Nuestra democracia incompleta
Una vez m¨¢s el debate medi¨¢tico espa?ol se est¨¢ centrando en "temas de Estado". Un an¨¢lisis de las p¨¢ginas de opini¨®n de la prensa escrita, de las tertulias y los debates radiof¨®nicos y televisivos, muestra que los temas de mayor visibilidad medi¨¢tica son los referidos a la unidad de Espa?a, la configuraci¨®n del Estado, el terrorismo, la entrevista Carod-ETA y otros de parecido contenido. Muy en segundo plano quedan las discusiones y los debates sobre los enormes problemas de la vida cotidiana de las clases populares, que representan la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, as¨ª como el an¨¢lisis de las propuestas pol¨ªticas para resolverlos. Entre estos ¨²ltimos temas, uno que deber¨ªa ser objeto de especial atenci¨®n es el estado de los servicios p¨²blicos -escuelas p¨²blicas, sanidad y ayuda a la familia, incluida la atenci¨®n domiciliaria a los ancianos- que tienen una gran importancia para configurar la calidad de vida de tales clases populares. Un ejemplo de la falta de visibilidad medi¨¢tica de los temas de la cotidianidad es lo que est¨¢ ocurriendo estos d¨ªas: un informe de un grupo de investigadores del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa y del Centro Nacional de Estad¨ªstica del Instituto Carlos III del Ministerio de Sanidad (F. Mart¨ªnez Navarro, F. Sim¨®n Soria y Gonz¨¢lez L¨®pez Abeuto, Valoraci¨®n del impacto de la ola de calor del verano del 2003 sobre la mortalidad) ha documentado que durante el verano pasado, como resultado de la ola de calor, hubo m¨¢s de 6.000 muertos, un n¨²mero que proporcionalmente es mayor que el de fallecidos en Francia durante el mismo periodo. Cuando un informe parecido se present¨® en Francia, tuvo lugar un debate nacional que forz¨® la dimisi¨®n de varios dirigentes del Gobierno franc¨¦s. Fue, sin lugar a dudas, la noticia del a?o en aquel pa¨ªs. En Espa?a, sin embargo, tal informe no ha tenido apenas visibilidad medi¨¢tica.
Otro ejemplo de la limitada sensibilidad social de los foros medi¨¢ticos es la muy escasa repercusi¨®n de las Jornadas sobre el Estado de Bienestar en Espa?a, que tuvieron lugar en el Centro Ernest Lluch de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Barcelona, en las que 22 expertos de toda Espa?a analizaron durante dos d¨ªas las enormes insuficiencias del Estado de bienestar espa?ol documentando que Espa?a est¨¢ a la cola de la UE, con el agravante de que, en lugar de converger, estamos cada a?o divergiendo m¨¢s y m¨¢s de la Europa Social. El gasto p¨²blico social de Espa?a, adem¨¢s de ser el m¨¢s bajo de la UE (despu¨¦s de Irlanda), es el que est¨¢ creciendo m¨¢s lentamente, con lo que el d¨¦ficit que Espa?a tiene de tal gasto respecto al promedio de la UE est¨¢ creciendo muy r¨¢pidamente. El gasto p¨²blico en pensiones, sanidad, educaci¨®n, servicios de ayuda a las familias, escuelas de infancia, servicios domiciliarios para las personas ancianas y con discapacidades, residencias de ancianos, vivienda social, ayudas a las familias, prevenci¨®n de la exclusi¨®n social y otros es m¨¢s y m¨¢s deficitario con relaci¨®n al promedio de la UE. En estas jornadas se document¨®, por ejemplo, que los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria ven el 40% m¨¢s de pacientes que el promedio de la UE, siendo, por lo tanto, Espa?a uno de los pa¨ªses con un porcentaje mayor de usuarios que se quejan de falta de tiempo en su visita m¨¦dica; que los conocimientos en matem¨¢ticas, idiomas y ciencias de los estudiantes de secundaria en Espa?a est¨¢n muy por debajo de la media europea (aunque en religi¨®n, con la nueva ley educativa, estar¨¢n muy por encima, puesto que no hay ning¨²n otro pa¨ªs en la UE que tenga tal materia obligatoria); que Espa?a tiene el porcentaje de ancianos atendidos por servicios domiciliarios (2%) m¨¢s bajo de la UE (18%), una de las causas de la elevada mortalidad que ocurri¨® el ¨²ltimo verano, y muchos otros datos que muestran el d¨¦ficit social de Espa?a con la UE. En realidad, tal d¨¦ficit de gasto p¨²blico social con el promedio de la UE fue en el a?o 2000 casi id¨¦ntico al existente en el a?o 1975, cuando el dictador muri¨®. Y aunque este d¨¦ficit fue reduci¨¦ndose en los a?os de gobierno del PSOE, tal d¨¦ficit revirti¨® a partir de 1993 y aument¨® incluso m¨¢s durante los a?os de gobierno del PP. Parecer¨ªa l¨®gico que, en un periodo en que se elegir¨¢ el Gobierno de Espa?a responsable del nivel de gasto p¨²blico social que las comunidades aut¨®nomas gestionan, ese d¨¦ficit de gasto p¨²blico social fuera central en los debates medi¨¢ticos del pa¨ªs. Pero no lo es.
Una causa, entre otras, de esta escasa visibilidad medi¨¢tica es que la gran mayor¨ªa de los creadores de opini¨®n en los medios de informaci¨®n pertenecen a clases medias de renta alta que o bien no son conscientes del deterioro relativo de los servicios p¨²blicos o creen, err¨®neamente, que tal deterioro no les afecta, pues ellos mismos, producto de las escuelas privadas en su gran mayor¨ªa, env¨ªan, por ejemplo, a sus hijos a las escuelas privadas y son atendidos por la medicina privada o reciben trato preferencial si van a la p¨²blica. De ah¨ª que tales personas -salvo contadas excepciones- tienen una experiencia muy poco representativa de la vida cotidiana de las clases populares, que representan el 65% de la poblaci¨®n espa?ola. Y los temas que les absorben y debaten no son los que importan m¨¢s a las clases populares. Esta situaci¨®n contribuye a que la poblaci¨®n espa?ola (que en el bar¨®metro europeo de opini¨®n p¨²blica se sit¨²a en el centro izquierda e izquierda) sea una de las de la UE que lee menos prensa y se abstenga m¨¢s en las elecciones.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la UPF.
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