Bajo puertas de fuego
Bienvenidos al megaterrorismo, pasen ustedes y vean, tras el 11-S, el 11-M, M de marzo, de Madrid, de Maldad, otra cita m¨¢s para la historia de la infamia. Entonces fue en Nueva York, ahora en Madrid. Hace tres a?os atacaron Estados Unidos, ahora le toca el turno a Europa. Aquel fue el peor atentado en el nuevo mundo; ¨¦ste, el peor en el viejo mundo. Las v¨ªctimas de all¨ª ten¨ªan mas de 56 nacionalidades, las de aqu¨ª eran de 12, en ambos casos emigrantes en busca de una mejor oportunidad. Entonces se trat¨® de un enemigo que cre¨ªamos externo aunque la amenaza se hab¨ªa criado en Hamburgo, en Londres o en el levante espa?ol. Ahora cre¨ªamos que el enemigo era interno, pero puede que sean los mismos fan¨¢ticos que se exhiben en Bagdad, en Estambul, en Casablanca, en Jerusal¨¦n o en Bali. Tras los aviones de la muerte, los trenes de la muerte, siempre la tecnolog¨ªa occidental que se vuelve contra sus creadores. Usemos el mal contra el mal. Hace tres a?os todos ¨¦ramos americanos; hoy, por desgracia, todos tenemos que ser madrile?os.
Europa nunca acab¨® de creerse que el nuevo fanatismo fuera de verdad un peligro
Pensar que hemos sido atacados por participar en la guerra es como culpar a las v¨ªctimas
?Madrid, nosotros? Por Dios, qu¨¦ disparate. Cierto, un verdadero disparate pero ?por qu¨¦ Nueva York, por qu¨¦ Estambul, Casablanca, los turistas australianos de Bali? Y podr¨ªamos a?adir, ?por qu¨¦ Miguel Angel Blanco, por qu¨¦ Fernando Buesa, por qu¨¦ los otros 800? Cuando Estados Unidos declar¨® la guerra al terrorismo muchos pens¨¢bamos que estaba exagerando. ?Una guerra contra el terrorismo? Vaya pasada... En todo caso, el 11-S no pod¨ªa pasarnos a nosotros, los pac¨ªficos y civilizados europeos que a nadie hemos hecho da?o, que dialogamos, somos los primeros en ayuda a la cooperaci¨®n. Nosotros somos pacifistas, ellos son los belicistas y, de alg¨²n modo, se lo hab¨ªan ganado con su apoyo a Israel y sus tejemanejes con el petr¨®leo, Afganist¨¢n, Arabia Saud¨ª, Irak. ?Acaso no defendemos a los palestinos, no somos pro-¨¢rabes y anti-israel¨ªes, no los apoyamos en Kosovo en una guerra ilegal? No, a nosotros no puede pasarnos nada as¨ª, no es nuestro problema, los americanos se han vuelto hist¨¦ricos.
Pues bien, est¨¢bamos equivocados y va siendo hora de que nos enteremos. El 11-S tiene tanto que ver con la culpa de los americanos como el holocausto con la culpa de los jud¨ªos, las balas de ETA con los espa?oles asesinados o las bombas del 11-M con los ciudadanos de Alcal¨¢ de Henares. Pues aunque usted no se haya enterado a¨²n, todos hemos sido etiquetados como "cruzados" de alguna causa ajena, se llame Euskal Herria o Islam, y los "cruzados" merecemos la muerte instant¨¢nea. Y bien pensado, ?qu¨¦ m¨¢s da reclamar los territorios irredentos de la violada Euskadi o los de Al-Andalus? ?Qu¨¦ m¨¢s da merecer la muerte por ser hereje, jud¨ªo o cruzado, o merecerla por tener otro Rh o residir en Madrid? El grito del asesino es el mismo, bien conocido por todos nosotros, y dice s¨®lo "viva la muerte", exactamente lo que dice el video encontrado. No son distintos, son los mismos fan¨¢ticos con distintos collares. Los manifestantes de Madrid saben m¨¢s que muchos sesudos pol¨ªticos o periodistas: "ETA y Al Queda son la misma mierda".
Puede que el PP se equivocara al apoyar la guerra, y ciertamente se equivoc¨® al hacerlo contra la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles. Pero el argumento de que, de no haber participado en la guerra de Irak, no hubi¨¦ramos sufrido el atentado es moralmente indecente y pol¨ªticamente irresponsable. De no haber sido en Madrid hubiera sido en cualquier otro sitio. Pensar que hemos sido atacados por nuestra participaci¨®n en la guerra de Irak es otro intento m¨¢s -a los que tan bien se nos ha acostumbrado- de culpar a las v¨ªctimas. "Algo habr¨¢n hecho". ?Participaron Marruecos o Turqu¨ªa en la guerra de Irak para merecer los muertos de Casablanca o Estambul? ?Merec¨ªan Viera de Mello y los miembros de la ONU ser asesinados en Bagdad por acudir a ayudar a los iraqu¨ªes? ?Merecen los ciudadanos israel¨ªes que toman el sol en las terrazas de Tel Aviv ser asesinados? Mientras no entendamos de una maldita vez que el terrorismo podr¨¢ tener causas (que, por cierto, rara vez son la miseria) pero jam¨¢s justificaciones, no estaremos en condiciones ni de valorarlo moralmente ni de enjuiciarlo pol¨ªticamente. Hemos bombardeado Irak lo mismo que hemos bombardeado Vizcaya o Guip¨²zcoa, es decir, nada. Nuestros soldados llevan a cabo tareas de pacificaci¨®n, est¨¢n amparados hoy por resoluciones de la ONU y la mayor¨ªa de los ciudadanos de Diwaniya (nada menos que el 83%), se sentir¨ªan menos seguros (no m¨¢s) si los traj¨¦ramos a casa; lo dice Gallup en un sondeo que est¨¢ en la web. Lo importante no es qui¨¦nes son, sino qu¨¦ son. Y son un fen¨®meno nuevo que nos resistimos a ver porque es terrible mirar al horror ?El terrorismo? "Por favor...", dec¨ªan sesudos periodistas e intelectuales. "Un espantajo movido por las manos c¨ªnicas de los neocon americanos; no nos van a enga?ar". Y no, no nos han enga?ado ellos sino nosotros.
Sin embargo, tras el 11-S sab¨ªamos que no hac¨ªan falta armas de destrucci¨®n masiva para causar destrucci¨®n masiva. Hoy lo comprobamos de nuevo. M¨¢s de 200 muertos y 2.000 heridos en s¨®lo unos minutos con s¨®lo unos kilos de dinamita y una docena de fan¨¢ticos. Es la mayor matanza en Madrid desde la guerra civil. ?O es ¨¦sta mayor? Qu¨¦ m¨¢s da. Lo importante es que cada vez hay menos diferencias entre el terrorismo y la guerra de siempre; aqu¨¦l es la nueva forma de la vieja guerra. Hace a?os que los Estados perdieron el monopolio de la violencia y hoy cualquier grupo fan¨¢tico puede hacerse con instrumentos que, aprovechando nuestra vulnerabilidad socio-t¨¦cnica (trenes, aviones, presas, sistemas inform¨¢ticos), generan niveles de letalidad b¨¦licos. Es la privatizaci¨®n de la guerra, la muerte en un supermercado. ?Desea usted hacer la guerra? Vaya a la secci¨®n Terrorismo, tercer piso al fondo, y encontrar¨¢ el equipo necesario; puede pagar a plazos.
De modo que s¨ª, estamos en guerra, aunque sea distinta. ?Es importante que sea ETA o Al Qaeda? S¨ª, pero no es lo importante. Los unos aprenden de los otros y despu¨¦s del 11-S todo lo que no sean cientos de muertos es un fracaso y una nimiedad. Y aunque no haya sido ETA, de lo que no cabe duda es de que pudo serlo el jueves (todos, incluido Juan Jos¨¦ Ibarretxe, lo cre¨ªmos), lo hab¨ªa intentado en dos ocasiones anteriores, y podr¨¢ serlo ma?ana. Y ?que ocurrir¨¢ cuando alguno de estos grupos se haga con armas de destrucci¨®n masiva, esas armas que el doctor Kahn, padre de la bomba at¨®mica paquistan¨ª, ha estado vendiendo al mejor postor? ?Ser¨¢n miles o cientos de miles? "?Por favor!, otra vez el mismo cuento; si el riesgo de proliferaci¨®n es otra trampa de esos insensatos americanos que quieren hacernos creer en sus trucos y prestidigitaciones".
Puede que EE UU sobre-reaccionara frente al nuevo terrorismo; yo as¨ª lo creo. Pero es indudable que Europa infra-reaccion¨®. Nunca acab¨® de creerse que el nuevo fanatismo (musulm¨¢n o no) fuera de verdad un peligro, siempre crey¨® que era un alib¨ª tras el que se escudaban Halliburton, el petr¨®leo, los dixiecrats y, por supuesto, el capitalismo globalizador. De nuevo, mirar para otro lado. Ya no podremos hacerlo jam¨¢s. El nuevo fanatismo es muy viejo y no viene de fuera sino de dentro, pues nada est¨¢ ya fuera.
La negaci¨®n es la positividad del mundo moderno, dice Bauman, y aqu¨ª la tenemos en su forma m¨¢s perversa. Unos y otros, la misma mierda, la negaci¨®n perfecta como ¨²nica positividad, la nada y el vac¨ªo como ser, la muerte como afirmaci¨®n rotunda del rechazo a todo, una nueva forma del muy viejo nihilismo. ?Debemos dialogar tambi¨¦n con quien s¨®lo desea nuestra muerte y la desea porque s¨ª? ?Dialogar de c¨®mo vamos a ser asesinados? Pero no se preocupe, bien pronto tendremos alg¨²n Carod que nos dir¨¢ que debemos negociar con Al Qaeda, que hemos sido injustos con el islamismo, que tienen sus razones y la culpa de su odio la tienen, por supuesto, los fascistas del PP que han "bombardeado" Irak y "fanatizado" Euskadi con su intransigencia.
De modo que bienvenidos seamos al Gran Oriente Medio, ese territorio salvaje que, desde Mauritania a Filipinas, da la vuelta al mundo transitando por la miseria y las dictaduras del cintur¨®n isl¨¢mico que separa al norte rico del sur pobre. Pues desde el jueves el Gran Oriente Medio pasa por Atocha. Entramos en el siglo XXI "bajo puertas de fuego", escribi¨® Kofi Anan en su discurso de recepci¨®n del Premio Nobel y hace d¨ªas esas mismas puertas de fuego se abrieron al paso de unos trenes de cercan¨ªas camino de Madrid tragando en su infierno a nuestros hijos, esposas, maridos, padres. Hoy lloramos con ellos y por ellos. Pero tenemos que cerrar pronto esas puertas de fuego antes de que nos devoren a todos con una espiral de odio. Bienvenidos pues al siglo XXI. Esto es el progreso. La guerra contra el terrorismo ser¨¢ larga y dif¨ªcil. S¨ª, la cita es otra bobada m¨¢s del presidente Bush.
Emilio Lamo de Espinosa es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa y director del Real Instituto Elcano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.