La demagogia identitaria
Tomo prestada como t¨ªtulo de esta nota una expresi¨®n que utiliza mi amigo Paolo Flores d'Arcais en su ¨²ltimo libro, El soberano y el disidente: la democracia tomada en serio, reci¨¦n aparecido en Italia y que ser¨ªa bueno ver pronto traducido en Espa?a. As¨ª rentabilizo, adem¨¢s, otro poco una breve estancia en Roma -entre soles lluviosos e inopinados granizos con cielo azul- para participar en un congreso internacional sobre las perplejidades y a veces conflictos motivados por las identidades nacionales en la Europa actual. Se oyeron cosas muy interesantes en esa reuni¨®n y me he tra¨ªdo la moleskine atiborrada de apuntes sustanciosos para ir rumiando en los pr¨®ximos meses.
Gianni Vattimo, que parafraseando el ritornello de una canci¨®n muy popular hace d¨¦cadas comenz¨® diciendo "la identit¨¤ me fa male!", explic¨® que la biograf¨ªa de cada uno de nosotros est¨¢ formada a base de superar nuestras identidades pasadas y adquirir otras que las subsumen, aunque sin cancelarlas. Tales identidades se establecen siempre frente a otras posibles (eligiendo, pero tambi¨¦n descartando), lo cual no implica necesariamente hostilidad. A su juicio, la identidad com¨²n que hoy buscan los europeos deber¨ªa consistir en mantener lo espec¨ªficamente social de nuestros Estados frente al modelo americano, mientras aspiramos a un mundo eficazmente multipolar m¨¢s que a un cosmopolitismo sin ning¨²n tipo de fronteras. Insisti¨® en esta l¨ªnea Giacomo Marramao, reivindicando un "universalismo de la diferencia" y el asentamiento de un espacio p¨²blico y social para toda la UE que deber¨ªa ser la consagraci¨®n constitucional de la Carta de Derechos Fundamentales propuesta en Niza. Se?al¨® que es posible una Constituci¨®n ¨²nica sin un Superestado, lo mismo que una moneda ¨²nica pese a que cada pa¨ªs conserve su propio banco central. Peter Sloterdijk advirti¨® contra una creciente "deseuropeizaci¨®n" del mundo, favorecida por la nueva Administraci¨®n USA (lo que me hizo recordar que ya Emmanuel Todd apunt¨® la voluntad norteamericana de disminuir la influencia europea en Oriente Pr¨®ximo como una de las causas verdaderas de la guerra de Irak) y por el auge imparable de China. Despu¨¦s, durante la comida, Sloterdijk me expuso que terrorismos etnicistas como el de ETA suponen la visi¨®n unilateral "heroica" de los pioneros ("esta tierra es nuestra porque fuimos los primeros en llegar"), retr¨®grada frente al tiempo actual de la multilateralidad poli¨¦tnica en que ya viven efectivamente las sociedades que pretenden emancipar por la fuerza.
Aunque no particip¨® en el coloquio romano, tambi¨¦n en el libro antes mencionado Flores d'Arcais habla de "las aventuras de la identidad". Seg¨²n su an¨¢lisis, uno de los obst¨¢culos que hoy encuentra la democracia "tomada en serio" es la demagogia de las identidades grupales de toda ¨ªndole (¨¦tnicas, nacionales, religiosas, sexuales, ling¨¹¨ªsticas, etc¨¦tera) cuando se absolutizan frente a la ciudadan¨ªa compartida, en nombre de la exaltaci¨®n de la individualidad. A su juicio, esta radicalidad reivindicativa irresponsable no reafirma a los individuos-ciudadanos, sino que, por el contrario, lleva a cabo una despolitizaci¨®n devastadora de la pol¨ªtica misma en que deben ejercer su condici¨®n de tales. La pertenencia a tales identidades, que subsume la voluntad de cada cual en la ebriedad de lo comunitario, se convierte en una especie de "conformismo" antisistema que bloquea la participaci¨®n en la gesti¨®n de lo p¨²blico. "Se busca la identidad -dice Flores d'Arcais- como anta?o el alma gemela: para conjurar un vac¨ªo, un miedo, una soledad. Una ausencia: para sustituir la dotaci¨®n de sentido prometido por una ciudadan¨ªa negada". Porque la hipertrofia de las identidades disgregadoras viene abonada por la disminuci¨®n efectiva de los derechos ciudadanos constitucionales en sociedades en las que todo (desde la educaci¨®n a la sanidad, pasando por las comunicaciones y la informaci¨®n) se privatiza y luego pasa a manos olig¨¢rquicas...
M¨¢s all¨¢ de las objeciones y comentarios que se me vinieron a las mentes en cada caso, inevitablemente proces¨¦ todas estas sugerencias en clave de actualidad hisp¨¢nica. Porque aqu¨ª -es decir, en el pa¨ªs m¨¢s descentralizado de la UE, en el que la autonomizaci¨®n parece ya el primer paso hacia la atomizaci¨®n- no se sabe qu¨¦ asombra m¨¢s, si la radicalizaci¨®n del enfrentamiento identitario ¨¦tnico y nacionalista (el religioso, anta?o tan popular en estos pagos, ahora parece m¨¢s deca¨ªdo) o la negativa de mucha gente ilustre a tomarlo en serio, ni siquiera en ocasiones a reconocerlo. La doctrina oficial de la correcci¨®n que no piensa establece lo siguiente: a) como el Gobierno y el PP utilizan de modo sectario el tema de la unidad de Espa?a y del terrorismo (lo hacen, y con abuso), no existe el problema de la unidad del pa¨ªs y el terrorismo ya es cosa del pasado, desvanecido por arte de magia y sin arte ni parte de la pol¨ªtica gubernamental; b) como el Gobierno y el PP se ceban en el turismo filoetarra de Carod Rovira (lo hacen, como no pod¨ªa ser menos), son unos miserables porque el susodicho Carod, ya que es evidentemente indefendible, debiera ser tambi¨¦n inatacable. Y lo mismo su partido, y tambi¨¦n el clima pol¨ªtico de exaltaci¨®n nacionalista en Catalu?a que le impuls¨® a realizar su gui?o a los incomprendidos muchachos de ETA. El colmo de esta doctrina son las glosas a la estupenda actuaci¨®n policial que nos libr¨® de un comando etarra cargado con media tonelada de explosivos: para unos es un gesto electoralista; para Azc¨¢rraga, quiz¨¢ un montaje policial, y para el sorprendente Anasagasti, la prueba de que, como ETA no se hace presente en la campa?a electoral, el PP se empe?a en sacarla de la caja de los truenos. Y Madrazo, vete a saber lo que dir¨¢.
Nada, que vivimos en un mundo sin m¨¢s problemas ni amenazas que los causados por la derecha. Aqu¨ª no hay m¨¢s lobo que quienes gritamos "?cuidado con el lobo!". Es lo que asegura, por ejemplo, Juan Aranzadi, felizmente recuperado de su coma, que ha durado m¨¢s de veinte a?os (aunque esos traumas suelen dejar como secuela lesiones cerebrales y a veces el interesado es el ¨²ltimo en enterarse). A Aranzadi le sorprenden supuestos cambios ideol¨®gicos acaecidos durante su letargo, pero no la propia quiebra de ETA, hoy evidentemente capitidisminuida pese a que dista mucho de haberse despedido de escena. Claro que si durante los ¨²ltimos 20 a?os todos hubi¨¦semos estado en coma, o en punto y aparte, o hubi¨¦semos tirado el escudo haci¨¦ndonos los locos o los Arqu¨ªlocos, puede que no hubiera sido Carod quien hubiese visitado ayer a Mikel Antza, sino Mikel Antza quien se habr¨ªa presentado ante Carod... En fin, que preocuparse es signo de rendici¨®n ante el conservadurismo.
?Puedo empecinarme en mi inquietud? El problema no es la cuesti¨®n esencialista de la unidad de Espa?a, sino c¨®mo quedan con todos estos achuchones diferencialistas los derechos ciudadanos de los espa?oles. ?Siguen siendo mi voto y mi voz v¨¢lidos a escala del pa¨ªs entero o debo resignarme a que s¨®lo tenga validez ante los jibarizados ¨ªdolos de la tribu que me toca en suerte regional? ?Se ven as¨ª mejor protegidos y garantizados mis derechos generales en el Estado del que -si no me equivoco- a¨²n formo parte? ?Ser¨¢n mejor defendidos con este despedazamiento pluralizante ante los nuevos pa¨ªses que pronto se incorporar¨¢n a la UE? Y la propia Europa, ?va as¨ª mejor servida en su Carta de Derechos Fundamentales? Porque no se me va de la cabeza lo que aseguraba el prof¨¦tico Nietzsche en M¨¢s all¨¢ del bien y del mal: "El nacionalismo es la enfermedad y sinraz¨®n m¨¢s destructiva de la cultura que existe, es la neurosis nacional de la que Europa est¨¢ enferma y que perpet¨²a la divisi¨®n de Europa en peque?os estados y su peque?a pol¨ªtica".
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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