El regreso definitivo
El ex ministro socialista de Sanidad y Trabajo Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n cerrar¨¢ su carrera pol¨ªtica en Andaluc¨ªa
"Esto es como el atletismo, ver la meta da m¨¢s ganas para llegar". Habla el cabeza de lista socialista por C¨®rdoba al Parlamento, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, que el pasado lunes estaba como una moto. Hab¨ªa desayunado un caf¨¦ y media tostada con aceite y tomate y empezaba otra jornada intensa. Sus d¨ªas de campa?a amanecen a las 7 de la ma?ana y se cierran al llegar a la madrugada. "Cuando uno se hace mayor necesita cada vez menos horas de sue?o", bromea uno de sus dos colaboradores en de campa?a.
La carrera pol¨ªtica de Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n (Madrid, 1946) ha sido un viaje continuo entre Sevilla y Madrid. Dirigi¨® la Consejer¨ªa de Salud y los ministerios de Sanidad y Trabajo. Admira sobre todo a Felipe Gonz¨¢lez -lo nombra mucho- y a Manuel Chaves, gran amigo y una de las razones de su vuelta al Parlamento andaluz. De consejer¨ªas no quiere hablar, pero las apuestas dicen que tendr¨¢ responsabilidades en el Ejecutivo andaluz si el PSOE gobierna.
Este inspector de trabajo afirma que sus aspiraciones personales en pol¨ªtica est¨¢n colmadas. Dice que no echa de menos las altas esferas y s¨ª a su familia. A su mujer y sobre todo a su hijo de 16 a?os, del que confiesa que se ha perdido algo y al que quiere retomar. Sus otros dos hijos ya se independizaron. Confiesa que ser¨¢ su ¨²ltima campa?a. "?sta es la etapa de la tranquilidad", resume.
Y como busca tranquilidad, su campa?a est¨¢ echa entre amigos. Le gusta rodearse de personas cercanas. Dos colaboradores y, sobre todo amigos de toda la vida, Enrique G¨®mez y Eduardo Clavijo han pedido vacaciones en el sector sanitario de Sevilla para acompa?arle. Juntos llevan 9.000 kil¨®metros de carreteras cordobesa, 7.000 en el propio coche de Gri?an, un Nissan nuevo y c¨®modo, incluso para echar una cabezadita en un ¨¢rea de descanso, como ocurri¨® hace poco. A Gri?¨¢n le gusta descabezar la siesta en el sof¨¢, pero el tiempo justo, esos 20 minutos que a uno le dejan nuevo. El coche lo suelen llevar sus colaboradores. "?l conduce peor", bromea Enrique G¨®mez. Gri?¨¢n asegura que corre con los gastos de su campa?a, que no le pasa un recibo al partido: "La campa?a no me cuesta menos de cincuenta mil duros [suele hablar en pesetas]". Dice que no le importa.
Preparaci¨®n
Nadie le puede reprochar su preparaci¨®n en temas laborales. Ha escrito ensayos y, tras una entrevista en la emisora local de Lucena, el lunes, recibe una llamada de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, tambi¨¦n amigo. Gri?¨¢n no es un gal¨¢ctico, no est¨¢ entre los notables de Zapatero, pero se pone a escribir unas reflexiones para el candidato a la presidencia, que afronta una reuni¨®n con los sindicatos. Cuatro dedos martillean el port¨¢til. Si el PSOE fuera el Real Madrid, se podr¨ªa decir que Gri?¨¢n es de los pavones, no de los zidanes, es decir, de la cantera.
El ex ministro de trabajo es del Atl¨¦tico de Madrid a muerte. En la capital andaluza, le tiene apego al Betis. "Es que el Sevilla tiene el color merengue
[el de los madridistas]", justifica. El Betis lleva rayas, como el Atl¨¦tico. Tambi¨¦n es del Albacete, de donde procede su familia paterna. Gri?¨¢n es un apasionado de la m¨²sica cl¨¢sica, en especial de Verdi. Asegura que le levanta el ¨¢nimo cuando est¨¢ deca¨ªdo. La h¨ªpica tambi¨¦n le tira.
Confiesa que los debates le divierten. Su experiencia le confiere muchas tablas, seguridad y habilidad para darle la vuelta a los ataques, que sobre todo le llegan del PP. Lo ¨²nico que le crispa es que Mar¨ªa Jes¨²s Botella, una de sus rivales en C¨®rdoba, saque el tema del terrorismo. Siempre lo deja caer. A Gri?¨¢n le molesta porque ETA mat¨® a un t¨ªo suyo, un magistrado, y no le hace falta que le recuerden en campa?a lo que significa el terrorismo.
El debate en Lucena con el PA, IU y el PP se alarga. Una veintena de mujeres de colectivos sociales y viudas de Fern¨¢n N¨²?ez y pueblos cercanos le esperan media hora en un bar de esta localidad. No hay problema, Gri?¨¢n juega en casa. La mayor¨ªa son militantes socialistas o simpatizantes, aunque algunas no lo son. Todas quedan encantadas. Una de ellas, Ana Jes¨²s Mar¨ªn, incluso dice que es guapo. El candidato se levanta de vez en cuando para conversar con las comensales m¨¢s alejadas. De primero, alb¨®ndigas en salsa y de segundo, Gri?¨¢n se sale del men¨² y pide dos huevos fritos con patatas. En el almuerzo, el candidato muestra su lado m¨¢s dicharachero. Bromea, cuenta chistes -muy antiguos, la verdad- e incluso ofrece recetas. Confiesa que no es experto, pero que hace sus pinitos. Las mujeres lo aprueban con nota.
En la capital, se re¨²ne con representantes del sector tur¨ªstico en Bodegas Campos, junto a la candidata al Congreso, Carmen Calvo. El encuentro es m¨¢s serio, y Gri?¨¢n se centra en escuchar y en prometer apoyo al sector. La cita tambi¨¦n se alarga y Gri?¨¢n sale disparado a Fuente Palmera, de unos 3.500 habitantes. Le esperan m¨¢s de 150 personas en un bar. Un ambiente demasiado humano y se quita la chaqueta nada m¨¢s llegar a su asiento.
Los m¨ªtines no son algo nuevo para ¨¦l y levanta al p¨²blico diciendo que es el m¨¢s emotivo que ha pronunciado porque el ex alcalde de la localidad Antonio Guisado (PSOE) fue absuelto de una acusaci¨®n de prevaricaci¨®n. Gri?¨¢n culpa al PP y a los fiscales del "sufrimiento" de Guisado. El candidato se toma una cerveza mientras un grupo de se?oras t¨ªmidas dudan si darle o no un beso. Y vuelve a casa.
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