Otro estilo
Otro estilo se impone tras el resultado de las elecciones. El electorado mayoritariamente se inclina por otra forma de gobernar. Por supuesto que le importa la econom¨ªa pero no exclusivamente. Tras la retribuci¨®n econ¨®mica est¨¢ la c¨ªvica. Y en este sentido el electorado no ha visto reconocidas sus opciones ciudadanas. Principalmente la postura abrumadora en contra de la guerra en el conflicto de Irak. Con el alineamiento ante la posici¨®n encabezada por los Estados Unidos en lugar de las Naciones Unidas, o la participaci¨®n en la cumbre de las Azores en vez optar por la postura mayoritaria de la Uni¨®n Europea, ignorando nuestras privilegiadas relaciones culturales y econ¨®micas con el mundo ¨¢rabe.
Se le reconocen los m¨¦ritos en materia econ¨®mica al partido hasta ahora en el Gobierno pero tampoco se le atribuyen exclusivamente. En el primer trimestre del a?o1994, con Pedro Solbes de Ministro de Econom¨ªa, se comenz¨® a salir de la recesi¨®n que llev¨¢bamos padeciendo desde el ¨²ltimo trimestre de 1992. El Partido Popular no lleg¨® al Gobierno hasta 1996 y tambi¨¦n es cierto que lo hizo en aquella legislatura con otro estilo de gobernar.
Las diferencias positivas obtenidas de la comparaci¨®n con las cifras econ¨®micas ofrecidas por los aliados europeos que tradicionalmente han tirado del carro comunitario, hoy Uni¨®n Europea, Francia y Alemania, s¨®lo advierten de la oportunidad de nuestro ingreso, que tambi¨¦n alcanza a pa¨ªses como Irlanda, Portugal o Grecia; de los beneficios de la posici¨®n perceptora de fondos estructurales y de cohesi¨®n, que inicialmente fue calificada por el entonces candidato Aznar como "pedig¨¹e?a"; o de los costos para el pa¨ªs que principalmente ha aportado fondos, Alemania, de su reunificaci¨®n, que en su momento fue bendecida por todos, por lo que supon¨ªa de entierro definitivo de los dos bloques.
Atribuir solamente al brutal atentado de 11-M el resultado del cambio electoral equivale a ignorar las movilizaciones anteriores. Pensar s¨®lo en los efectos de las movilizaciones producidas con motivo del atentado, a¨²n en el d¨ªa de reflexi¨®n, supone olvidar las que ya anteriormente se ven¨ªan produciendo a causa del hundimiento del Prestige, la entrega de los Goya, o incluso la participaci¨®n de los cineastas en el documental Hay motivo.
Pensar que los medios de comunicaci¨®n pueden por s¨ª mismos catalizar cambios de posici¨®n electoral supondr¨ªa atribuirles la misma capacidad en un pasado no lejano, cuando efectivamente los latiguillos "paro, despilfarro y corrupci¨®n" o "v¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez" a¨²n resuenan en nuestra memoria; a¨²n cuando ni entonces ni ahora hac¨ªan sino reflejar p¨¢lidamente el descontento que hab¨ªa en el ambiente.
Desconocer los resultados obtenidos en Catalu?a, con el avance espectacular obtenido por Esquerra Republicana, el adversario demonizado, significa que el tratamiento equivocado de la comunicaci¨®n del Gobierno no ven¨ªa de ahora, y que posiblemente tienen raz¨®n quienes afirman que, a¨²n cuando el ministro Acebes hubiera informado antes de que se lo hubiera solicitado Rodr¨ªguez Zapatero de las detenciones de ciudadanos ¨¢rabes, el resultado hubiera sido el mismo para el partido del Gobierno. El mal ya estaba hecho, y ven¨ªa de lejos.
Muchos j¨®venes desinteresados por la pol¨ªtica, que apenas participan en debates e informaciones electorales, se hab¨ªan movilizado como lo hicieron en ocasiones anteriores ante lo que entendieron una obligaci¨®n moral de responder de alguna forma ante una actitud equivocada con un talante que no compart¨ªan. Otros ciudadanos que en el pasado optaron por una postura pasiva ante el desenga?o sufrido por la actitud de sus propios correligionarios se sintieron nuevamente llamados a dar respuesta ante lo que consideraban una postura err¨®nea, arrogante y desfasada.
Otro estilo de pol¨ªtica nuevamente se impon¨ªa. Confiemos que efectivamente esta vez no nos falle a quienes optamos por unas relaciones exteriores en plan de igualdad con todos los pa¨ªses a¨²n sin ignorar la importancia de los Estados Unidos. Por una relaci¨®n m¨¢s estrecha con nuestros socios de la Uni¨®n Europea. Con unas relaciones especiales con los pa¨ªses ¨¢rabes e Iberoam¨¦rica por razones hist¨®ricas, de proximidad geogr¨¢fica y culturales. As¨ª como con la concepci¨®n de una Espa?a plural cooperativa y solidaria como forma m¨¢s viable de hacer posibles las relaciones interiores en un Estado como el nuestro ante la actual situaci¨®n pol¨ªtica.
Esperamos que el nuevo gabinete ministerial que se constituya pr¨®ximamente, para lo cual el comit¨¦ de notables se ha reunido estos d¨ªas contando con la valiosa representaci¨®n valenciana de Alborch y Solbes, aporte todo su prestigio a trav¨¦s de los nombres que lo compongan, como podr¨ªan ser los ya citados o los de Moratinos, Solana, Sevilla, o Sebasti¨¢n, u otros que en esta l¨ªnea podr¨ªan a?adirse, que permitan a los espa?oles acabar con un estilo de gobernar que sin duda ha influido en el resultado de estas elecciones. Y para nosotros, los valencianos, esperamos que los principales proyectos pendientes, alguno de los cuales deb¨ªa estar ya finalizado como el AVE, alcancen el consenso que necesitan, como es el caso del Plan Hidrol¨®gico Nacional, o la colaboraci¨®n necesaria para el ¨¦xito de su organizaci¨®n, como en la Copa Am¨¦rica, cosa de la que no dudamos.
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