El MoMA expone por primera vez las joyas de su colecci¨®n latinoamericana
Los fondos del museo han estado vinculados a la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos
El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) siempre ha tenido una gran colecci¨®n de arte latinoamericano, una de las m¨¢s completas del mundo. Parte de estos fondos, que raramente se han mostrado al p¨²blico por problemas de espacio y ubicaci¨®n, se pueden admirar desde hoy en el Museo del Barrio, el centro de arte latino m¨¢s importante de Nueva York. La exposici¨®n magistral condensa en 150 obras la historia art¨ªstica del continente sur. Muchas de estas piezas no se hab¨ªan visto hasta ahora, al permanecer almacenadas en unos hangares.
Otras obras, como La jungla, de Wilfredo Lam, que durante a?os presidi¨® la entrada del museo, estaban fuera de contexto. La exposici¨®n de El Barrio, que durar¨¢ hasta mediados de julio, los ha reunido por primera vez. Hecho ins¨®lito, los fondos latinoamericanos del MoMA est¨¢n muy ligados a la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. Durante y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, adquirir obras de los vecinos del Sur se convirti¨® en un arma diplom¨¢tica para ganar aliados.
Lincoln Krinstein, uno de los primeros consultores del museo que recorri¨® el continente a mediados de los a?os cuarenta para comprar obras, aprovechaba sus giras para mandar informes al Departamento de Estado sobre la situaci¨®n pol¨ªtica de los pa¨ªses que visitaba y la sensibilidad de sus l¨ªderes hacia los nazis. Durante mucho tiempo, el MoMA tampoco supo muy bien c¨®mo integrar a los artistas latinoamericanos en su colecci¨®n. El hecho de definir a un conjunto de obras, salvo las muy conocidas en EE UU, por su ubicaci¨®n geogr¨¢fica indicaba, y sigue indicando, una cierta ruptura o falta de integraci¨®n con el resto de las corrientes art¨ªsticas. La colecci¨®n latinoamericana del MoMA puede dividirse en cuatro grandes etapas. A sus inicios, en 1929, el museo ten¨ªa mucho inter¨¦s por los artistas del Sur. En 1935, Abby Aldrich Rockefeller, uno de sus fundadores, regal¨® a la instituci¨®n las obras de los tres grandes muralistas mexicanos: Diego Rivera, Jos¨¦ Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, que escenificaban en sus piezas las tradiciones populares y la revoluci¨®n mexicana. Al inicio de los cuarenta, el MoMA intensific¨® la adquisici¨®n de arte latinoamericano, en parte por el deseo de promover las buenas relaciones entre Estados Unidos y el resto del continente. En 1942, Washington cre¨® el Fondo Interamericano para adquirir obras de artistas de la regi¨®n, gracias en parte a la generosa aportaci¨®n de Nelson Rockefeller. En aquella ¨¦poca y hasta los sesenta, tres lenguajes dominaron el panorama art¨ªstico latinoamericano: una compleja forma de figuraci¨®n con artistas como C¨¢ndido Portinari y Antonio Berni, la reinvenci¨®n del surrealismo por Wilfredo Lam y Roberto Matta; en el caso de Frida Kahlo, muy marcado por im¨¢genes on¨ªricas, y un complejo lenguaje constructivista elaborado por Torres-Garc¨ªa. Al final de los a?os cincuenta, coincidiendo una vez m¨¢s con el renovado inter¨¦s de Washington por Latinoam¨¦rica, en un intento por frenar las simpat¨ªas castristas, el MoMA retom¨® una intensa campa?a de adquisiciones. La Alianza para el Progreso del Gobierno de Kennedy animaba a reforzar los lazos "econ¨®micos, sociales y culturales" con los vecinos del Sur.
El museo compr¨® obras de Botero y Marisol, maestros del estilo figurativo y sarc¨¢stico como forma de criticar las realidades sociales y pol¨ªticas. Tambi¨¦n se interes¨® por los trabajos m¨¢s geom¨¦tricos y las creaciones abstractas de Carlos Cruz D¨ªez, Julio Le Parc y Jes¨²s Rafael Soto.
A partir de los setenta, coincidiendo con la fundaci¨®n del Museo del Barrio en 1969, el inter¨¦s del MoMA empez¨® a obedecer a criterios m¨¢s est¨¦ticos. La exposici¨®n recoge esta ¨²ltima etapa en el arte conceptual de Cildo Meireles, Waltercio Caldas, Ana Mendieta, Rafael Ferrer, Eugenio Dittborn o Claudio Perna, y m¨¢s recientemente, de Gonz¨¢lez-Torres, los Carpinteros y Doris Salcedo.
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