Tony 007

Tony Blair debi¨® creer que ten¨ªa licencia universal para espiar y mentir en el camino a la guerra de Irak. Pero la historia es testaruda, y las revelaciones sobre algunas de estas malas artes le est¨¢n rebotando en la cara. Ayer mismo, su antigua ministra de Cooperaci¨®n, Clare Short, revel¨® que los servicios brit¨¢nicos hab¨ªan espiado a Kofi Annan antes de la guerra y grabado conversaciones en su despacho de Nueva York. Sin desmentirlo totalmente, Blair se limit¨® a afirmar su "total respeto" hacia al secretario general de la ONU.

Las acusaciones de Short resultan m¨¢s cre¨ªbles despu¨¦s de que la justicia brit¨¢nica se hubiera visto obligada, por razones "inadecuadas de explicar", a retirar los cargos contra Katharine Gun, una joven traductora de chino del centro de escuchas del Gobierno, que revel¨® que el Reino Unido hab¨ªa espiado a varias delegaciones del Consejo de Seguridad en Nueva York. Gun acept¨® desde un principio haber sido la fuente de esta filtraci¨®n, que, afirma, realiz¨® por una cuesti¨®n de conciencia para evitar que su pa¨ªs cometiera una ilegalidad al atacar a Irak sin una resoluci¨®n suficiente del Consejo de Seguridad, y contrarrestar los esfuerzos de EE UU de socavar este ¨®rgano central. A las mentiras sobre la amenaza de las armas de destrucci¨®n masiva se a?aden estos esc¨¢ndalos. Pero las trampas para la guerra van a seguir persiguiendo a Tony Blair durante tiempo. Suerte tiene de no contar con una oposici¨®n pol¨ªtica, pues las voces m¨¢s cr¨ªticas est¨¢n en su partido.

Mientras, en Espa?a, como ya empieza a ser preocupantemente habitual, el Gobierno y sus instrumentos de propaganda miran para otro lado. Pero las preguntas permanecen. No son las mismas que en Londres, pero est¨¢n cerca. ?Qu¨¦ informaci¨®n proporcion¨® el CNI al Gobierno sobre las armas de destrucci¨®n masiva? ?Qu¨¦ valoraci¨®n legal sobre la guerra dieron los servicios jur¨ªdicos del Ministerio de Asuntos Exteriores u otros ¨®rganos del Estado? La ciudadan¨ªa tambi¨¦n aqu¨ª merece respuestas.