Puertas al campo
La ruta de Los Casta?ares, en Constantina (Sevilla), discurre entre casta?os y quej¨ªos
Se le pueden poner puertas al campo. Puertas, y vallas, y muros de piedra, y cancelas que salen de la nada. Manuel Parra y Antonio Ram¨ªrez lo hicieron en la Sierra Norte de Sevilla, en Constantina. Lo que ocurre es que las lindes de las fincas de estos dos campesinos de 70 y 76 a?os, s¨®lo sirven para que el ganado no se escape y entre en el sendero de Los Casta?ares.
En el norte del municipio de Constantina (Sevilla), junto a la plaza de toros, hay un cartel que indica el comienzo de esta ruta de ocho kil¨®metros de longitud. Ahora, a mediados de marzo, el sendero es algo m¨¢s que un camino de tierra y piedras. Es una lucha. Es el combate entre el que se resiste a irse y el que quiere llegar. Es el cambio de estaci¨®n. El invierno, que se viste de musgo seco y hojas ca¨ªdas que empiezan a ser polvo, a¨²n est¨¢ presente. Pero la primavera, de casta?os que avisan que estar¨¢n en flor, ya est¨¢ entrando.
El casta?o brav¨ªo es una especie que s¨®lo se puede encontrar en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
La ruta se inicia al norte de Constantina, junto a la plaza de toros del municipio
Los mirlos y los jilgueros lo saben. "Ahora se sienten mucho". Manuel Parra, que le puso puertas al campo hace "6 o 7 a?os", est¨¢ sembrando garbanzos al pie de la vereda.
Despu¨¦s de hacer una invitaci¨®n a entrar en su casa, explica que lo que est¨¢ plantando son "garbanzos tard¨ªos". La parcela de Manuel no es muy grande, ocupa la ladera de un peque?o monte. "Aqu¨ª sembramos para entretenernos y para comer nosotros". Detr¨¢s de Manuel, su esposa desbroza. "Tenemos uvas, guisantes, pimientos y algunos olivos (...) No da para mucho, pero, por lo menos, sabemos lo que comemos", cuenta el campesino septuagenario apoyado en su rastrillo.
La finca de Manuel Parra est¨¢ al comienzo de la ruta. Desde su casa ve pasar a los caminantes que se animan a pasearse durante dos horas por este sendero que comienza y termina en Constantina. "Se ven muchos forasteros, hoy he visto a cuatro o cinco chicas". Los vecinos fueron los que arreglaron el camino hace unos a?os: "Antes s¨®lo pod¨ªas subir con un mulo o andando con el zurr¨®n colgado".
El tiempo en el campo pasa m¨¢s lento que en la ciudad. Antonio Ram¨ªrez, que tiene tambi¨¦n su finca en la rivera de la ruta, lleva una escalera que va a utilizar para "arreglar" su chopo. Pero no importa, ya lo har¨¢ m¨¢s tarde. Prefiere acercarse y contar que su perra acaba de parir y ha perdido las siete cr¨ªas -"Quiz¨¢s sea la leche"-; o que en mayo viene un se?or a esquilar sus ovejas - "Tengo seis grandes y siete cr¨ªas"-.
Antonio ha pasado 20 de sus 76 a?os al borde de la ruta. En los ¨²ltimos a?os, cada vez ve m¨¢s gente pasar. Cuenta que ¨²ltimamente lo que m¨¢s ve son ni?os de colegios, eso s¨ª, "controlados por los profesores".
Antonio y Manuel se quedan atr¨¢s. Las vallas met¨¢licas y las casas tambi¨¦n. La ruta avanza y al caminante ya s¨®lo le acompa?an las piedras que delimitan la vereda. Quietas, impert¨¦rritas desde hace d¨¦cadas.
El camino se hace, cada vez, m¨¢s angosto y escarpado. Parece que se va a cerrar y ya no se podr¨¢ andar m¨¢s. Pero los matorrales se apartan, y se levanta un campo de casta?os.
Son de una especie que s¨®lo existe en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica: el casta?o brav¨ªo. Puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura, tiene el tronco grueso y la copa amplia y redondeada. Es una especie exigente con la calidad del suelo y la humedad. Precisamente por eso, se levanta en tierras como las de Constantina, el municipio con mayor cantidad de precipitaciones de la Sierra Norte. El casta?o brav¨ªo, que en esta ¨¦poca del a?o est¨¢ desnudo, fue introducido en Espa?a durante la Reconquista. Sus ramas y tronco se utilizan en la zona para construir varas para recoger la aceituna, vigas para la construcci¨®n y tutores para las plantas. En los pueblos de los alrededores se ha creado una fuerte industria basada en la utilizaci¨®n de este tipo de madera.
El camino se vuelve a estrechar y el muro de piedras que hab¨ªa desaparecido, vuelve a acompa?ar el curso del sendero. Los olmos y quej¨ªos dejan paso a algunos ¨¢rboles frutales. La civilizaci¨®n se empieza a hacer presente; Constantina, de donde ha partido la ruta, est¨¢ cerca.
El sendero de Los Casta?ares, pr¨®ximo a su fin, recorre la carretera que lleva al mirador del castillo del municipio, una fortificaci¨®n de estilo almor¨¢vide del siglo XI.
Constantina -un lugar en el que seg¨²n Antonio Ram¨ªrez "se vive como se quiere"- queda a los pies de la monta?a coronada por su castillo.
Primavera de casta?os
- C¨®mo llegar. Cuando se llega a Constantina (Sevilla), se debe recorrer todo el municipio en direcci¨®n norte. En esta zona est¨¢ situada la plaza de toros y La Alameda. A unos pocos metros, un cartel se?ala el inicio del sendero de Los Casta?ares.
- Cu¨¢ndo. Todas las estaciones del a?o son buenas para recorrer los 8 kil¨®metros del sendero. Aunque se recomienda que se haga en primavera y verano. Las temperaturas son moderadas y los casta?os se presentan con un color verde intenso.
- Dificultad. La ruta est¨¢ pensada para ser recorrida a pie en unas dos horas. La mitad del sendero se hace remontando las colinas, pero el camino nunca llega a ser demasiado escarpado. La dificultad es media y se llegan a alcanzar los 670 metros sobre el nivel del mar.
- Qu¨¦ ver. El origen de Constantina est¨¢ profundamente ligado a la explotaci¨®n de las minas de cobre y plata que se ubican en los alrededores del pueblo. En su casco urbano, se encuentran la Iglesia de la Encarnaci¨®n, con su imponente torre, el convento de las Jer¨®nimas y la ermita del Robledo. Quiz¨¢s, el mayor atractivo de este municipio sea su castillo que domina el pueblo desde una colina. Esta fortificaci¨®n de estilo almor¨¢vide, fue construida en el siglo XI. Despu¨¦s de tanto tiempo, s¨®lo quedan en pie tres de sus siete torres. Destaca la torre del homenaje que resiste el paso de los siglos y domina uno de los barrios de Constantina que todav¨ªa conserva en el trazado de sus calles la huella de los pueblos musulmanes.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Se puede obtener m¨¢s informaci¨®n en el Centro de Visitantes El Robledo (955 88 15 97). Est¨¢ situado en el kil¨®metro uno de la carretera que une Constantina y El Pedroso. En el complejo existe un ¨¢rea de interpretaci¨®n del bosque mediterr¨¢neo y un jard¨ªn bot¨¢nico que recrea en miniatura el parque de Sierra Norte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.