"Powell sab¨ªa que los datos que aportaba a la ONU eran falsos"
Greg Thielmann, de 53 a?os, ha pasado 25 en el servicio exterior de Estados Unidos. Ejerci¨® entre 2000 y 2002 el cargo de director de la Oficina de Asuntos Estrat¨¦gicos, Militares y de Proliferaci¨®n -uno de los departamentos de la Oficina de Inteligencia e Investigaci¨®n (INR) del Departamento de Estado-, donde tuvo acceso a la informaci¨®n sobre la situaci¨®n de las armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares en Irak. "Mi oficina llevaba los temas pol¨ªticos y militares. Eramos responsables de analizar e informar de todo sobre armas y peligro potencial de guerra", dice. Depend¨ªa del secretario adjunto de Estado para Inteligencia, que a su vez reportaba al secretario de Estado Colin Powell. "El INR cuestion¨® la mayor parte de las afirmaciones del presidente Bush sobre la presunta amenaza de Irak", dijo en una conversaci¨®n con EL PA?S.
Pregunta. ?Hubo un error de inteligencia en el diagn¨®stico de la situaci¨®n de Irak o se trat¨® de una manipulaci¨®n?
Respuesta. Deber¨ªamos empezar por examinar el lenguaje usado en la Nacional Intelligence Estimate (NIE) de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de octubre de 2002, de all¨ª hay que pasar a la s¨ªntesis de la informaci¨®n que transmitieron los altos funcionarios de inteligencia a la Administraci¨®n de Bush y, finalmente, es necesario ver lo que se dijo al p¨²blico, a trav¨¦s de declaraciones y filtraciones a la prensa. Si subes esta escalera te encuentras que en cada pelda?o hay exageraciones. Conclusi¨®n: los pol¨ªticos ofrecieron una informaci¨®n sesgada, tendenciosa, para llegar a su objetivo de ir a la guerra.
P. En la NIE de octubre de 2002 hab¨ªa notas discrepantes cruciales de la Oficina de Inteligencia e Investigaci¨®n del Departamento de Estado, donde usted trabajaba, sobre la presunta capacidad nuclear de Irak. Ustedes cuestionaban que los tubos de aluminio fueran para uso nuclear o el dato de que Irak pretendiera comprar uranio en N¨ªger. ?Por qu¨¦ esas divergencias no hicieron sonar la alarma en el Congreso?
R. Me temo que el Congreso estaba bajo una gran presi¨®n para aprobar la resoluci¨®n de delegar la decisi¨®n de ir a la guerra contra Irak. Y sobre todo, estaba bajo la presi¨®n de las elecciones legislativas de noviembre de 2002. No prest¨® la necesaria atenci¨®n que el asunto hubiera merecido. El Congreso hubiera debido invitar al responsable del INR a explicar esas divergencias. Y no lo hizo. Hay algo m¨¢s grave. Despu¨¦s de que los inspectores de la ONU volvieran a Irak, en noviembre de 2002, y acumularan datos significativos tras indagar tres meses sobre el terreno, los servicios de inteligencia norteamericanos no revisaron su estimaci¨®n de octubre de 2002. Tampoco hubo una segunda valoraci¨®n en el Congreso para determinar si las condiciones descritas en el oto?o eran las mismas que en el invierno y si se deb¨ªa seguir defendiendo una invasi¨®n de Irak. Los inspectores de la ONU ya ten¨ªan datos nuevos y relevantes. Resulta incre¨ªble que despu¨¦s de ese despliegue de autoridad de los inspectores, que tuvo su m¨¢xima expresi¨®n en la destrucci¨®n de los misiles Al Samud, EE UU siguiera adelante con el plan de invasi¨®n.
P. El secretario de Estado, Colin Powell, ?cont¨® con el INR, su propio servicio de inteligencia, para preparar la comparecencia del 5 de febrero de 2003 ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas?
R. Entiendo -yo estaba fuera del Departamento de Estado en septiembre de 2002- que Powell pas¨® cuatro d¨ªas en la CIA con los expertos y no invit¨® a su secretario de Estado adjunto, responsable de los temas de inteligencia. Esto me dice una cosa: ¨¦l no estaba buscando una comprensi¨®n intelectual de la situaci¨®n en Irak, sino seleccionar aquellos datos y argumentos que le permitieran justificar la causa de la guerra.
P. El embajador Joseph Wilson viajo a N¨ªger en febrero de 2002 y despu¨¦s inform¨® que la operaci¨®n uranio era un montaje. ?Ustedes conocieron ese dato?
R. Wilson fue enviado por la CIA. Nuestro servicio lleg¨® a su propia conclusi¨®n, negativa, sobre el programa nuclear de Irak antes de que se hiciera circular, en marzo de 2002, el informe basado, al parecer, en la investigaciones de Wilson. La CIA no cit¨® expresamente el nombre de Wilson y esto es muy extra?o. Porque se trataba de un embajador muy respetado. La CIA habl¨® de unos datos aportados por un ciudadano norteamericano que hab¨ªa tenido acceso a los funcionarios de N¨ªger. ?La CIA dijo que no pod¨ªa asegurar la solvencia del informe!
P. ?Powell actu¨® de polic¨ªa bueno en esta historia?
R. Powell se prest¨® a ser usado por la Administraci¨®n de Bush. ?l fue durante una etapa una voz honesta, la voz de la contestaci¨®n. Pero no fue consecuente. S¨¦ que es f¨¢cil criticar desde fuera, pero me temo que hay ciertas ocasiones en las que la ¨²nica conducta apropiada es decir: "Se?or presidente, yo no puedo hacer esto, no puedo exponer mi credibilidad hasta ese punto". Cuando le o¨ª informar al Consejo de Seguridad de la ONU, con el director de la CIA, George Tenet, cubri¨¦ndole la espalda y sin nadie del INR a su lado, me sent¨ª traicionado. Powell dijo que ofrec¨ªa datos solventes, pruebas, pero sab¨ªa que esos datos que aportaba eran falsos, porque el INR, que cuestion¨® durante meses las afirmaciones de Cheney y de Bush, se lo hab¨ªa hecho saber. Ten¨ªa una opci¨®n honesta: no apoyar la guerra, y si eso no resultaba suficiente, dimitir. Su conducta me decepcion¨®.
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