El reflexivo silencio del estudio se identifica claramente por venir acompa?ado de un inconfundible rumor de preguntas sobre todo y contra todo. Es cierto que hay otra clase de silencio. El silencio pesado y plano que rodea a aquellos que, en posesi¨®n de la verdad, logran acallar el rumor con el estigma de la disidencia. Algo propio de otros tiempos, se dir¨ªa. Algo muy actual, desgraciadamente.
Dec¨ªa Umberto Eco que la tolerancia intelectual es un invento universitario y es nuestra ¨²nica esperanza contra el choque de civilizaciones. "S¨®lo los centros de ense?anza, y entre ellos sobre todo la Universidad -insiste el sabio italiano-, son todav¨ªa lugares de confrontaci¨®n y discusi¨®n rec¨ªprocas, en los que podemos encontrar mejores ideas para un mundo mejor". La Universidad no puede cambiar el mundo. Se limita a crear las premisas ideales para entenderlo de otro modo, pero eso requiere la irrestricta libertad de investigaci¨®n y pensamiento y su correlato, la libertad de c¨¢tedra.
Por eso me declaro preocupado ante dos tendencias que podr¨ªan hacer peligrar ese papel dinamizador del saber social. Por un lado, la deseable aproximaci¨®n al mundo econ¨®mico y empresarial podr¨ªa conducir, arrastrados por una suerte de mercantil arrebato, a un excesivo ascendiente de la empresa sobre el curriculum acad¨¦mico. Una cosa es la necesaria adaptaci¨®n de planes de estudio, titulaciones e investigaci¨®n, para responder a la creciente demanda social de especialistas. Y otra muy distinta es la fragmentaci¨®n irresponsable del saber en una serie infinita de titulaciones de dise?o, para adaptarse a las coyunturas del mercado laboral. Esto ser¨ªa desvirtuar el papel de la Universidad, fundado en la autonom¨ªa del pensamiento. Este peligro se incrementa, l¨®gicamente, en las universidades privadas, constitutivamente sensibles a las fluctuaciones de la demanda.
La otra amenaza es a¨²n peor: la limitaci¨®n artificial del pensamiento o, por as¨ª decir, una suerte de nuevo fundamentalismo acr¨ªtico como el que puede proliferar en algunas universidades de rigurosa adscripci¨®n ideol¨®gica o religiosa.
Las leyes de este pa¨ªs permiten la creaci¨®n de universidades privadas que, como no puede ser otro modo, tienen amplia autonom¨ªa para ordenar sus estructuras, titulaciones y programas docentes. Tengo la convicci¨®n de que esto facilitar¨¢ un pluralismo enriquecedor en el mundo universitario y de ello hay sobradas referencias en las universidades cat¨®licas de Am¨¦rica Latina, de tradici¨®n y reconocimiento indiscutibles. Se trata aqu¨ª de una suerte de pluralismo "interuniversitario" dinamizador y creativo. Ahora bien, si ello se hiciera a costa de una reducci¨®n sensible del pluralismo interno en algunas de estas nuevas universidades, estar¨ªamos ante un contrasentido de muy dif¨ªcil defensa.
El debate, el libre examen, la cr¨ªtica y continua revisi¨®n de los fundamentos son requisitos sine qua non del pensamiento. No es concebible la vida acad¨¦mica sumergida en una sopor¨ªfera conformidad con los presupuestos ideol¨®gicos, culturales o religiosos. Si la fundamentaci¨®n de las universidades privadas de adscripci¨®n religiosa se traduce en una reducci¨®n de los m¨¢rgenes de la libertad individual y de cr¨ªtica ad intra. Si se promueve una suerte de limpieza ideol¨®gica sobre la base de supuestas fidelidades a estrechos marcos ideol¨®gicos, mediante m¨¦todos ya expeditivos -expulsiones del ¨¢mbito acad¨¦mico-; ya sutiles -obstrucci¨®n y desaliento del disidente-, el resultado ser¨¢ una universidad disciplinada y silenciosa, desde luego, pero no con un silencio creativo y rumoroso sino con el pesado silencio del miedo y la renuncia. Esa, entonces, lejos de la esperanza de Umberto Eco, no ser¨¢ una Universidad al servicio del mundo, ser¨¢ otra cosa.
Pepe Reig Crua?es es profesor titular de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.
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