"El crecimiento continuo de la prosperidad es una ilusi¨®n"
Rector de la universidad de Sankt Gallen, en Suiza, Peter Glotz, 65 a?os, fil¨®sofo de formaci¨®n, es profesor de Ciencias de la Comunicaci¨®n. Ha sido diputado socialdem¨®crata en el Bundestag alem¨¢n de 1972 a 1977, as¨ª como tambi¨¦n, de 1983 a 1996. Secretario del SPD de 1981 a 1987, se retir¨® de la vida pol¨ªtica hace ocho a?os. De febrero a noviembre de 2002 fue el representante del canciller Gerhard Schr?der en la Convenci¨®n Europea.
Pregunta. ?C¨®mo percibe a la socialdemocracia europea?
Respuesta. Hay que hablar de cada pa¨ªs por separado. Ha habido momentos en que, de repente, la mayor¨ªa de los jefes de Gobierno eran socialdem¨®cratas, y se cre¨ªa que una nueva era comenzaba. Nada de eso. Los partidos socialdem¨®cratas s¨®lo cambian de hardware, para emplear un vocabulario inform¨¢tico. Con el disco duro de Willy Brandt, Schr?der no puede ganar elecciones, igual que Brandt no pod¨ªa hacerlo con el de Auguste Bebel. Tres cosas son decisivas: personas, programas y organizaci¨®n. Tony Blair ha regenerado el partido laborista brit¨¢nico llev¨¢ndolo de ¨¦xito en ¨¦xito, al menos hasta la guerra de Irak.
"Ganar o perder elecciones se decide sobre el terreno. El resto es literatura"
"El reembolso de los gastos de dentista no es parte de la identidad socialdem¨®crata"
"Socialdemocracia quiere decir pol¨ªtica de paz; nada de participar en la guerra de Irak"
P. ?Es imposible que estos partidos desarrollen una pol¨ªtica com¨²n a escala de la UE?
R. Es dif¨ªcil. Tenemos un presunto partido socialdem¨®crata europeo, que, en realidad, es un ectoplasma. Yo mismo lo he representado en ocasiones, y nos reunimos, leemos discursos preparados de antemano y luego nos volvemos a casa. La cuesti¨®n de saber si un partido gana o pierde elecciones no se decide en un foro supranacional, sino sobre el terreno. El resto es literatura. Y lo mismo hay que decir de la Federaci¨®n Europea de Sindicatos, que es m¨¢s una direcci¨®n postal que una organizaci¨®n. Es verdad, pese a todo, que los socialdem¨®cratas se conciertan sobre algunas cuestiones, pero a veces, Chirac y Schr?der, aunque pertenecen a partidos opuestos, se comprenden mejor que el canciller alem¨¢n con sus correligionarios, los socialistas franceses.
P. Eso parece un problema generalizado.
R. Es cierto. Pero depende del planteamiento de cada partido. Por ejemplo, holandeses y suecos se han planteado antes que nadie el problema de la financiaci¨®n del Estado del Bienestar, y han adoptado soluciones valientes. Por eso mismo, el color de un partido no es garant¨ªa de un entusiasmo autom¨¢tico por la causa europea. Hace cinco a?os, hab¨ªa 11 Gobiernos socialdem¨®cratas o con participaci¨®n socialdem¨®crata, sobre 15 en Europa, y no por ello la UE funcionaba mejor que ahora.
P. ?Son los partidos socialdem¨®cratas incapaces de renovarse?
R. Algunos no han sido capaces. No todos. Craxi arruin¨® a la socialdemocracia en Italia y ahora son los ex comunistas quienes se presentan como socialdem¨®cratas. Pero veamos el caso de Tony Blair. Yo estoy totalmente en contra de su pol¨ªtica de guerra en Irak, pero es indiscutible que se trata del jefe m¨¢s carism¨¢tico de la socialdemocracia europea. Con su Nuevo Laborismo ha puesto fin a las peleas de las peque?as formaciones trotskistas en el partido. Ha sido un ¨¦xito impresionante.
P. ?Y la Tercera V¨ªa?
R. Como concepto, es algo puramente brit¨¢nico. Blair deb¨ªa justificar que no deshiciera las decisiones tomadas por la conservadora Margaret Thatcher contra los sindicatos. Es lo que se ha llamado "la tercera v¨ªa" que en mi juventud era el neutralismo de Tito o de Nehru, durante la Guerra Fr¨ªa. Pero eso no necesariamente funciona en otros pa¨ªses.
P. Si hablamos de organizaci¨®n, parece que hay un enfriamiento de las relaciones entre los sindicatos y los partidos socialdem¨®cratas, as¨ª como un descenso en los efectivos de ambos tipos de organizaciones.
R. El descenso de efectivos es muy cierto en toda Europa: sindicatos, iglesias, partidos... es la negativa de las j¨®venes generaciones a apuntarse a las viejas instituciones. Todo eso depende mucho del talante de las personas. Yo mismo entr¨¦ en el SPD gracias a Willy Brandt, como tantos j¨®venes. Por otra parte, los sindicatos son los representantes de los trabajadores casi siempre en las grandes empresas, en las industrias tradicionales, y representan, por tanto, intereses particulares. Un partido socialdem¨®crata que quiera gobernar no puede concentrarse s¨®lo en cultivar esos sectores.
P. Cuando est¨¢ en el poder la izquierda tiene que hacer con frecuencia las reformas que la derecha no ha hecho. Pero cuando est¨¢ en la oposici¨®n se imponen tendencias dogm¨¢ticas...
R. Es ¨¦sa una gran debilidad. El que el SPD, en la oposici¨®n, haya calificado cualquier redistribuci¨®n del gasto social de abajo arriba, como un crimen contra el Estado, ha creado el mismo pathos con el que ahora se acusa a quien eso propone de "traidor". Era muy distinto en los a?os sesenta, cuando, para formar coalici¨®n de gobierno con la democracia cristiana, el SPD supo hacer gala de prudencia en sus promesas electorales. Y hoy se nos castiga por haber sido a menudo irresponsables desde la oposici¨®n. En Francia es a¨²n peor que en Alemania, donde, por lo menos, hubo un Bad-Godesberg que llev¨® a un realismo econ¨®mico, mientras que el ciudadano franc¨¦s lo espera todo del Estado y no falta quien, cuando se mete por medio el sector privado, grita que es un pecado contra el esp¨ªritu del socialismo.
P. La palabra "reforma" est¨¢ en crisis. Antes quer¨ªa decir progreso y ahora, reducci¨®n del gasto social.
R. En los a?os setenta, Brandt promet¨ªa una reforma casi a diario. Aumento de las percepciones familiares, ayudas a los estudiantes, seguridad social para el campo, etc¨¦tera. Y muchos socialdem¨®cratas no han comprendido que el aumento continuado de la prosperidad era una ilusi¨®n, al menos desde mediados de los setenta.
P. ?C¨®mo es, entonces, un pol¨ªtico socialdem¨®crata?
R. El reembolso de los gastos de dentista no forma parte de la identidad socialdem¨®crata. Ha de quedar claro que la extensi¨®n ininterrumpida del Estado social no puede estar ya a la orden del d¨ªa, aunque eso cree problemas con el votante. Socialdemocracia quiere decir pol¨ªtica de paz; nada de participar en la guerra de Irak, como vemos ahora en Espa?a, y gracias a lo cual Schr?der gan¨® en 2002 las elecciones. Los partidos socialdem¨®cratas, por tanto, deben cambiar su base electoral. Una parte de sus votantes tradicionales est¨¢ desapareciendo mientras que otros se resisten a creer en la necesidad del cambio, con lo que votan s¨®lo teniendo en cuenta la asistencia social que reciban. Hay que buscar nuevos votantes entre los empleados, los aut¨®nomos, los empresarios.
P. ?Por qu¨¦ a los socialdem¨®cratas les cuesta tanto ponerse de acuerdo?
R. Depende mucho de que se trate del tipo adecuado de personas, con las que, seguramente, hoy no contamos. Si se aprueba la Constituci¨®n Europea y si se logra hacer campa?a en torno a un candidato que pueda convertirse en presidente de la Comisi¨®n, todo ello contribuir¨¢ a modelar una verdadera socialdemocracia europea; lo que ser¨ªa siempre mejor que lo que hoy tenemos, que nadie conoce a nuestros representantes en Europa.
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