"Tras la tragedia, los j¨®venes vuelven a pelear"
Enrique de Castro sigue siendo, a sus 61 a?os, uno de los curas rojos que mantiene vivo el esp¨ªritu luchador de los barrios de El Pozo y Entrev¨ªas. Sus batallas contra la exclusi¨®n social, los efectos de la droga y la especulaci¨®n urban¨ªstica han hecho que en el barrio se le considere sucesor del padre Llanos, el gran defensor de las libertades y los derechos de los vallecanos durante el franquismo.
Pregunta. Los atentados del 11-M se llevaron a casi decenas de vecinos del barrio y su entorno, ?c¨®mo cambia esto la vida de una comunidad ya de por s¨ª castigada?
Respuesta. Hoy tenemos los mismos problemas que ten¨ªamos hace unos meses: falta vivienda, faltan expectativas para nuestros j¨®venes, no se combate la droga como se deber¨ªa hacer... pero hoy hay algo que empieza a cambiar. Soy m¨¢s optimista porque, aparte de la tragedia, veo algo tan bueno como que la gente joven vuelve a pelear.
P. ?Qu¨¦ le hace pensar esto?
R. En mi propia casa, donde tengo acogidos a j¨®venes que nunca se hab¨ªan interesado lo m¨¢s m¨ªnimo por la pol¨ªtica, hubo un gran barullo cuando vimos que el Gobierno nos estaba enga?ando con la autor¨ªa del atentado. Fueron los propios chavales los que me dijeron que pensaban ir a manifestarse ante la sede del PP y tambi¨¦n me sorprendi¨® cuando, al d¨ªa siguiente, se fueron a votar seguramente por primera vez en su vida. Quer¨ªan y quieren cambiar las cosas.
P. ?Teme que la convivencia entre las diferentes comunidades del barrio se degrade tras los atentados?
R. No, no creo que pase nada. En el fondo todos nos conocemos. Yo mismo he le¨ªdo el Cor¨¢n en mis actos lit¨²rgicos, venimos celebrando ceremonias ecum¨¦nicas desde hace mucho tiempo y vamos aprendiendo que todos tenemos el mismo dios. Pero s¨ª hay que intentar calmar los ¨¢nimos, pues no pueden tolerarse situaciones como la que me contaron el otro d¨ªa, en la que un chico del barrio tuvo que ense?ar al resto de pasajeros del tren lo que llevaba en su bolsa. Cre¨ªan que ten¨ªa una bomba por el simple hecho de ser magreb¨ª.
P. En la misa de ayer, usted quiso dejar bien claro que la religi¨®n no ten¨ªa nada que ver con el 11-M.
R. Efectivamente, lo ocurrido en los trenes no tiene nada que ver con Dios, lo hemos provocado las personas. Para m¨ª, el terrorismo se crea con otro terrorismo y lo que hace Bush en algunos pa¨ªses como Irak es terrorismo puro y duro. El problema es que siempre acaban pagando los pobres. Lo pagaron en Irak y lo han pagado en Vallecas.
P. ?Por qu¨¦ no quiso subir al altar en la eucarist¨ªa conjunta que celebraron ayer las parroquias de El Pozo y Entrev¨ªas?
R. Porque quer¨ªa estar donde siempre, abajo y con la gente. Pero la parroquia de San Carlos Borromeo, donde yo trabajo, estuvo presente en la misa con un texto que le¨ªmos al final.
P. ?Le cuesta hablar de perd¨®n ante los familiares de las v¨ªctimas?
R. A menudo se utiliza la palabra perd¨®n en el sentido m¨¢s bobalic¨®n del t¨¦rmino. Perdonar no es decir que yo te perdono porque soy m¨¢s justo que t¨². El perd¨®n significa liberar una conciencia de culpa. Pero yo voy m¨¢s all¨¢ y pienso que el perd¨®n para m¨ª significar¨ªa perdonarme a m¨ª mismo por si en alg¨²n momento he aplastado a alguien que ha acabado reaccionando con violencia para defenderse.
P.
?Cree que la lucha contra el terror deber¨ªa articularse en torno a este pensamiento?
R. Lo que est¨¢ claro es que la pobreza y la marginaci¨®n est¨¢ en la base de esta forma de violencia. Lo que llamamos simplemente terrorismo tiene nombres y apellidos, tiene personas que lo alentan desde el propio poder por sus ansias de riqueza y de controlarlo todo.
P. ?C¨®mo digerir¨¢ Vallecas lo acontecido en los ¨²ltimos d¨ªas?
R. Dentro de tres meses, de todo esto s¨®lo se acordar¨¢n aquellos que perdieron a alguien en la tragedia. Los otros olvidar¨¢n progresivamente y s¨®lo se acordar¨¢n cuando haya una nueva cat¨¢strofe cerca. Las cosas son as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.