Las bajas temperaturas de estos d¨ªas obligan a habilitar en Bilbao un front¨®n como albergue para indigentes
Las temperaturas han alcanzado cotas tan bajas en los ¨²ltimos d¨ªas que hasta los indigentes m¨¢s reacios a la disciplina se dirigen a cobijarse todas las noches al front¨®n de la calle Esperanza de Bilbao para dormir bajo techo. El pasado 12 de enero, el ¨¢rea de Acci¨®n Social del Ayuntamiento de Bilbao habilit¨® y abri¨® el recinto como medida de emergencia ante las temperaturas invernales que ya se barruntaban, y tras obtener el consentimiento de los vecinos de la zona. Desde entonces, una media diaria de 35 personas, el 70% de ellas hombres, duerme sobre una esterilla y bajo una manta en ese recinto. Dos de esos hombres reciben el calor extra de sus inseparables perros.
El azar ha hecho posible que el nombre por el que siempre ha sido conocido el front¨®n bilba¨ªno coincida con lo que m¨¢s necesitan los que noche tras noche, desde hace siete semanas, acuden a albergarse del amenazante fr¨ªo, esperanza.
Cuando los relojes cercanos de la estaci¨®n del Metro del Casco Viejo y de la parroquia de San Nicol¨¢s, en El Arenal, marcan las diez de la noche, un grupo de personas sin hogar, acostumbrados a la dureza de la calle, se dirigen a recoger su peque?o bagaje para pasar la noche. Algunos miran de soslayo, acostumbrados a las miradas torvas; otros murmuran un juramento cualquiera para conjurar el fr¨ªo helador y su maldita suerte. Son hombres y algunas mujeres que arrastran consigo historias de alcohol, drogas o exclusi¨®n social.
"Lo que hay es insuficiente. Con el front¨®n disponemos de unas 100 plazas, que es el n¨²mero de gente que calculamos est¨¢ en la calle. Tambi¨¦n, derivamos unas 20 personas diariamente a pensiones", dice Jon Sustatxa, responsable del ¨¢rea de Acci¨®n Social.Las personas que acuden al front¨®n La Esperanza forman parte de ese centenar de individuos que s¨®lo interrumpen su deambular callejero habitual para acercarse a uno de los cuatro comedores sociales de la capital vizca¨ªna o pernoctar en Hontxa, Lagun Artean o en el albergue de Elejalde, centros de acogida a los que hay que a?adir ahora el del front¨®n.
Del total de los que pernoctan en este lugar, unos 25 lo hacen de manera itinerante y el resto es fijo. "Tenemos controlados a unos 70", se?ala el edil, Jon Sustatxa. Noche tras noche, entregan el n¨²mero que se les adjudic¨® el primer d¨ªa y que les sirve para recoger una s¨¢bana desechable y una esterilla. Dos trabajadoras sociales y un educador de calle atienden a los hu¨¦spedes del peculiar hotel La Esperanza en horario de diez de la noche a siete y media de la ma?ana. A esa hora, queda vac¨ªo el recinto hasta la noche siguiente y los desalojados empiezan su rutina diaria de comedor en comedor o de banco en banco, en los casos m¨¢s perdidos
La experiencia est¨¢ siendo buena, seg¨²n el concejal. "Hasta la fecha, no ha habido ning¨²n incidente y tampoco ha habido quejas de los vecinos. Al principio, hubo cierta oposici¨®n pero llegamos a un acuerdo con el consejo de distrito de Ibaiondo [el que comprende los barrios de la zona] y todo est¨¢ funcionando bien", explica.
Vigilancia
Durante las tres primeras semanas de funcionamiento de este refugio improvisado, una patrulla de la Polic¨ªa Municipal vigilaba cada noche de manera permanente la puerta de acceso. Sin embargo, la ausencia de problemas ha propiciado que actualmente s¨®lo patrulle un coche de agentes. Los que s¨ª contin¨²an ojo avizor de manera obligada son los dos guardas jurados.
"Me gustar¨ªa insistir en una medida para paliar un problema que era necesario resolver con urgencia, pero que no es la soluci¨®n definitiva", incide Sustatxa. La intenci¨®n del ¨¢rea municipal es elaborar un programa integral con el fin de facilitarles el acceso a los distintos servicios a trav¨¦s de una ventanilla ¨²nica. Es decir, que puedan utilizar los comedores sociales, los centros de noche y las tiendas de Eko-ropa (ropa a precios muy bajos) por medio de alguna tarjeta o sistema com¨²n, que ahorre gestiones innecesarias y que simplifique la tarea para estas personas poco acostumbradas a horarios y reglamentaciones.
Mientras tanto, el front¨®n de La Esperanza estar¨¢ abierto hasta marzo cuando dormir a la intemperie no suponga perder la vida, al menos de fr¨ªo. Hasta ese d¨ªa, los indigentes no tendr¨¢n que elegir entre los soportales de San Nicol¨¢s, la Plaza Nueva o cualquier otro rinc¨®n donde encuentren espacio para colocar un caj¨®n o una manta.
Todos los servicios de acogida de indigentes de las localidades vascas han tenido estos d¨ªas un lleno total debido al tiempo.
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