"Tambi¨¦n son nuestros muertos"
Los musulmanes sufren por las v¨ªctimas y temen que se les criminalice tras las detenciones
En los peque?os corrillos que se formaban a las puertas de los pocos comercios de marroqu¨ªes que abrieron ayer en Lavapi¨¦s, el barrio m¨¢s multi¨¦tnico de Madrid, resonaba una palabra: "Jov", "miedo" en ¨¢rabe.
Al dolor por la p¨¦rdida de las v¨ªctimas, muchos de ellos de amigos, conocidos o compatriotas, los musulmanes suman ahora el temor a ser criminalizados tras las detenciones de tres marroqu¨ªes. Parte de la segunda comunidad inmigrante de la capital, con casi 24.000 personas (son el 10% de los 600.000 extranjeros de toda la comunidad), vive en la ciudad. Lavapi¨¦s, su barrio por excelencia y el mismo en el que el pasado s¨¢bado detuvieron a tres de sus compatriotas por su presunta implicaci¨®n en los brutales atentados del jueves, viv¨ªa ayer una jornada anormal.
Hace cuatro d¨ªas, la mayor¨ªa de ellos sali¨® a la calle con sus familias, junto al resto de los ciudadanos madrile?os, para manifestarse en contra del terrorismo y solidarizarse con el dolor de los familiares de las v¨ªctimas de los atentados.
"Tambi¨¦n son nuestras v¨ªctimas. Nosotros vivimos aqu¨ª y lo compartimos todo: lo bueno y lo malo. Somos uno m¨¢s. Tambi¨¦n son nuestros muertos y ahora nos pueden convertir en sus verdugos. Es horrible. No estamos acostumbrados a que nos llamen asesinos por la calle", dec¨ªa afectado el due?o de una tienda de alfombras en la calle del Duque de Fern¨¢n Nu?ez. ?l, de origen bereber, lleva 19 a?os regentando ese comercio y nunca se hab¨ªa sentido tan atemorizado.
La mayor¨ªa de ellos conoc¨ªa, sobre todo, a dos de los detenidos, aunque nada les hac¨ªa sospechar. "Eran dos hermanos de T¨¢nger, eran muy conocidos. Llevaban en el barrio por lo menos ocho a?os y hab¨ªan tenido varios comercios. Primero una ferreter¨ªa, luego una tienda de comestibles y despu¨¦s la tienda de tel¨¦fonos. El tercero (Jamal), el que tiene antecedentes penales, hab¨ªa llegado a trabajar con ellos hace s¨®lo cinco meses, para liberar tarjetas, porque sab¨ªa de inform¨¢tica".
El miedo a que se generalice y se criminalice al colectivo y la posibilidad de un brote racista como el de El Ejido les aterra y ayer, frente al habitual trasiego de magreb¨ªes en el barrio, la mayor¨ªa permanec¨ªa en sus casas. "F¨ªjese lo que pas¨® en El Ejido cuando mataron a una chica. Imag¨ªnese lo que puede suceder ahora aqu¨ª. Tememos lo peor. Llevo dos d¨ªas sin salir de aqu¨ª", dec¨ªa un marroqu¨ª en su habitaci¨®n de hotel en la calle de la Magdalena.
Desde la Mezquita de la M-30 el imam, Monoir Mahmoud Elmassery, hac¨ªa un llamamiento a la serenidad y animaba a los fieles a demostrar el verdadero esp¨ªritu musulm¨¢n, completamente opuesto al terrorismo.
"No me atrevo a ir solo por la calle. Ya nos han dicho eso de: 'Despu¨¦s de lo que hab¨¦is hecho, ahora ven¨ªs a re¨ªros de nosotros", contaba ayer Abdel en la ferreter¨ªa de un amigo suyo.
Hassan, nacido en Tetu¨¢n hace 36 a?os y nacionalizado espa?ol, accedi¨® a dar un paseo con la periodista, advirtiendo que la gente estaba muy asustada y que no sab¨ªa c¨®mo iban a reaccionar.
"Esta ma?ana han insultado a una mujer con carrito en la plaza de Tirso de Molina. A un amigo m¨ªo le han escupido por la calle y a otro, que es alba?il, sus propios compa?eros le han dado de lado", cuenta en el trayecto.
El recelo de las miradas y los ojos esquivos son la forma de saludar al extra?o.
- "?Es periodista o es polic¨ªa?", le preguntan a Hassan.
- Es periodista, pero y si fuera polic¨ªa ?qu¨¦?, responde.
- Est¨¢ la cosa muy mal. Nos miran mal, como si hubi¨¦ramos sido nosotros.
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