'Atochagate', la manipulaci¨®n dentro de la manipulaci¨®n
A cuatro d¨ªas de la desclasi-ficaci¨®n parcial de algunos documentos relacionados con la masacre del 11-M ordenada por el Gobierno, la comunidad de inteligencia -mandos policiales y agentes de los servicios secretos espa?oles- sigue con perplejidad el rumbo de la nave gubernamental. Hay una manera de saber con precisi¨®n qu¨¦ ocurri¨® con la informaci¨®n que a partir del atentado fue recibiendo el Gobierno y, al tiempo, administrando ante la opini¨®n p¨²blica. ?Cu¨¢l es esa manera? Mediante el acceso a aquello que los profesionales de la polic¨ªa encargados de la lucha antiterrorista dijeron a sus responsables y lo que ¨¦stos, a su vez, transmitieron al Gobierno a trav¨¦s del Ministerio del Interior.
Un tribunal llamar¨ªa a prestar declaraci¨®n al comisario que dirige la investigaci¨®n
El informe del CNI no sirve para justificar las instrucciones de Asuntos Exteriores
El Gobierno, estiman varias fuentes consultadas, se ha agarrado como un clavo ardiendo a un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la tarde del jueves 11 de marzo de 2004, seg¨²n el cual "casi seguro que ETA es autora de los atentados" y en el que se agregaba que "no puede afirmarse que una organizaci¨®n ligada a la Yihad internacional" fuese la responsable.
?Pudo influir dicho informe en algo relevante sobre la posici¨®n del ministro del Interior? Si se examinan las horas -ese informe era de las 15.51- surge una conclusi¨®n elemental: Acebes no cont¨® con ¨¦l a las 13.30 cuando compareci¨® por primera vez en rueda de prensa y asegur¨® que el atentado hab¨ªa sido cometido por ETA. A la pregunta de una periodista extranjera que mencion¨® la posibilidad de que Al Qaeda fuera responsable, el ministro respondi¨® con otra cosa: "Estamos asistiendo a un proceso de intoxicaci¨®n que ha iniciado el se?or [Arnaldo] Otegi de manera miserable para desviar la atenci¨®n". La periodista no hab¨ªa indagado por lo que opinaba Otegi, pero el ministro carg¨® a fondo contra el presunto intento de desviar la atenci¨®n.
?Por qu¨¦ entonces resolvi¨® el Gobierno adoptar una decisi¨®n sin precedentes y d
esclasificar una semana despu¨¦s del atentado un material que es irrelevante a la hora de demostrar que no se ha mentido? La respuesta, a partir de consultas con algunas personas vinculadas a la investigaci¨®n de los hechos, es ¨¦sta: porque al menos el Gobierno puede citar al CNI.
"Si estuvi¨¦semos ante un tribunal, la prueba aportada por el Gobierno ser¨ªa desestimada lisa y llanamente por los jueces, quienes dir¨ªan a la defensa del acusado: Esta prueba no sirve, ?tiene alguna otra prueba para aportar?", dijo uno de los expertos consultados.
Tampoco el informe del CNI sirve para justificar las instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores a la misi¨®n espa?ola ante las Naciones Unidas. Esa orden, a trav¨¦s de llamadas telef¨®nicas, se cursa a las 13.30 horas. Se exige que la condena del Consejo de Seguridad tenga nombre y apellido: ETA.
Si se siguiera la l¨®gica de un tribunal, tendr¨ªan inter¨¦s las dos cronolog¨ªas aportadas por el Gobierno en la rueda de prensa del pasado jueves 18 de marzo. En una de ellas, titulada Toda la verdad en tiempo real, se da cuenta de que a las 12 horas del jueves tuvo lugar una reuni¨®n en la Secretar¨ªa de Estado de Seguridad con los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Estos coinciden en considerar a ETA como autora, por los precedentes de atentados fallidos. Indicios de que la dinamita del explosivo es habitual de ETA".
Esta reuni¨®n, pues, es relevante. ?Qu¨¦ dijeron, por ejemplo, los representantes de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, principal responsable de la investigaci¨®n, o el de la Guardia Civil? Hay ciertas versiones sobre ello. Al menos ciertos responsables ten¨ªan algunas dudas razonables de que el atentado fuera obra de ETA. Por tres razones: la ausencia de aviso previo, por el salto que supon¨ªa pasar de objetivos precisos -concejales, pol¨ªticos polic¨ªas, militares, jueces, fiscales o periodistas- y por la potencia del explosivo utilizado dentro de las bolsas.
En todo caso, un tribunal llamar¨ªa a prestar declaraci¨®n, por ejemplo, a Jes¨²s de la Morena Bustillo, comisario del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa a cargo de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n. Tambi¨¦n a sus colegas para saber qu¨¦ ocurri¨® en esa reuni¨®n, entre las 12 y las 13 horas.
Jes¨²s de la Morena es relevante por llevar todo el peso en la direcci¨®n de la investigaci¨®n. En ambas cronolog¨ªas, por ejemplo, se se?ala las 15,30 horas del jueves. Y se dice: "Llegada de la furgoneta a las dependencias centrales de la polic¨ªa en Canillas. Inspecci¨®n ocular y detecci¨®n de siete detonadores y de una cinta casette con caracteres ¨¢rabes y peque?os restos de material explosivo". Se agrega: "Hasta las 18 horas, tratamiento y reproducci¨®n de la cinta encontrada en la furgoneta". Una de las cronolog¨ªas se?ala que en la car¨¢tula de la cinta "figuran caracteres ¨¢rabes".
A las 17.29, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, enviaba un telegrama a los embajadores de Espa?a en el extranjero en el que dec¨ªa que ETA era la responsable del atentado y advert¨ªa contra intentos "pol¨ªticos" de manipulaci¨®n, en referencia a otras autor¨ªas.
De la cronolog¨ªa surge que a las 18.15, el ministro Acebes se reun¨ªa el jueves 11 con responsables de las fuerzas de seguridad. En paralelo, se estaba traduciendo la cinta en ¨¢rabe hallada en la furgoneta.
Muro informativo
Un tribunal pedir¨ªa, pues, un relato a los responsables policiales sobre el contenido de dicha reuni¨®n, las hip¨®tesis analizadas y el estado de la investigaci¨®n.
Finalmente, el ministro Acebes debi¨® de solicitar a la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa un informe para resumir las conclusiones en la reuni¨®n del Consejo de Ministros del d¨ªa siguiente, viernes 12 de marzo. ?Qu¨¦ dec¨ªa ese informe?
El Gobierno edific¨® a partir del jueves 11 -llamadas a directores de peri¨®dicos incluidas- un muro informativo, nacional e internacional, con la autor¨ªa de ETA. Acus¨® a quienes dec¨ªan lo contrario, o simplemente dudaban, de intoxicar. Lo que ocurri¨® fue exactamente lo contrario.
Si uno aplica la misma metodolog¨ªa de razonamiento que us¨® el Gobierno, los que dudaron o dijeron que no se trataba de ETA ten¨ªan raz¨®n. La intoxicaci¨®n, usando la terminolog¨ªa gubernamental, corri¨® a cargo del Gobierno. Necesitaba que la autora fuera ETA por razones electorales y cuando las evidencias apuntaban en la direcci¨®n de radicales integristas sigui¨® manipulando a la opini¨®n p¨²blica, restando verosimilitud a esa posibilidad cuando ya era mucho m¨¢s que una hip¨®tesis. Tambi¨¦n hab¨ªa precedentes para pensar en el radicalismo integrista. El del atentado en la Casa de Espa?a en Casablanca. Pero el Gobierno, pensando en el 14-M, lo olvid¨®.
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