El Pozo recuerda
3.000 personas despiden a las v¨ªctimas en una ceremonia oficiada por las parroquias del barrio
Los vecinos de El Pozo del T¨ªo Raimundo, Entrev¨ªas y el sur de Madrid acudieron ayer a la llamada de su Iglesia para convertir la misa de 12 en un funeral por las v¨ªctimas del atentado terrorista. M¨¢s de 3.000 personas se reunieron en la explanada de la estaci¨®n donde hace 10 d¨ªas sonaron las bombas. Un sol intenso recibi¨® a la primavera. A 40 metros del altar, montado sobre un escenario de fondo rojo, segu¨ªan pasando los trenes.
Doce sacerdotes de las parroquias del barrio oficiaron una misa dominical adornada con rosas rojas y 202 cirios con nombres propios. El esp¨ªritu del legendario padre Llanos impregn¨® toda la ceremonia, a la que puso m¨²sica un coro juvenil de guitarras. Cantaron canciones de V¨ªctor Manuel, Simon y Garfunkel y una titulada Como el padre Llanos, que salud¨® la entrada de los sacerdotes, jesuitas vestidos de blanco con estolas de tejido artesanal y motivos andinos. Tampoco el cop¨®n de las hostias consagradas era el tradicional. Usaron cuencos de barro que trajeron de las parroquias del barrio. Con ellos repartieron la comuni¨®n y fue tal la afluencia de personas que los 12 sacerdotes emplearon m¨¢s de 10 minutos en ello. La gente, de procedencia muy humilde, se cubr¨ªa la cabeza con gorros de papel de peri¨®dico y pa?uelos para protegerse del sol. Los organizadores repartieron cientos de litros de agua en bolsas.
Los sacerdotes, entre c¨¢nticos y guitarras, apelaron a la solidaridad de los vecinos
El esp¨ªritu del legendario padre Llanos impregn¨® toda la ceremonia
El servicio religioso acab¨® con un discurso rebelde y comprometido que ley¨® el cl¨¦rigo Javier Baeza, de la parroquia de San Carlos Borromeo: "Cuando Bush decide invadir Irak apelando a la justicia infinita gritamos en las calles un rotundo no a esa invasi¨®n. Cuando Bin Laden fanatiza a su pueblo en nombre de su dios, ¨¦l se esconde mientras utiliza a seres humanos para que se inmolen en su guerra santa, haci¨¦ndonos de nuevo enemigos, aun en contra del pueblo musulm¨¢n, que igual que nosotros llora a sus v¨ªctimas. El terrorismo tiene nombres y apellidos en nada an¨®nimos, son actos de poder y lucha por el poder, no son acciones del pueblo".
Baeza hizo un recorrido por los episodios de la historia que quebraron la convivencia entre ciudadanos de diferentes culturas y religiones por "decretos de reyes y emperadores". Como consecuencia de la lucha por el poder, cit¨® "los recientes exterminios del poder nazi y del ansia imperialista del tambi¨¦n poderoso capital americano". "Los poderes econ¨®micos no entienden lo que es el ser humano", a?adi¨®.
Por ¨²ltimo, en sinton¨ªa con los sermones que se escucharon antes -el arcipreste Jos¨¦ Manuel Peco presidi¨® la misa-, Baeza llam¨® a la tradicional solidaridad de los vecinos de El Pozo, para que vuelvan a abrir sus puertas, como anta?o.
Los que se acercaron a comulgar, en su mayor¨ªa mujeres mayores, algunas de luto cerrado, aprovecharon para saludar a los pol¨ªticos que escucharon la misa en la primera fila: el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, y su vicealcalde, Manuel Cobo; la portavoz municipal de IU y vecina del barrio durante a?os, In¨¦s Saban¨¦s. Tambi¨¦n estuvieron algunas concejales y una fila m¨¢s atr¨¢s la socialista Francisca Sauquillo. Todos escucharon las palabras conciliadoras del padre Peco: "Hemos contemplado at¨®nitos la masacre deshumanizadora. Ahora nos toca crear un clima de concordia, paz y perd¨®n. Que el odio, la venganza, el temor y el rencor no echen ra¨ªces entre nosotros que terminen amargando nuestra existencia". El arcipreste tambi¨¦n tuvo palabras para los "inmigrantes, j¨®venes y trabajadores honrados que s¨®lo desean vivir en un mundo en paz y trabajar por la igualdad y la solidaridad".
En esta peculiar ceremonia hubo hasta aplausos. Los arranc¨® Javier Baeza al leer el texto de acci¨®n de gracias redactado en su parroquia, que puso fin a la ceremonia: "Hoy os pido al pueblo de El Pozo, Entrev¨ªas y Madrid que rescatemos la solidaridad, que abramos nuestro coraz¨®n y nuestras casas".
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