El Hermitage inaugura una nueva sede en Amsterdam
El museo de San Petersburgo tiene filiales en Londres y Las Vegas
La filial holandesa del Museo Hermitage de San Petersburgo abri¨® sus puertas el s¨¢bado al p¨²blico en su nueva sede de Amsterdam con una muestra dedicada al Oro griego, una selecci¨®n de joyas fechadas entre los siglos VI y II antes de Cristo y halladas por arque¨®logos rusos en el mar Negro en los siglos XIX y XX. Es la tercera vez que la sala rusa sale al exterior, tras las aventuras de Londres y Las Vegas.
La iniciativa del Hermitage de San Petersburgo de abrir una nueva sede en Amsterdam confirma el car¨¢cter itinerante de las grandes colecciones, y algo m¨¢s: la voluntad de este museo de convertirse en uno de los centros de arte mundiales por excelencia, tambi¨¦n en el extranjero.
Las coronas de laurel, brazaletes, pendientes y collares de filigrana del Oro griego forman parte del centenar de piezas tra¨ªdas de las "c¨¢maras del tesoro" del Hermitage ruso, dedicadas a exponer joyas. Los laureles se colocaban en las cabezas de los muertos, pero ten¨ªan adem¨¢s usos ceremoniales, como las procesiones o las competiciones de todo tipo. La precisi¨®n y finura de las decoraciones del resto de los trabajos demuestra la calidad de los orfebres griegos y la importancia atribuida a los adornos que se utilizaban en vida. Hay cuernos para beber, cadenas que se llevaban en grupos de dos o tres ajustadas al cuello, pulseras con cabezas de le¨®n y colgantes con relieves mitol¨®gicos, como el dedicado a las nereidas (ninfas marinas con torso de mujer y cola de pez).
El conjunto brilla sin duda en el interior del edificio Neerlandia, la avanzadilla del futuro Hermitage de Amsterdam que estar¨¢ listo en el a?o 2007 y tendr¨¢ una superficie de 4.000 metros cuadrados. Abierto en el Amstelhof, un antiguo asilo del siglo XVII, su restauraci¨®n ha devuelto a la capital holandesa una de las construcciones m¨¢s se?aladas de la arquitectura nacional del Siglo de Oro. La sencillez externa tal vez no le haga justicia, porque la fachada carece de excesos ornamentales. Pero su emplazamiento a la orilla del r¨ªo Amstel, que cruza la ciudad, y la singularidad de las muestras que albergar¨¢, ninguna de las cuales repetir¨¢ obras de artistas incluidos en los cat¨¢logos de los museos metropolitanos, asegura la afluencia de visitantes.
Para Amsterdam, la llegada del Hermitage refuerza los lazos que la unen con San Petersburgo. Las dos ciudades son apodadas "Venecia del Norte" y el Hermitage ruso posee obras de Rembrandt, m¨¢s de 20 cuadros, y otros maestros nacionales adquiridas por el zar Pedro el Grande (1682-1725). La sala cuenta asimismo con una soberbia colecci¨®n de pinturas holandesas y flamencas del siglo XVII, adem¨¢s de las mejores piezas de arte franc¨¦s despu¨¦s del Louvre. Sin olvidar que el propio zar orden¨® la construcci¨®n de barcos en los Pa¨ªses Bajos y pens¨® en los canales de Amsterdam al encargar los planos de San Petersburgo.
Aventuras externas
Si el enlace holand¨¦s est¨¢ claro, la relaci¨®n con Londres y Las Vegas no parece tan di¨¢fana. Sin embargo, las razones del Hermitage para asentarse all¨ª se explican con cifras. En el apartado meramente econ¨®mico, cuenta la restauraci¨®n del museo ruso con las reservas que le van llegando desde sus aventuras externas. En el caso de Amsterdam, recibir¨¢ un euro por cada entrada vendida. Ya en 1994 la Fundaci¨®n holandesa Amigos del Hermitage plane¨® una campa?a para renovar dos salas rusas que ten¨ªan filtraciones. Una empresa, por cierto, a la que no fue ajeno el actual director del Hermitage de Amsterdam, Ernst Veen. Con el tiempo quedar¨ªa vacante el asilo, para cuya renovaci¨®n se han asegurado 39 millones de euros procedentes, entre otros, de la loter¨ªa nacional y las arcas municipales y provinciales.
El lado art¨ªstico suma tambi¨¦n argumentos de peso. Seg¨²n Mikhail Piotrovsky, director en San Petersburgo, la colecci¨®n ya no puede ampliarse m¨¢s. Como su museo cuenta con cerca de tres millones de obras de las cuales s¨®lo puede exhibir unas 65.000, lo l¨®gico es sacar piezas de los dep¨®sitos.
Al Oro griego le seguir¨¢ en septiembre en Amsterdam una muestra m¨¢s ¨ªntima sobre los ¨²ltimos zares, Nicol¨¢s y Alejandra (en su origen, el Hermitage se dedic¨® a albergar la colecci¨®n privada de la familia imperial rusa). Objetos cotidianos, correspondencia, pinturas, fotos y obras de arte a?adir¨¢n una nota personal a la tr¨¢gica historia de la pareja y de sus cinco hijos, asesinados por los bolcheviques en 1918. Para marzo de 2005 se prepara la llegada de los pintores venecianos, con lienzos de Tintoretto, Guardi, Ti¨¦polo y Canaletto. Holanda cuenta hoy con pocos ejemplos de esta escuela italiana de la calidad que ser¨¢ presentada. El nuevo Hermitage llega en un momento en que los dos grandes referentes de Amsterdam, el Rijksmuseum y el Stedelijk, est¨¢n en obras.
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