Hait¨ª regresa al protectorado
El embajador de EE UU, James Foley, forz¨® la salida de Aristide y manda en el pa¨ªs caribe?o
Seis carros de combate yanquis y dos centenares de haitianos curiosos rodeaban ayer el Palacio Nacional de Puerto Pr¨ªncipe, nuevamente protectorado de Estados Unidos. Su embajador, James Foley, forz¨® la salida del presidente Jean Bertrand Aristide, dobleg¨® al jefe miliciano Guy Philippe, sube y baja el pulgar, y los cerca de 1.000 marines a sus ¨®rdenes son la punta de lanza del patrullaje internacional. La comisi¨®n tripartita que negocia un Gobierno de transici¨®n informa al nuevo virrey y hasta las pencas de palma le rinden cuentas.
El presidente Woodrow Wilson invadi¨® Hait¨ª en el a?o 1915 para recuperar el orden, cobrar las deudas del City Bank y enmendar el art¨ªculo constitucional que prohib¨ªa la venta de plantaciones a los extranjeros. La ocupaci¨®n termin¨® con Franklin Roosevelt dos decenios despu¨¦s. Bill Clinton la reanud¨® en 1994 con los 20.000 marines que repusieron a Jean Bertrand Aristide, derrocado tres a?os antes. Hace una semana comenz¨® el ¨²ltimo desembarco estadounidense, sin que la democracia lo haya hecho todav¨ªa. Ni los negreros franceses, ni las sucesivas intervenciones internacionales hicieron mucho por pertrecharla.
"La negociaci¨®n de una administraci¨®n no va muy bien", seg¨²n fuentes pr¨®ximas a su desarrollo. El ex senador Paul Denis, representante de la oposici¨®n; el ministro de los Haitianos en el Extranjero, Leslie Voltaire, delegado del Partido Lavalas de Aristide, y Adam Guindo, en nombre de Naciones Unidas, trabajan en la designaci¨®n de nuevas autoridades haitianas y de un sanedr¨ªn de notables. El comandante Guy Philippe permanece replegado, sin deponer las armas, los chimeres del gobernante depuesto conservan las suyas y las rondas de los marines y soldados franceses, canadienses y chilenos tratan de que nadie las utilice.
El presidente Roosevelt devolvi¨® Hait¨ª a caporales y espadones depredadores, hasta la fatal irrupci¨®n, en el a?o 1956, de dos tiranos de verdad: Fran?ois Duvalier, Papa Doc, y su hijo Jean Claude Duvalier, Baby Doc, creaturas s¨®lo posibles en sociedades primitivas y proclives al embrujamiento. El primog¨¦nito del fundador de una satrap¨ªa que rivaliz¨® en salvajismo con la dictadura del dominicano Le¨®nidas Trujillo fue investido presidente vitalicio, en el a?o 1971, con la venia de Clinton Knox, entonces embajador norteamericano en Puerto Pr¨ªncipe.
33 golpes de Estado
Treinta a?os despu¨¦s, consumado el golpe n¨²mero 33 de la historia haitiana, no es concebible un sustituto de Aristide sin la venia de James Foley. Hist¨®ricamente abocada a la intervenci¨®n, entre otras razones, para evitar la masiva llegada masiva de boat people a las costas de Florida, la Casa Blanca deber¨¢ estacionar a sus marines en Hait¨ª durante un periodo relativamente largo. La cesi¨®n y el di¨¢logo constructivo son ajenos a la cultura de los partidos, empresarios, jefes de pandilla y sindicatos que pugnan otra vez en la porci¨®n occidental de la isla La Espa?ola.
La misi¨®n internacional no es cosa de d¨ªas si sus promotores quieren cumplir la meta trazada por el secretario general de la ONU, Kofi Annan: "Espero que en esta ocasi¨®n no se tratar¨¢ s¨®lo de estabilizar la situaci¨®n, sino de ayudar a los haitianos a largo plazo para recomponer las piezas de su pa¨ªs y construir uno estable". La pacificaci¨®n callejera es esencial para ulteriores avances.
La Infanter¨ªa de Marina internacional, en uniforme de combate y fusiles M-16, recorre tramos cortos de algunos barrios de Puerto Pr¨ªncipe, entre la indiferencia y curiosidad de los vecinos, ocupados en el comercio ambulante y la supervivencia. M¨¢s del 80% vive en la pobreza o la miseria. Desganados agentes de la polic¨ªa gubernamental comparten el patrullaje. Los tiroteos y choques entre facciones o bandoleros son espor¨¢dicos en una ciudad que, poco a poco, recobra su ca¨®tica normalidad. Los pocos nacionales con cuentas en los pocos bancos disponibles de la capital se agolpaban ayer antes sus puertas.
El comit¨¦ tripartito que designar¨¢ un consejo de diez representantes de los diversos sectores de la sociedad haitiana, que se encargar¨¢ de integrar un Gobierno de unidad nacional, deber¨¢ evitar que lo presida alguien parecido a sus antecesores. Desde los generales independentistas de la primera rep¨²blica negra de Am¨¦rica hasta el padre Aristide, todos sucumbieron a los fastos del poder y sobre el lomo de sus compatriotas resta?¨® un l¨¢tigo m¨¢s doloroso que el colonial franc¨¦s.
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