Puja final
Estas son las terceras elecciones consecutivas que se celebran pegaditas al Carnaval. Las casualidades nunca pasan desapercibidas. Se nota en la puja acelerada de cierre de campa?a: vuelos de Almer¨ªa a Sevilla (?por qu¨¦ a Sevilla?, ?alguien le ha preguntado a los almerienses?), cheques para las guarder¨ªas (?por qu¨¦ no una amplia red de guarder¨ªas p¨²blicas?) y no s¨¦ cu¨¢ntos ordenadores para cada no s¨¦ cu¨¢ntos ni?os (?alguien le ha preguntado a los ni?os?, ?no les har¨¢ m¨¢s ilusi¨®n una motillo?). La subasta lo permite todo: se ofrecen datos sin mencionar las fuentes y se hacen promesas sin cuento y, lo que es peor, sin c¨¢lculo.
Los errores son siempre de otros y a los datos positivos les sobran padres: PP y PSOE se disputan el crecimiento econ¨®mico y la creaci¨®n de empleo. Ambos olvidan que existe una coyuntura favorable y un fen¨®meno tan peligroso como la enloquecida especulaci¨®n inmobiliaria que pesa mucho en el incremento de nuestro PIB. O, mejor dicho, de nuestros PIB: el espa?ol y el andaluz. Tambi¨¦n olvidan a los que han arriesgado su dinero invirtiendo y, claro est¨¢, a la gente que ha hecho posible este bienestar vendiendo su fuerza de trabajo por unos precios y unas condiciones que hace quince a?os nos habr¨ªan parecido de pesadilla.
Hay esl¨®ganes que, adem¨¢s, condicionan mucho. La Andaluc¨ªa imparable, antes, y ese racial Andaluc¨ªa se crece, ahora, han pasado de ser simples lemas a convertirse en motores. Ten¨ªa que pasar: en septiembre de 2002 Manuel Chaves se comprometi¨® a situar a Andaluc¨ªa entre las veinte primeras regiones europeas en el plazo de veinte a?os. Eso significaba que tendr¨ªamos que cuadruplicar el diferencial de crecimiento que venimos teniendo con Europa. Es decir, si en los ¨²ltimos quince a?os el PIB por habitante de Andaluc¨ªa ha crecido un 0,95% por encima de la media europea, deber¨ªamos sumar 3,69 puntos a esta media para que dentro de veinte a?os estuvi¨¦ramos al nivel de Franconia, que es la regi¨®n alemana que ocupaba el puesto n¨²mero veinte de la Uni¨®n Europea cuando Chaves hizo esa promesa. No hay duda de que desde septiembre de 2002 ha aumentado nuestro crecimiento, pero no lo suficiente para alcanzar esa meta.
A¨²n as¨ª, el martes, Manuel Chaves marcaba plazos m¨¢s ambiciosos: estaremos entre las veinte primeras regiones europeas en "no menos de dos legislaturas". "Parece mucho, pero en t¨¦rminos hist¨®ricos no es nada", a?adi¨® el presidente andaluz cargado de raz¨®n. Nunca he entendido qu¨¦ necesidad hay, al margen de la raz¨®n electoral, para marcar objetivos inalcanzables que s¨®lo pueden conducir a la frustraci¨®n o a un optimismo suicida. No basta con irritarse ante la exhibici¨®n de los datos adversos. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar nos ha dado muchos motivos para la indignaci¨®n, pero el que nos recuerde el lugar que ocupamos en casi todos los indicadores deber¨ªa entristecernos, no encolerizarnos.
No s¨®lo nuestro PIB es bajo: tambi¨¦n son insignificantes nuestros ¨ªndices de lectura o nuestra inversi¨®n en I+D. La realidad es la que es y nuestra sociedad y nuestra historia son como son: si no hay que exagerar el m¨¦rito de nuestros gobernantes, tampoco hay que culparles de males antiguos. Eso s¨ª: si no somos conscientes de nuestra realidad, dif¨ªcilmente podremos mejorarla.
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