Cientos de objetos esperan que alg¨²n familiar los reclame
Entre fotograf¨ªas, relojes, carteras y zapatos flota el recuerdo del 11-M. Cientos de objetos sin reclamar yacen en un pabell¨®n del recinto ferial Ifema. Un cementerio de cosas sin due?o, silencioso, con la marca imborrable de la tragedia, ocupa ahora el lugar donde antes estuvieron los cad¨¢veres.
Ubicado en el Campo de las Naciones, con acceso en la salida 7 de la autov¨ªa M-40, en el Pabell¨®n 6 de Ifema esperan ser recogidas las pertenencias de las v¨ªctimas de los atentados del 11-M. Mochilas desgarradas, zapatos sin suela, gafas rotas, camisas ensangrentadas, libros desmembrados... Todo esto mantiene vivo el dolor de los familiares y supervivientes.
"Es horrible encontrarse frente a tantos objetos destrozados. Es una pesadilla escuchar a¨²n, tres d¨ªas despu¨¦s, el repique de los tel¨¦fonos m¨®viles", cuenta una mujer que recorre el amplio recinto. "No me pregunte mi nombre. S¨®lo busco los documentos de mi marido. Gracias a Dios est¨¢ vivo. Pero hay personas que han perdido para siempre a sus seres queridos... y venir aqu¨ª a buscar sus cosas es muy doloroso", agrega.
La madrugada del s¨¢bado fueron retirados los ¨²ltimos cad¨¢veres sin identificar para ser trasladados al cementerio de la Almudena. Pero los recuerdos de los familiares de las v¨ªctimas pueden ser recogidos en horario continuo, desde las 9 de la ma?ana, hasta las 10 de la noche. "La reacci¨®n m¨¢s com¨²n es un sentimiento de desorientaci¨®n y postraci¨®n. Los apoyamos para hacer m¨¢s soportable una crisis de nervios", explica Jos¨¦ Ram¨®n Delgado, coordinador del dispositivo de ayuda psico-social de la Cruz Roja.
A lo largo del d¨ªa llegan personas en busca de un DNI retorcido, un anillo doblado o un reloj sin cristal. Desde la puerta norte de Ifema, donde est¨¢ el punto de informaci¨®n, son llevados en un autob¨²s hasta el pabell¨®n 6. Descienden del veh¨ªculo, unos ocultando su pena detr¨¢s de unas gafas de sol, otros con un pa?uelo para enjugar las l¨¢grimas.
Un anillo doblado
La morgue de los objetos perdidos est¨¢ organizada entre los que se ignora su due?o y los identificados mediante un documento, como DNI, pasaporte, etc¨¦tera. Pero no cabe duda de que todas las pertenencias tienen, o al menos tuvieron, un propietario. Se encuentran agrupadas con mimo alrededor de un peque?o cartel, que lleva inscrito su contenido y el nombre de la persona a quienes pertenecieron. Pero el lote an¨®nimo constituye la mayor¨ªa. Y su reconocimiento es m¨¢s doloroso.
"Hemos llegado con toda la familia para asegurarnos de encontrar sus cosas. ?Qui¨¦n puede saber si su documento se quem¨® o a¨²n est¨¢ tirado entre las v¨ªas del tren?", afirma un grupo de parientes de uno de los fallecidos. "No he visto nada de mi primo, aunque pens¨¦ que aqu¨ª tendr¨ªa alguna pista. Hay de todo: herramientas de construcci¨®n, zapatos, mochilas...", confiesa Sori, un rumano que busca cualquier rastro de Mitika Deflori.
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