Restos de tecnolog¨ªa punta
Las ruinas de varias ace?as salpican una espectacular garganta gran¨ªtica en el t¨¦rmino de Navalagamella
Hoy son ruinas a las que nadie presta atenci¨®n, pero en su d¨ªa fueron tecnolog¨ªa punta, a tal extremo que Leonardo da Vinci se encerraba en los molinos a estudiar el rendimiento de diversos tipos de ruedas o la naturaleza del rozamiento. Sus constructores, los carpinteros de lo prieto, eran especialistas admirados aun por quienes juzgaban indigno trabajar.
Y no digamos los molineros. "Acomodar los perpend¨ªculos, la palamenta, las ruedas, quitar y dar agua, cevar la tramoya, alzar los muelles, volverlos...": as¨ª describ¨ªa su labor, en 1615, un Su¨¢rez de Figueroa estupefacto, casi tanto como nosotros cada vez que nos hablan de gigahercios y megabytes.
Los molinos, como ahora los ordenadores, ocupaban a mucha gente. Por el Catastro de Ensenada, de 1750, sabemos de provincias en las que m¨¢s de la tercera parte de los individuos dedicados a actividades artesanales e industriales eran molineros.
"Queda el rastro del largo caz que conduc¨ªa el agua del r¨ªo hasta la boca"
S¨®lo en el municipio madrile?o de Navalagamella, que entonces ten¨ªa 677 almas, el mismo documento se?alaba la existencia de "seis molinos harineros de cubo a la orilla del r¨ªo llamado Peralejos", hoy Perales, todos de particulares, excepto uno que pertenec¨ªa al monasterio de El Escorial. ?Un molino por cada 100 habitantes! Hoy, en esa proporci¨®n, no hay casi ni bares.
Pero la prosperidad del negocio despert¨® la envidia y, con ella, la malicia de que los molineros se enriquec¨ªan, qued¨¢ndose con m¨¢s grano del que les correspond¨ªa.
En invierno, nos acercaremos en coche al puente que cruza el Perales entre Valdemorillo y Navalagamella. All¨ª encontraremos una gran explanada, id¨®nea para aparcar, y una pista de tierra por la que nos echaremos a andar r¨ªo arriba hasta llegar en cinco minutos a una casa r¨²stica. Siguiendo luego la senda m¨¢s pr¨®xima a la orilla, por una garganta gran¨ªtica cada vez m¨¢s encajada, arribaremos en otro tanto al molino de Baltasar, del que s¨®lo queda el torre¨®n de piedra, o cubo, donde el agua se embalsaba y ejerc¨ªa, al salir a chorro por una peque?a compuerta de la parte inferior, la fuerza necesaria para mover la maquinaria.
Tambi¨¦n queda el rastro horizontal del largo caz que conduc¨ªa el agua del r¨ªo hasta la boca del cubo, un canal que nos guiar¨¢ c¨®modamente por la abrupta pendiente hasta topar, a 20 minutos del inicio, el molino Alto.
Esta ace?a, la primera de las que jalonaban el alto Perales -de ah¨ª, su nombre-, conserva la singularidad de un precioso acueducto a¨¦reo de ladrillo que salva la distancia entre el caz, el cual corre por la ladera, y el cubo, que est¨¢ pegado al r¨ªo. Un r¨ªo que, en ¨¦poca de lluvias, brincando atronador por estos canchos de granito, entre espeso boscaje de encinas y enebros, nos recordar¨¢ vivamente al Manzanares ni?o, el berre¨®n de la Pedriza.
Avanzando por el caz del molino Alto, que dir¨ªase labrado por c¨ªclopes en la pura roca, descubriremos en otros 20 minutos la no menos cicl¨®pea tuber¨ªa que comunica los embalses de Picadas y Valmayor.
No m¨¢s rebasar ¨¦sta, veremos c¨®mo el valle se abre, dando paso a una pradera de ¨¦gloga, orlada de fresnos copudos, en la que nace el Perales, fruto de la uni¨®n de los arroyos de Conejeros y de Fuente Vieja. Y ya poco m¨¢s arriba, a una hora del inicio, reconoceremos los pilotes y tajamares del puente por donde anta?o cruzaba el primer arroyo la Ca?ada Real Leonesa, la ¨²ltima ruina de esta jornada que concluiremos volviendo por el mismo camino.
Itinerario para ni?os
- D¨®nde. Navalagamella dista 45 kil¨®metros de Madrid. Se va por la carretera de A Coru?a (A-6) hasta La Rozas, siguiendo a partir de aqu¨ª las indicaciones viales hacia Villanueva del Pardillo, Valdemorillo y Navalagamella. Entre estos dos ¨²ltimos pueblos, en el kil¨®metro 22 de la M-510, est¨¢ el puente donde se inicia el paseo.
- Cu¨¢ndo. En invierno y primavera temprana, el r¨ªo Perales es un espect¨¢culo de cascadas, pozas y agua atronadora; son, por tanto, las mejores ¨¦pocas para efectuar este recorrido de seis kil¨®metros y dos horas de duraci¨®n -ida y vuelta por el mismo camino-, con un desnivel acumulado de 60 metros y una dificultad muy baja.
- Qui¨¦n. Javier Zarzula Arag¨®n es el autor de Excursiones para ni?os por la sierra de Madrid, gu¨ªa de Ediciones La Librer¨ªa (tel¨¦fono 91 541 71 70), en la que se proponen distintas rutas por el r¨ªo Perales, incluyendo itinerarios para hacer con ni?os y beb¨¦s en carrito.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: hoja 18-22 (Majadahonda) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito o 558 del Instituto Geogr¨¢fico Nacional. Para comer: restaurante El Tomillar (carretera de Valdemorillo a Navalagamella, kil¨®metro 5; tel¨¦fono 91 898 81 87), especialidad en mero a la cazuela, cordero asado y conejo de monte al ajillo; precio medio, 20 euros.
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