Caixaf¨®rum propone una mirada cr¨ªtica al documental

"Espera, son los soldados. Tengo que colgar". La frase, que en su espeluznante serenidad resume la tragedia del pueblo palestino, es el t¨ªtulo y el final de un v¨ªdeo de Avi Mograbi. El cineasta israel¨ª se ha filmado durante una conversaci¨®n telef¨®nica con un amigo de Ramallah. ?sta empieza cuando unos soldados israel¨ªes est¨¢n registrando el apartamento del palestino y acaba con la llegada de otro grupo de militares. La obra forma parte de Ficciones documentales, una exposici¨®n comisariada por Marta Gili y Jean Pierre Rehm que se presenta hasta el 27 de junio en Caixaf¨®rum, la sede barcelonesa de la Fundaci¨®n La Caixa.

La exposici¨®n, que re¨²ne 22 pel¨ªculas y v¨ªdeos de 21 creadores internacionales, ofrece una mirada cr¨ªtica sobre las pr¨¢cticas documentales e invita a una reflexi¨®n en torno a la idea de la verdad en un mundo donde la realidad ya no es ni ¨²nica ni transparente. "Michel Foucault cre¨® la definici¨®n pol¨ªtica de la verdad para designar un orden social que genera t¨¦cnicas y procedimientos con el fin de producir una verdad necesariamente vinculada a las relaciones de poder. Las obras seleccionadas intentan precisamente desarticular las estrategias que el poder establecido utiliza para representar la realidad", explica Marta Gili que, consciente de lo ins¨®lito de la propuesta, ha concebido diversos dispositivos para que el p¨²blico pueda disfrutar f¨¢cilmente de las varias horas de visionado requeridas.

Por ello, la muestra, cuyo acceso es gratuito, se divide en tres ¨¢mbitos. Por un lado, est¨¢n las obras que necesitan de un espacio expositivo individual, como el retrato audiovisual del artista italiano recientemente fallecido Mario Merz realizado por Tacita Dean, o la instalaci¨®n Anarchitekton, de Jordi Colomer, formada por tres pantallas donde el mismo personaje recorre otras tantas ciudades (Barcelona, Bucarest y Brasilia) enarbolando las maquetas en cart¨®n de los edificios reales que le rodean.

En otro espacio se encuentran las cuatro pantallas de la pieza Mujeres que llevan peluca, donde Kutlug Ataman ilustra la situaci¨®n pol¨ªtica y cultural de Turqu¨ªa a trav¨¦s de las historias de cuatro mujeres que por distintos motivos han adoptado una nueva identidad: a una se le acusa de terrorismo y vive disfrazada desde hace 30 a?os; otra ha perdido el pelo por la quimioterapia; la tercera es una transexual y la cuarta es una musulmana practicante que sustituye con la peluca el pa?uelo que la legislaci¨®n laica le impide llevar.

Tambi¨¦n en un espacio individual se presenta Ojo / Maquina, de Harun Farocki, v¨ªdeo centrado en el an¨¢lisis del desarrollo de la tecnolog¨ªa de las comunicaciones en relaci¨®n a la industria militar, y Las mujeres de negro, un v¨ªdeo de la artista francesa de origen serbio Florence Lazar que recoge las reuniones clandestinas de un grupo de mujeres feministas y pacifistas en Montenegro en el a?o 2002.

Por otro lado, se ha montado una sala de proyecci¨®n donde, en sesi¨®n continua, se presentan 12 obras divididas en cuatro programas de aproximadamente una hora y media de duraci¨®n cada uno. Una peque?a pantalla anuncia la pel¨ªcula que est¨¢ siendo proyectada y el tiempo que falta para su final, de modo que el p¨²blico pueda organizarse m¨¢s f¨¢cilmente. Entre las obras de esta secci¨®n destaca Cruzando Kalandia (nombre de un campo de refugiados situado entre Ramala y Jerusal¨¦n), del escritor y director de cine palestino Sobhi al Zobaidi, que ofrecer¨¢ una conferencia en Caixaf¨®rum el 28 de abril. La pel¨ªcula, que relata el primer a?o de vida de la hija del autor, nacida en plena Intifada, muestra la lucha diaria por llevar una vida normal en medio del horror y de la continua agresi¨®n del Ej¨¦rcito israel¨ª. Tambi¨¦n se exhibe ?Silencio!, del artista ruso V¨ªctor Kossajivsjt, un v¨ªdeo que retrata la absurda comicidad y desesperaci¨®n de la vida cotidiana a trav¨¦s de la filmaci¨®n de las interminables obras de restauraci¨®n de la calle en la que viv¨ªa en San Petersburgo con motivo del tricentenario de la ciudad.

En todo caso, y para mayor comodidad del espectador, tambi¨¦n hay una zona de visionado individual con un men¨² de v¨ªdeo a la carta con todas las obras que forman parte de la programaci¨®n. "No se trata de una muestra de zapping. En este caso, no es el p¨²blico quien decide cu¨¢nto tiempo dedicar¨¢ a las obras, sino que, como en el cine, son ellas que le imponen su duraci¨®n", explica Marta Gili.