Mariano, sin estr¨¦s
A primer¨ªsima hora, tras haber le¨ªdo a fondo el As y el Marca y repasado el resto de la prensa, Mariano Rajoy telefonea a su jefe de campa?a, Gabriel Elorriaga.
- Buenos d¨ªas, Gabi, ?qu¨¦ mensajes lanza en su primer d¨ªa de campa?a este partido centrado y moderado que dirijo con prudencia y templanza?
- No hemos llamado a nadie borracho ni asesino, y eso es bueno, pero Ana Botella ha pedido el voto en un cocido municipal y tenemos que pagar 21.000 euros. Menos mal que era un cocido y no una mariscada. En Barcelona nos hemos ausentado de la manifestaci¨®n contra ETA. Es para no favorecer a ETA, pero no todos lo entienden.
- As¨ª me gusta, que no te agobies. ?Estado de Perejil?
- Espa?ol.
- ?Trillo?
- Bajo control.
- ?Alguna consigna de Su Ilustr¨ªsima?
- Los socialistas quieren romper Espa?a y echar los pedazos a fieras carro?eras.
- Ya te dije que se ir¨ªa moderando. Me fumo un purito y voy para all¨¢.
Tan templado como Rajoy es su hombre de confianza en Catalu?a, Josep Piqu¨¦, que habla bajito bajito, hasta el punto que los asistentes a sus m¨ªtines ladean la cabeza en un gesto instintivo de acercar la oreja al orador. Bajito bajito cuenta Piqu¨¦ que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero s¨®lo podr¨ªa ser presidente con ministros como Ibarretxe, Carod Rovira y Llamazares, una especie de Gobierno de concentraci¨®n del mal. La moderaci¨®n se nota en que no incluye a Bin Laden, Sadam Husein, ni El-Gandoul, el ¨¢rbitro egipcio que anul¨® el gol decisivo a Espa?a en el Mundial de Corea.
- Hay algo que me preocupa, jefe -dice Jes¨²s Caldera en la sede socialista-. Prometemos acabar con la precariedad laboral, la violencia dom¨¦stica, la energ¨ªa nuclear, la telebasura y el hambre en el mundo. ?No deber¨ªamos dejar algo para la segunda legislatura? A ver si resolvemos todo en cuatro a?os, y luego qu¨¦.
En ese momento, entra Jos¨¦ Blanco en el despacho y Caldera se calla, porque viene observando que le copia las ideas, y una cosa es el trabajo en equipo y otra muy distinta que el m¨¦rito se lo lleven siempre otros.
- A las once en punto, reuni¨®n para aclarar el concepto de campa?a.
- ?Y qu¨¦ hay que aclarar?, pregunta ZP.
- ?Y yo qu¨¦ s¨¦! Pero as¨ª son las t¨¦cnicas electorales.
Tiene raz¨®n el secretario de Organizaci¨®n Blanco. Los manuales de campa?a dicen: antes de empezar, hay que aclarar el concepto. Pero esos manuales son para pa¨ªses l¨®gicos, no como Espa?a, donde estamos en campa?a desde 1993. Sepan ustedes que hasta hoy era precalentamiento. Abr¨®chense los cinturones. La guerra ha comenzado. Toledo espera ansiosa a Ana Palacio.
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