Un gui¨®n cl¨¢sico que subraya la historia

Suma y sigue. La red de paradores sigue acumulando m¨¦ritos tras la reapertura, el pasado 1 de marzo, de otro relicario en la capital de la Ribeira Sacra gallega. En este a?o marcado por el Xacobeo 2004, el monasterio benedictino de San Vicente do Pino, obra del siglo XVII,

brilla como una patena en la zona alta de Monforte de Lemos gracias a la intervenci¨®n del arquitecto Patricio Germ¨¢n y la decoradora Isabel L¨®pez Quesada, cuyo respeto por el car¨¢cter monumental del edificio les ha impedido salirse de un gui¨®n ya cl¨¢sico en los paradores. Ninguna nota desafina, nada queda fuera de lugar. Sin riesgos aparentes, la composici¨®n visual rebosa elegancia y sobriedad, equilibrio y cierto regusto por la penumbra en derredor del claustro, que permanece gran parte de la noche con la mitad de los reflectores apagados.

Dos columnas de orden d¨®rico y una hornacina con la talla de san Benito enmarcan la fachada. Bajo un artesonado neocl¨¢sico se extiende el vest¨ªbulo, anticipo est¨¦tico de lo que ser¨¢n luego los salones y los corredores, las escaleras y los rellanos, exornados de ¨®leos conventuales, bajorrelieves, urnas cinerarias, bargue?os del siglo XVIII, grabados micol¨®gicos y diversas artesan¨ªas procedentes de la poblaci¨®n vecina de Gundiv¨®s. Los techos han sido remodelados a guisa de artesas invertidas, y los suelos, alfombrados de lana con cenefas toscanas, de traza geom¨¦trica y colores vivos. Algunas tablas de artistas espa?oles contempor¨¢neos alivian el rigor impuesto por la catalogaci¨®n hist¨®rica del parador.

Cuartos bien abrigados

Los dormitorios giran en torno al claustro de San Vicente, acristalado en sus dos plantas inferiores para mayor confort de la clientela, que ahora lo puede utilizar como sal¨®n de estar y tambi¨¦n mirar. En su mayor¨ªa amplios y bien abrigados, ofrecen vistas inolvidables de la ciudad y el conjunto arquitect¨®nico a su alrededor, formado por la iglesia benedictina y el palacio de los Condes de Lemos, que conserva en su fachada los blasones de las familias Castro, Osorio y Enr¨ªquez.

Algunos cuartos reciben un nombre que hace referencia aleg¨®rica a quienes los habitaron, como el Cardenal Rodrigo de Castro, con un sal¨®n anexo; el Abad Espasando, cuyo balc¨®n corona la entrada principal; o San Benito, bajo la figura del santo. Un silencio beat¨ªfico se vive aqu¨ª a todas horas, enfatizado por el monumental grosor de los muros, a prueba de obuses.

Definido por el responsable de I+D de la cadena, Emilio G¨®mez Calcerrada, como un "parador inteligente", es rese?able por las ma?anas el tr¨¢nsito robotizado de un carrito multifuncional de limpieza que va implantando adhesivos en el tel¨¦fono, el secador y el mando de televisi¨®n como garant¨ªa de esterilizaci¨®n para el hu¨¦sped. L¨¢stima que la temperatura de la ducha fluct¨²e incesantemente y tanta tecnolog¨ªa no sirva para evitarlo.