Regreso al Antiguo Testamento
Mientras Europa debate si es judeo-cristiana o greco-romana, la Administraci¨®n Bush lo tiene m¨¢s claro con su regreso al Antiguo Testamento. No el del Cantar de los Cantares, sino el del "ojo por ojo", el del b¨ªblico dicho de Rumsfel de que "la ausencia de la prueba no prueba la ausencia" y el de la doctrina guerra preventiva del Libro de Ester (8:11): "El rey facult¨® a los jud¨ªos (...) para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que pudiese venir viniese contra ellos, sus ni?os y mujeres, y apoderarse de sus bienes".
Esta visi¨®n permea American Dynasty, el indispensable libro de Kevin Phillips, antiguo estratega republicano en la Casa Blanca. Quiz¨¢s el autor se exceda al intentar probar la tesis de la dinast¨ªa, incluso en las "dificultades con el servicio militar de tres generaciones de Bush". Pero es uno de los libros con m¨¢s informaci¨®n sobre lo que significa no ya este George Bush, 43? presidente, sino toda la saga familiar y sus relaciones por cuatro generaciones con el mundo del petr¨®leo, el mundo visto a trav¨¦s del petr¨®leo, y el sector de los armamentos y de los servicios secretos. Es decir, la culminaci¨®n de aquel "complejo industrial-militar" contra el que alert¨® Einsenhower. Por estas p¨¢ginas desfilan Enron, Halliburg, y la privatizaci¨®n de la guerra propugnada y ejecutada por Cheney desde sus cargos en el sector p¨²blico y el privado.
El libro refleja la madeja entretejida por Bush con el fundamentalismo religioso y la mayor¨ªa moral, a la que intenta dar nueva vida con la propuesta de enmienda a la Constituci¨®n para prohibir los matrimonios entre homosexuales, cuesti¨®n que les puede rebotar a los dem¨®cratas en la cara. Las elecciones de noviembre, hoy por hoy abiertas en un pa¨ªs tan dividido como hace cuatro a?os, se pueden jugar sobre pocos votos. Entre otros, seg¨²n Phillips, los de los cuatro millones de cristianos evang¨¦licos que no votaron en 2000, de los que ha hablado Karl Rove, el estratega pol¨ªtico del actual presidente. Bush padre encomend¨® a su hijo el contacto con ¨¦stos grupos en un pa¨ªs en el que la mitad de la poblaci¨®n es fundamentalista cristiana. El padre perdi¨® en 1992, pero el hijo logr¨® en esos colectivos una decisiva plataforma para su propia elecci¨®n en 2000, incluso con m¨¢s votos de estos sectores que su abuelo Reagan. Bush ha logrado, seg¨²n Phillips, "unir en la misma persona la cabeza de la Derecha Religiosa y la de presidente de EE UU". Es un paso sin precedentes en ese pa¨ªs, un reflejo del cambio socio-religioso de los ¨²ltimos a?os con el marcado crecimiento de los evang¨¦licos y pentecostalistas, frente a la regresi¨®n del episcopalianos y los metodistas que representaba el 41? presidente.
El historiador McDougall, citado por Phillips, habl¨® en 1995 de dos fases en la historia de EE UU como Estado cruzado: la "Am¨¦rica del Antiguo Testamento" (defensiva y dura) de 1783 a 1898, y la del Nuevo Testamento, m¨¢s proselitista y generosa. Bush y estos republicanos representan este regreso al Antiguo Testamento que el presidente cita muy a menudo, y a¨²n m¨¢s tras el 11-S por el que, seg¨²n confidencias a amigos -asegura Phillips- "se sinti¨® elegido por Dios para dar conducir a la naci¨®n en su respuesta a este ataque".
Eso es nuevo. No lo es que EE UU se sienta como "pueblo elegido" o un "nuevo Israel". Seg¨²n algunas encuestas, 55 % de los votantes de Bush creen en un segundo advenimiento y que el mundo acabar¨¢ en un Armaged¨®n (en ingl¨¦s se suele usar el nombre hebreo del lugar, mientras que en castellano se utiliza el de Apocalipsis, por el libro; y esto es del Nuevo Testamento, pero de su parte m¨¢s dura) entre Cristo y el Anticristo. Bush cita a menudo Armaged¨®n en sus discursos. De castigo y venganza, m¨¢s que de perd¨®n, trata este nuevo republicanismo que habla de "compasi¨®n"... para que la ejerzan las organizaciones caritativas, no el Estado.
aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.