Neil vive ahora en los recuerdos
Media familia del joven peruano vela su cad¨¢ver en Madrid y la otra media espera en Lima
El Tanatorio Sur ten¨ªa ayer el aspecto extra?o de una estaci¨®n donde nadie espera a nadie. Las miradas ya no buscaban, como en el hospital; las manos no se retorc¨ªan barruntando una sentencia m¨¦dica. Ayer, lo pasos perdidos ten¨ªan un destino: velar a los muertos. De cuando en cuando se o¨ªan fuertes palmetadas que sellan los abrazos. A ratos el silencio se hac¨ªa espeso: estaban llegando los padres, la viuda, los hermanos...
A Neil Astoc¨®ndor le velaba media familia en una sala del Tanatorio Sur madrile?o. All¨ª estaba su mujer con los ojos hinchados; a su hermano Jos¨¦, reci¨¦n llegado de Alemania, le faltaban pa?uelos; un pu?ado de amigos mantiene viva su memoria. Muy lejos, en Per¨², esperan sus padres y dos nietos hu¨¦rfanos: Mayra y Paolo.
"Les deseo mil veces todo el dolor que estamos sintiendo. Malditos"
Neil era el m¨¢s peque?o de cinco hermanos. Viv¨ªa en Espa?a con su mujer, como tantos inmigrantes, esperando el d¨ªa en que unos papeles le dejaran traer con ¨¦l a sus hijos. D¨ªas antes del atentado las cosas empezaban a ir sobre ruedas. Llam¨® para cont¨¢rselo a su amigo David, otro peruano que dej¨® la construcci¨®n para meterse en el Ej¨¦rcito espa?ol. Es paracaidista en Paracuellos del Jarama y estos d¨ªas est¨¢ arrestado por retrasarse cinco minutos. Pero ha pedido unas horas de permiso y, sin quitarse el uniforme, se acerca despacio a la urna de cristal donde han metido a su amigo Neil. Cuando se da la vuelta le descubre la viuda, Ivette, y se abraza a ¨¦l sin consuelo: "Su amigo, su amigo", le repite al o¨ªdo.
En la calle, Jos¨¦ no tiene consuelo. Vio a su hermano un d¨ªa antes de que el tren de cercan¨ªas estallara en pedazos. Entonces le despidi¨® y march¨® de nuevo a Alemania. Se gana all¨ª la vida tocando la zampo?a, lo que los andinos llaman tambi¨¦n flauta de pan. Un avi¨®n le devuelve a Espa?a s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s. Los recuerdos se le agolpan sin orden alguno: "Era muy alegre, le encantaba cocinar, nos cuidaba bien, vaya platos que nos hac¨ªa, choro con ceviche, y bien picante; era el mimado de la mam¨¢ porque era el m¨¢s peque?o, siempre estaba en armon¨ªa con la vida; tenemos tantas an¨¦cdotas, como aquel d¨ªa que nos fuimos a juzgar futbito y luego tuvimos agujetas, nos dec¨ªa que ¨¦ramos viejitas porque no pod¨ªamo ni subir a las furgonetas: nos mat¨¢bamos de risa; ?qui¨¦n ha hecho esto? Les deseo diez veces todo el dolor que estamos sintiendo, malditos". Jos¨¦ espera noticias de la embajada para llevar a sus padres el cad¨¢ver del hermano. Marco La¨ªnez es amigo de los dos hermanos y vive con Jos¨¦ en Hamburgo. Se acuerda de que a Neil se le hab¨ªa pegado el acento espa?ol: dec¨ªa 'vale', 'chavalillo'.
Jos¨¦ dice que quiere "so?ar que nada ha pasado, despertar y ver que todo va a seguir igual".
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