"No s¨¦ qu¨¦ hacer con mi abrigo, tiene sangre y carne"
Hace ya seis d¨ªas que Madrid despert¨® al sonido de las bombas. Seis d¨ªas y Elena Chavarr¨ªa no sabe a¨²n qu¨¦ hacer con su abrigo. "Est¨¢ lleno de sangre y de restos de carne, de carne humana, no s¨¦ qu¨¦ hacer, no he sido capaz de lavarlo, no tengo fuerzas, igual lo tiro, no s¨¦".
Mientras la ciudad recupera el pulso -Madrid no acaba de ser el Madrid de siempre- los que viajaron en aquellos trenes se esfuerzan por reanudar la vida interrumpida. Pero la madre de Elena permanece ingresada en el hospital con un pie afectado de metralla y en la cabeza de esta chica de 25 a?os todav¨ªa vuelan las papeleras de la estaci¨®n. La bola de fuego que las persegu¨ªa por el and¨¦n todav¨ªa la quema cuando recuerda. "Fue indescriptible, nos ¨ªbamos a quemar, no s¨¦ por qu¨¦ estoy yo viva y otros han muerto. El chico que nos adelant¨® por las escaleras para coger el tren sali¨® despedido nada m¨¢s entrar en su vag¨®n. Mi madre no lo vio porque corr¨ªa con lo ojos cerrados". Pero Elena volvi¨® la mirada y se encontr¨® con mil caras de pavor que hu¨ªan del infierno. Y no puede olvidar. El ruido de la primera explosi¨®n, el de la segunda mientras corr¨ªan, y, por ¨²ltimo, el de la tercera. Fue el primer tren que estall¨®, el que estaba parado en la estaci¨®n de Atocha. "Pens¨¦ que volaba todo, que iban a por nosotros, que nos iban a matar a todos".
Las dos trabajan. Elena en el departamento de comunicaci¨®n de una empresa francesa y su madre en la Agencia Tributaria. Elena conf¨ªa en vencer a los recuerdos ella sola. "Yo puedo hacerlo, hay gente peor, s¨¦ que se me pasar¨¢". Pero ayer mismo cogi¨® el metro -al tren, dice, puede que no suba m¨¢s-, y cuando lleg¨® a la parada de la Casa de Campo los recuerdos volvieron y lo pas¨® fatal "porque se parec¨ªa al and¨¦n de Atocha".
La psic¨®loga le dice que es normal, pero ella ve a la gente que va en el transporte p¨²blico y ya no es lo mismo: "Est¨¢n todos muy serios y eso te hunde m¨¢s todav¨ªa, miran por las ventanas...".
Su madre, Celia Chavarr¨ªa, est¨¢ contenta. "A lo mejor le quitan el dedo peque?o del pie, pero est¨¢ bien. Dice que est¨¢ viva".
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