Conjuros y cuentas electorales catalanas
La gran novedad de estas elecciones en Catalu?a es, sin duda, Esquerra Republicana. Del resultado que obtenga el 14 dependen muchos efectos secundarios en la vida pol¨ªtica espa?ola y espec¨ªficamente catalana. En el PSOE, por ejemplo, cruzan los dedos para conjurar la posibilidad, por remota que sea, de que ERC consiga su propio grupo parlamentario. Jos¨¦ Montilla, el dirigente de los socialistas catalanes, est¨¢ casi seguro de que Carod no lo conseguir¨¢, pero no niega que, en caso contrario, se producir¨¢ un efecto lateral de envergadura: el PSC luchar¨¢ tambi¨¦n por tener su propio grupo, independiente del PSOE. Son problemas para el d¨ªa 15, pero aqu¨ª las posibles combinaciones ocupan ya todas las charlas.
Cada partido catal¨¢n anda ya calculando en qu¨¦ cifrar su mayor o menor ¨¦xito (nunca hablan de fracaso) en la noche electoral. ICV, con su joven candidato Joan Herrera a la cabeza (probablemente una de las mejores adquisiciones que experimentar¨¢ el grupo parlamentario de IU en el Congreso), necesita simplemente mantener su resultado de las auton¨®micas.
El PP lo tiene claro: su piedra de toque ser¨ªa quedar por delante de CiU y convertirse en la segunda fuerza pol¨ªtica de Catalu?a. Se tratar¨ªa de un excelente resultado para Josep Piqu¨¦ y, adem¨¢s, se lo podr¨ªa adjudicar casi en solitario. Si no lo logra, quedar¨¢ por el contrario en una posici¨®n de debilidad dentro del PP, sometido a la l¨ªnea de Mayor Oreja y a su negativa a renegociar los estatutos de autonom¨ªa.
Esquerra no podr¨¢ cantar victoria si no llega a los 549.000 votos que consigui¨® en las auton¨®micas. Carod ha planteado estas elecciones como un plebiscito a su actuaci¨®n en la crisis de ETA y conf¨ªa en capitalizar una especie de antiguo esp¨ªritu de ruptura democr¨¢tica y en presentarse como el aut¨¦ntico jefe de la reacci¨®n contra el PP.
En sus filas no todos coinciden: unos aseguran que llegar¨¢n a ocho diputados y que Carod ser¨¢ un estupendo parlamentario en Madrid, prepar¨¢ndose para su regreso a Catalu?a en a?o y medio. Otros, por el contrario, temen que no pasar¨¢n de cinco esca?os, un resultado bueno pero nada apropiado para saciar las ansias de protagonismo de un secretario general absorbido por el Grupo Mixto y con dos minutos por pleno.
Para los socialistas catalanes, lo ideal es volver a superar el mill¨®n de votos y seguir siendo el principal partido de Catalu?a. Un buen resultado (17 esca?os), afirman, legitimar¨ªa no s¨®lo a Pascual Maragall y al PSC sino el Gobierno tripartito en su conjunto.
Lo curioso de la crisis de Carod es que casi todos los pol¨ªticos catalanes, de una ideolog¨ªa u otra, creen que Maragall ha salido reforzado cara al Gobierno. Tambi¨¦n coinciden en otra cosa: Montilla, el primer secretario del PSC, un cordob¨¦s que habla catal¨¢n con un ligero acento castellano y que tiene fama de ser uno de los pol¨ªticos m¨¢s enigm¨¢ticos del pa¨ªs, se ha ganado con su actuaci¨®n en esta crisis el reconocimiento de la sociedad m¨¢s catalana, o para decirlo con las palabras que a ellos les gustan: la sociedad catalana "con ra¨ªces m¨¢s antiguas". ?l sera, sin duda, una de las grandes novedades, y quiz¨¢s sorpresa, socialista en el Congreso en esta legislatura.
El grupo que parte de un escenario m¨¢s comprometido es CiU, que ha perdido la imagen de ¨²nica defensora del nacionalismo catal¨¢n. La clave ahora es que no exista una mayor¨ªa absoluta y que sus votos (o su abstenci¨®n) sean imprescindibles para elegir al presidente del Gobierno. El problema para Duran y para CiU es que estas elecciones tienen dos etapas: la del 14, y la que se abrir¨¢ el mismo d¨ªa en que el Parlament env¨ªe a Madrid su proyecto de nuevo estatuto. En ese momento, CiU estar¨¢ de nuevo bajo los focos.
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