Estrategias de destrucci¨®n
Toda la capacidad de insulto y de descalificaci¨®n acumulada en los ¨²ltimos diez a?os por el PP y sus compa?eros de viaje para eliminar a sus contrincantes se ha concentrado y dirigido estas semanas contra Josep Llu¨ªs Carod Rovira. No se conforman con que haya asumido su responsabilidad pol¨ªtica dimitiendo como conseller en cap de la Generalitat, dejando as¨ª un Gobierno de coalici¨®n que no hubiera sido posible sin su decisi¨®n y la de sus compa?eros de ERC. El PP practica contra ¨¦l las estrategias de destrucci¨®n que tanta rentabilidad electoral le hab¨ªan dado chantajeando al PSOE hasta conseguir decapitarlo, logrando que los socialistas enviaran a la jubilaci¨®n a docenas de dirigentes experimentados cuando estaban en plena vida pol¨ªtica, con diez o quince a?os menos que los que hoy tiene John Kerry, el aspirante dem¨®crata a la presidencia de los EE UU.
Se explica el car¨¢cter de sus ataques por el hecho de que las elecciones auton¨®micas, despu¨¦s de cuatro a?os de mayor¨ªa absoluta en el conjunto del Estado, hayan vuelto a demostrar que el PP no tiene sitio en Catalu?a, evidenci¨¢ndose una vez m¨¢s que existe all¨ª un espacio nacional diferenciado, capaz de resistir pac¨ªficamente a su agresiva dial¨¦ctica maniquea. Con la voluntad de Carod Rovira, junto con el atrevimiento democr¨¢tico y catalanista de Maragall y la acreditada predisposici¨®n de Joan Saura, no s¨®lo se form¨® un gobierno nacional innovador, votado por la mayor¨ªa de los catalanes, sino que abri¨® tambi¨¦n una v¨ªa de trabajo pol¨ªtico para una convivencia plurinacional en el Estado, abierta a Europa y al mundo.
Adem¨¢s, despu¨¦s de las desgraciadas peripecias de la Asamblea de Madrid, sin la decisi¨®n de ERC el PSC no estar¨ªa gobernando en Catalu?a, el PP habr¨ªa dado por derrotado a Zapatero y la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica espa?ola considerar¨ªa como inevitable la victoria autoanunciada de los seguidores de Aznar en las elecciones del 14 de marzo. Esquerra Republicana pudo leg¨ªtimamente favorecer una coalici¨®n nacionalista con CiU que, en espera de ser igualmente atacada, era m¨¢s deseada por el PP por suponer la ca¨ªda de Maragall y poder ser interpretada como un anuncio de la derrota del PSOE. En el horizonte del 14 de marzo, con los ataques a Carod, y a Maragall, el PP quiere recuperar frente a los socialistas el terreno electoral estatal que acaba de perder en Catalu?a.
Por todo esto, si no se conociese la larga subordinaci¨®n del PSOE a la ideolog¨ªa uniformista del PP sobre las instituciones y la cultura del Estado, resultar¨ªa sorprendente que la derecha haya estado tan bien acompa?ada por ellos en la descalificaci¨®n brutal y en el af¨¢n destructivo de la figura pol¨ªtica de Josep Llu¨ªs Carod. Entre los socialistas del PSOE -mas all¨¢ del juicio objetivo de las motivaciones y los resultados de la entrevista entre el conseller en cap y ETA- se extremaron las descalificaciones personales, proferidas a veces incluso por personas que a¨²n hoy, despu¨¦s de haber transcurrido tantos a?os desde el momento en que cometieron sus errores pol¨ªticos, ven c¨®mo su capacidad para recuperar una responsabilidad de gobierno o mantener su libertad de expresi¨®n se ve anulada o reducida en contra de todo derecho ciudadano y constitucional. Lo hacen, dicen, desde la presunci¨®n de que la reuni¨®n de Perpi?¨¢n puede ser causa de que el PSOE no obtenga el resultado necesario para gobernar en Madrid despu¨¦s del 14 de marzo. Parecen no tener en cuenta que sin el apoyo de ERC a la presidencia de Maragall, el PP estar¨ªa ya, en plena campa?a electoral, utilizando toda su artiller¨ªa intoxicadora para buscarles a los socialistas un nuevo candidato para dentro de cuatro a?os.
No estar¨ªa el PSOE en mejor posici¨®n para gobernar en Espa?a si no se hubiera formado el Gobierno tripartito en Catalu?a. Peor estar¨ªa a¨²n si Maragall -por fortuna, uno de los supervivientes de aquel grupo de dirigentes socialistas- hubiese cedido expulsando de su Gobierno a los representantes del partido decisivo en su elecci¨®n. Si se hubiera sometido a las presiones imperativas recibidas tratando de romper la coalici¨®n, habr¨ªa perdido todo su cr¨¦dito en Catalu?a y tambi¨¦n ante una parte crucial de la sociedad espa?ola. En el momento de la formaci¨®n de su Gobierno, y con la actitud serena mostrada para solucionar la crisis derivada de la entrevista con ETA y del deleznable uso de ella por el Gobierno del PP, Maragall y Carod, sucediendo al admirable presidente Pujol, demostraron la talla pol¨ªtica singular y la convicci¨®n democr¨¢tica nacional que son patrimonio de las fuerzas pol¨ªticas catalanas. Aquellos que llegaron incluso a exigir la ruptura de la coalici¨®n pretendiendo subordinar el ejercicio del Gobierno de Catalu?a a la posibilidad de que el PSOE pueda gobernar en el Estado, parecen no comprender esta realidad.
Despu¨¦s de muchos a?os de esfuerzo e inteligencia pol¨ªtica y de haber sido el autor determinante de un Gobierno esperanzador frente al cainismo de Aznar y de su partido, Carod pag¨® su error con el abandono de una responsabilidad que colmar¨ªa la ambici¨®n de cualquier dem¨®crata que, como ¨¦l, aspire al autogobierno de su naci¨®n. Hizo ese sacrificio y no debe hacer otro. Carod no puede aceptar ning¨²n chantaje, y Esquerra Republicana de Catalunya, tampoco. Ni ser¨ªa aceptable esto para Catalu?a ni lo ser¨ªa para todos nosotros. Resultar¨ªa adem¨¢s in¨²til, pues no satisfar¨ªa la voracidad destructiva de los populares y de sus amigos. El PP acaba de identificar a ERC con ETA, diciendo que el conseller en cap de ERC con Maragall anuncia otro conseller en cap de ETA en el Gobierno presidido por Ibarretxe. Lo que dijo Garc¨ªa Valdecasas supone ya tomar al pie de la letra esa propuesta tan grave como absurda. Habiendo llegado a estos extremos, cu¨¢l no ser¨ªa la siguiente exigencia del PP si para evitar la histeria, cediendo ante propuestas imperativas contrarias a las reglas constitucionales, los partidos de Maragall y Carod hubieran roto la coalici¨®n que sostiene al Gobierno democr¨¢tico de la Generalitat.
Camilo Nogueira es diputado del BNG en el Parlamento Europeo.
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