Caso 3371: resuelto 14 a?os despu¨¦s
El jefe de Homicidios de Madrid cierra una de sus 'espinas clavadas', un asesinato que ¨¦l mismo investig¨® en 1990
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Sobre la mesa del despacho de Aurelio de la Fuente descansa estos d¨ªas una carpeta de cartulina marr¨®n, de unos tres dedos de grosor, atada con una goma, abierta y cerrada mil veces por distintas manos hasta deshacerse por los bordes. Est¨¢ etiquetada como "Caso Donoso. 1990". Aurelio de la Fuente es el jefe de la Secci¨®n de Homicidios de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid, y comenz¨® a meter papeles en esa carpeta hace 14 a?os, todos con la rese?a "Expte.: 3371". Esta semana la ha vuelto a abrir, espera, por ¨²ltima vez.
Ah¨ª estaban decenas de papeles amarillentos, copias en papel carb¨®n de informes escritos a m¨¢quina por ¨¦l mismo. "Este trabajo te deja espinas clavadas", comenta, ante el retrato robot del asesino del empresario Javier Donoso Bosqued, degollado en su propia cama en la noche del domingo 18 de febrero de 1990. Hasta 2002, ¨¦sa fue su ¨²nica pista sobre el aspecto del asesino. Ahora, junto a ellos hay una fotograf¨ªa de Jos¨¦ Carlos A. R., de 35 a?os, y de la huella del dedo ¨ªndice derecho que lo delat¨®.
El detenido guarda un gran parecido con su retrato robot, doce a?os m¨¢s joven que ¨¦l
La noche del lunes 19 de febrero de 1990, Aurelio de la Fuente acudi¨® a la escena de un crimen en el n¨²mero 12 de la calle Orense como inspector del Grupo 10 de Homicidios de Madrid. "El apartamento estaba ordenado y el cad¨¢ver sobre la cama con un albornoz. Hab¨ªa mucha sangre y estaba lleno de lesiones y se?ales de defensa", recuerda ahora De la Fuente. El m¨®vil del robo fue descartado inmediatamente. "Hab¨ªa dos millones de pesetas en efectivo en un armario, repartidos en varios cajones. Tambi¨¦n estaban las joyas", relata. "La memoria disminuye, pero los casos que no has conseguido resolver son los que recuerdas con m¨¢s detalle".
La principal preocupaci¨®n en estos casos "es que no exista ninguna relaci¨®n entre asesino y v¨ªctima". En la escena del crimen se recogieron unas 50 huellas dactilares distintas, que poco a poco se atribuyeron a personas del entorno de la v¨ªctima. Fueron identificadas y descartadas todas menos una, sin identificar. Gracias a los testigos hab¨ªan establecido un perfil de la ¨²ltima persona que vio a Donoso con vida. Era un hombre joven al que hab¨ªa invitado a su casa a tomar una copa. Precisamente la huella desconocida era reciente y estaba en un vaso y una botella.
Tambi¨¦n hab¨ªa otra pista. La v¨ªctima llevaba unos calzoncillos que no eran suyos y de ah¨ª se recogieron unos pelos que fueron analizados y guardados, pero por entonces los an¨¢lisis de ADN eran ciencia-ficci¨®n. Asesino y v¨ªctima se hab¨ªan conocido esa misma noche y no hab¨ªa relaci¨®n entre ellos: la investigaci¨®n estaba parada. Pero dice De la Fuente que "nunca se pone punto final a un caso. Se pone punto y seguido".
Poco a poco, otros casos distrajeron a la Secci¨®n de Homicidios. Pasaron los a?os y "cambiaron los agentes, los jueces y los oficiales de los juzgados". ?l mismo cambi¨® de destino. Tambi¨¦n "los testigos fueron perdiendo memoria".
Pero en 2002, de nuevo en Homicidios, De la Fuente recibi¨® una llamada de la Polic¨ªa Cient¨ªfica con una historia familiar. Las huellas del caso Donoso ten¨ªan due?o. La Guardia Civil hab¨ªa detenido por conducir borracho a Jos¨¦ Carlos A. R., de 35 a?os. No ir¨ªa a la c¨¢rcel por las copas de esa noche, pero s¨ª por las que se hab¨ªa tomado 12 a?os antes. Al rese?ar sus huellas y cotejarlas en el Servicio Autom¨¢tico de Identificaci¨®n Dactilar (SAID), resultaron ser las de la persona que Donoso Bosqued conoci¨® la noche en que muri¨®. Esta semana pasada lo detuvieron en Getafe.
Desde entonces, junto a los documentos antiguos del expediente, agrupados en sobres de papel de estraza con anotaciones en los bordes, hay informes impresos desde ordenador y fotos digitalizadas, como en una exposici¨®n de la evoluci¨®n de los medios policiales en la ¨²ltima d¨¦cada. Hoy se sabe que en el pelo hay ADN, y que aquellos pelos eran tambi¨¦n del detenido. Su foto policial guarda un gran parecido con su retrato robot, 12 a?os m¨¢s joven.
En el interrogatorio, De la Fuente comprob¨® que "¨¦l tambi¨¦n ten¨ªa una cuenta pendiente". Habl¨® como si el crimen hubiera sido anteayer. "Recordaba el nombre de la v¨ªctima, d¨®nde hab¨ªa dejado el arma y varios detalles muy puntuales de los hechos".
Las espinas clavadasde los profesionales de Homicidios no son f¨¢ciles de llevar. "Siempre tienes un peso en tu conciencia", confiesa De la Fuente, "cuando has puesto todo el esfuerzo posible y s¨®lo llegas a una convicci¨®n moral de qui¨¦n es el asesino, pero sin indicios para imputar a nadie".
Aurelio de la Fuente atribuye el m¨¦rito de este caso al Grupo V de Homicidios, que depende de ¨¦l, y que ha armado un puzzle de datos que acumulaban polvo desde hac¨ªa 12 a?os. Tambi¨¦n es m¨¦rito del trabajo de la Polic¨ªa Cient¨ªfica en la escena del crimen. "?sta es la prueba de un buen trabajo. Cuando una investigaci¨®n est¨¢ bien hecha desde el principio, da igual retomarla 12 d¨ªas despu¨¦s o 12 a?os, que se puede terminar".
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