Ni transparencias ni escotes
Quiz¨¢ no muchos conozcan al actor Nacho Vidal. Aunque haya intervenido en El alquimista impaciente, de Patricia Ferreira, su especialidad es el porno duro. "El Lenin del sexo", le define con entusiasmo su bi¨®grafo David Barba en el libro que acaba de publicar. ?Tama?o? "S¨®lo s¨¦ que no me cabe en un vaso de cubata", dice con modestia el protagonista. ?R¨¦cord? Aquella pel¨ªcula en la que copul¨® con 101 mujeres en cuatro d¨ªas (aunque acab¨® desmay¨¢ndose, nadie es perfecto). Todo un prodigio, cuya vida y obra (1.500 pel¨ªculas con 2.500 mujeres distintas, hasta la fecha) se nos desvelan con precisi¨®n de detalles ("Con aquella erecci¨®n se sell¨® una amistad que ya dura ocho a?os"), comenzando por su infancia, siguiendo por su turbulenta adolescencia y los coqueteos con las drogas, su paso por la Legi¨®n y el inevitable encuentro con las prostitutas, sus pinitos en el peep show y su definitivo triunfo en el cine porno ("era imposible detenerle, segu¨ªa copulando como un loco, los dem¨¢s descansaban, dorm¨ªan la siesta, se iban a la ducha... pero ¨¦l no paraba"). El libro recoge opiniones del semental sobre temas muy variados, incluso sobre la guerra de Irak, con la que el actor, productor y director, no est¨¢ de acuerdo. Es decir, que "la m¨¢xima estrella del porno espa?ol" no ser¨ªa bien recibida en la ceremonia de los Oscar de pasado ma?ana. All¨ª nada podr¨¢ decirse ni verse si no es bajo el estricto control de la censura.
A ra¨ªz de la intr¨¦pida y tan comentada teta que Janet Jackson luci¨® en una ceremonia anterior, se han desatado las furias de los legionarios de Bush. Las c¨¢maras no filmar¨¢n en los Oscar a las actrices que lleven transparencias por la zona del escote o por las piernas, ni oiremos comentario alguno sobre los desastres de la pol¨ªtica guerrera del presidente. Ni siquiera se le podr¨¢ llamar borracho, aunque lo diga alguien como Sean Penn. Todo estar¨¢ bajo el estricto control de los salvadores de la moralidad mundial. Nada se salva de la cruzada de decencia con la que nos est¨¢n invadiendo. Ni el traje de Pertegaz tendr¨¢ escote...
Est¨¢ de moda utilizar las ceremonias de entrega de premios para reivindicaciones de distinto pelaje. En la reciente de los C¨¦sar franceses, Agn¨¨s Yaoui (que hace tres a?os obtuvo un buen ¨¦xito en Espa?a con Para todos los gustos) protest¨® contra el sistema de contrataci¨®n "intermitente" de los t¨¦cnicos del cine, lo que a su ministro de Cultura, all¨ª presente, no le hizo gracia. Pero a un ministro franc¨¦s no se le ocurre reivindicar el bucle en la emisi¨®n en directo para evitar que le acusen de algo ni para impedir que la Yaoui, adem¨¢s de protestar, ense?ara una teta o dos...lo cual no hizo.
La osada Janet Jackson est¨¢ pagando cara su ingenua audacia de lucir una teta. Como castigo, no la dejaron entrar en la gala de los Grammy, y ahora le han retirado el papel protagonista que iba a interpretar sobre la vida de la cantante Lena Horne, aquella vaporosa mujer que nos deleit¨® con Stormy Weather en 1943, hoy ya todo un cl¨¢sico (canci¨®n que, por cierto, ha utilizado recientemente Pedro Olea en su Tiempo de tormenta). En aquella pel¨ªcula, la hoy anciana luc¨ªa atrevidas transparencias que hoy no estar¨ªan permitidas en los Oscar. A la vejez, viruelas.
Babelia
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