En torno a los (supuestos) abusos

Salen estos d¨ªas a la luz los abusos sexuales a menores cometidos por un p¨¢rroco de Madrid. Algo muy grave, sin duda.

Pero m¨¢s grave a¨²n me parece la postura del arzobispado, al no condenar en¨¦rgicamente los hechos y andarse por las ramas diciendo que dicho p¨¢rroco no estaba en ejercicio de su labor pastoral cuando ocurri¨® todo. Deber¨ªan saber -y de hecho lo saben- nuestras autoridades eclesi¨¢sticas que el sacerdocio no es una profesi¨®n, sino un sacramento que imprime car¨¢cter, y que el sacerdote no es un funcionario que cumple unas horas y ya est¨¢.

El sacerdote, cuando recibe el sacramento del orden sacerdotal, se convierte en ap¨®stol de Cristo y recibe una misi¨®n que abarca todos los ¨¢mbitos y circunstancias de su vida. No vale decir que en determinado momento no estaba ejerciendo su labor pastoral.

La postura de los superiores de este se?or deber¨ªa ser, en primer lugar, una condena sin paliativos de los hechos; en segundo lugar, apartar de manera inminente a este sujeto de todo ejercicio pastoral y ponerlo ante la justicia. Estas cosas hacen mucho da?o a la Iglesia, y declaraciones como las del arzobispado suenan a excusas.

Para solucionar un problema, lo primero que hay que hacer es reconocerlo, sin excusas ni ambig¨¹edades. Soy cat¨®lico y me siento parte de la Iglesia cat¨®lica.

Por ello me duele tener unos representantes tan blandos y mezquinos. Que luego no se quejen de que la sociedad les da la espalda.