Franquear la barrera del sonido
Un joven sordo ense?a a mujeres oyentes en Cuevas del Becerro (M¨¢laga)
Rafael Bravo imparte un curso de dos semanas dirigido a mujeres desempleadas en el centro cultural de Cuevas del Becerro (M¨¢laga). Es trabajador social y tiene 26 a?os. Es su quinto d¨ªa. Entra en clase sonriente y saluda. "Hoy conoceremos un poco mejor las ofertas de trabajo que aparecen en los peri¨®dicos", afirma. Reparte unos folios y les indica que trabajen en grupos. "Si ten¨¦is alguna duda, preguntadme", les aconseja. Sin embargo, la voz que escuchan estas 15 alumnas no es la de su profesor. Rafael es sordo y necesita "un puente" para comunicarse en el aula. A su izquierda, sentada en una mesa, suena la voz que gu¨ªa la clase. Regina Luque, la int¨¦rprete, no pierde detalle. Descifra las instrucciones del profesor y le interpreta las preguntas de las alumnas. De vez en cuando, pide tiempo muerto y echa un trago de agua. Rafael habla la lengua de signos muy r¨¢pido. Un minuto despu¨¦s contin¨²a la lecci¨®n.
Este malague?o nacido en Ardales tiene la sensaci¨®n de vivir en una carrera de obst¨¢culos permanente. El ¨²ltimo: convertirse en profesor de un grupo de mujeres que nunca han tratado con la comunidad sorda. Imparte los m¨®dulos de Orientaci¨®n Profesional, Prevenci¨®n de Riesgos Laborales e Igualdad de Oportunidades dentro del curso Internet, Autopista de la Informaci¨®n organizado por el Servicio Provincial de la Mujer. "El primer d¨ªa estaba un poco cortado", confiesa. Dio clase en m¨®dulos de prot¨¦sico dental o de camarera de piso, pero sus alumnos conoc¨ªan la lengua de signos.
Ellas le han recibido muy bien. "Es un bendito", dicen. Ya han aprendido a convivir con la presencia de Regina y a dirigirse a ¨¦l directamente, en lugar de hablarle a la int¨¦rprete. Para compensar la falta de audici¨®n, Rafael explota la comunicaci¨®n no verbal en sus clases. Mueve las manos, hace gestos, sonr¨ªe... "Mi int¨¦rprete copia exactamente lo que expreso. Si me r¨ªo, el tono de voz es de risa, y si me enfado, ella tambi¨¦n se enfada".
Rafael no puede o¨ªr, pero s¨ª hablar. "Lo que pasa es que no lo hago correctamente", aclara. "No puedo controlar el tono de voz, el volumen, el ritmo. Y si digo una palabra mal no puedo corregirla porque no me escucho".
Extrovertido e inquieto, confiesa que pr¨¢cticamente no tiene tiempo libre. Se levanta a las siete para ir a Cuevas del Becerro, a unos 100 kil¨®metros al noroeste de M¨¢laga y regresa por la tarde a la capital para trabajar como orientador profesional dentro del programa Andaluc¨ªa Orienta, creado por el Servicio Andaluz de Empleo. Al terminar el d¨ªa, todav¨ªa saca tiempo para ir un rato al gimnasio o salir con sus amigos.
Es consciente de que no est¨¢ en igualdad de condiciones con el resto de las personas, "pero trabajando duro y luchando se consiguen las cosas", asegura. Cuando le llamaron del Inem para cubrir la plaza, se sorprendieron de que fuera sordo y le preguntaron c¨®mo pensaba dar las clases. "Les dije que no hab¨ªa ning¨²n problema, que utilizar¨ªa un int¨¦rprete". Rafael sab¨ªa que iba a ser dif¨ªcil. Estaba en el quinto puesto en el proceso de selecci¨®n y ten¨ªa que superar una entrevista. Pero se present¨®, y consigui¨® el trabajo.
"Necesito demostrarme que soy capaz de hacer cualquier cosa", afirma.
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