Castilblanco

Hace ya muchos a?os que este pueblo vive, desde el punto de vista pol¨ªtico, una situaci¨®n inc¨®moda. Podr¨ªamos explicarlo brevemente as¨ª: en las tareas del ejercicio del gobierno municipal, se viene dando un manifiesto equ¨ªvoco entre la legitimidad obtenida democr¨¢ticamente por el partido que gobierna y los caprichos o la arbitrariedad de su m¨¢ximo representante, el se?or alcalde; es decir, que la prudencia, la responsabilidad y la generosidad que pudieran exig¨ªrseles a un pol¨ªtico como rasgos m¨¢s que deseables -por parafrasear a Weber-, se ven soslayados y pervertidos por los deseos, los caprichos personales y el ejercicio reflejo, carente de ideas, de una voluntad ofuscada, tanto m¨¢s autoritaria y ciega cuanto m¨¢s sostenida en el tiempo, todo ello favorecido por la ineptitud de quienes le siguen incondicionalmente.

Valga como ejemplo claro de esto que se dice: dos de las cinco chirigotas que actuaban en el teatro Miguel Fisac durante la segunda funci¨®n del Carnaval 2004, el 21 de febrero, se encontraron con la r¨¦plica atronadora e imponente que numerosos seres extraordinarios emit¨ªan por megafon¨ªa general: ruidos desagradables, berridos, balidos, eructos...

Hasta la fecha, los responsables del teatro municipal no han dado explicaciones de lo sucedido, ni al p¨²blico ni a las chirigotas afectadas. Todav¨ªa andan buscando una respuesta. Sin embargo, seg¨²n testigos presenciales, se vio salir a toda prisa por la puerta principal del teatro a un efebo escoltado que vest¨ªa una capa con una inscripci¨®n: "Censura".