Solidaridad con Madrid / 3
?Entre tantas m¨²sicas que nos envuelven y acompa?an, d¨®nde est¨¢ la m¨²sica maravillosa que en otros tiempos era capaz, en manos de Orfeo, de amansar las fieras y convertir los hombres m¨¢s brutales en seres sensibles ? ?D¨®nde est¨¢n los nuevos Orfeos capaces de salvarnos del infierno? ?O puede ser que, cada vez m¨¢s, el ser humano vaya perdiendo esta capacidad que tanto valora Shakespeare de escuchar a la m¨²sica? En ninguna ¨¦poca de la historia de la humanidad se hab¨ªa escuchado tanta m¨²sica, y tampoco en ninguna ¨¦poca la barbarie cotidiana hab¨ªa llegado a extremos tan generalizados y mediatizados.
Verdaderamente uno recuerda que las prof¨¦ticas palabras de Bertoldt Brecht (1943), "el que tiene una sonrisa en los labios es que a¨²n no se ha enterado de las ¨²ltimas noticias", contin¨²an siendo dolorosamente vigentes.
En el momento de escribir estas l¨ªneas se mezclan y persisten en nuestro pensamiento las dram¨¢ticas im¨¢genes de tantas v¨ªctimas inocentes y de tantas vidas truncadas cruelmente en los tr¨¢gicos atentados del 11 de marzo en Madrid.
Despu¨¦s de los tr¨¢gicos sucesos del 11 de septiembre de 2001, hay que constatar una evoluci¨®n cada vez m¨¢s radical de los conflictos en todo el mundo, especialmente evidentes en Irak, ?frica y Oriente Pr¨®ximo, con una multiplicaci¨®n de reacciones de castigo y de venganza extremadamente violentas. Seres humanos inocentes son sacrificados cada d¨ªa, en nombre de un sinf¨ªn de razones militares, pol¨ªticas, religiosas, econ¨®micas, ¨¦ticas o hist¨®ricas. Esta tr¨¢gica evoluci¨®n est¨¢ forjando un ambiente general de creciente inestabilidad y radicalizaci¨®n, de desconfianza e inseguridad, que pueden minar profundamente las m¨¢s seguras bases de justicia, convivencia y libertad que deber¨ªan caracterizar los ideales b¨¢sicos de un mundo civilizado. Un mundo que acepta tan graves incoherencias porque la gran mayor¨ªa de sus habitantes est¨¢n condenados a vivir en la miseria extrema, en la ignorancia, y con el miedo, el odio al otro y el dogmatismo como ¨²nica alternativa a sus necesidades y esperanzas, est¨¢ condenado a la deriva. Una civilizaci¨®n que basa su estabilidad fundamentalmente en el libre comercio y en el poder de los m¨¢s poderosos, un mundo que no es capaz de asegurar de forma solidaria y para la gran mayor¨ªa, de los derechos individuales fundamentales (alimentaci¨®n, sanidad, educaci¨®n, cultura, justicia, igualdad, alojamiento, etc¨¦tera), no puede esperar encontrar la paz indispensable a cualquier evoluci¨®n de justicia y progreso. Este oficio de m¨²sicos, que nos obliga al constante viajar a ciudades y pa¨ªses lejanos, nos permite apreciar que en todas partes, incluyendo los pa¨ªses m¨¢s conflictivos, hay siempre una profunda sed de paz, y de participaci¨®n en la belleza y en la espiritualidad del arte. Por ello, estamos convencidos de la fuerza que, todos y cada uno de nosotros, podemos tener para contribuir a mejorar nuestro entorno cotidiano, con una ¨¦tica human¨ªstica en la cual la m¨²sica y el arte juegan un papel esencial, que puede ser la energ¨ªa decisiva para imaginar y construir un futuro m¨¢s esperanzador.
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