Abdelaziz vino para ayudar
Un enfermero musulm¨¢n deja Argelia para atender a los heridos en el Gregorio Mara?¨®n
Abdelaziz Gourari, de 35 a?os, se despert¨® el jueves 11 de marzo en su casa de Ghazaouet, al noroeste de Argelia, sobrecogido por la noticia de los atentados en Madrid, que ofrec¨ªan las cadenas de televisi¨®n. Enfermero de profesi¨®n y musulm¨¢n practicante, Abdelaziz decidi¨® cruzar el Mediterr¨¢neo y marchar a Madrid "a ayudar en lo que hiciera falta".
El martes 16 lleg¨® al hospital Gregorio Mara?¨®n, porque se enter¨® de que all¨ª estaba ingresado el mayor n¨²mero de heridos. "S¨¦ que hacer frente a 1.400 heridos -los que por entonces se contabilizaban-, es un reto sanitario inmenso. Cog¨ª mi malet¨ªn de emergencia, con gasas, ap¨®sitos y antis¨¦pticos y tom¨¦ el barco a Almer¨ªa, y de all¨ª a Madrid en autob¨²s". En la cabeza tra¨ªa las im¨¢genes de los voluntarios espa?oles que fueron a ayudar tras el terremoto que en mayo de 2003 caus¨® m¨¢s de 2.000 muertos en Argelia. Abdelaziz quer¨ªa devolver el favor, quiz¨¢ pensando que en Espa?a encontrar¨ªa un caos sanitario similar, y compa?eros voluntarios de todo el mundo.
Con cara de sue?o y barba de dos d¨ªas, esper¨® durante horas a las puertas del hospital hasta que gracias a una periodista de televisi¨®n que hablaba franc¨¦s -¨¦l s¨®lo habla esta lengua y el ¨¢rabe- consigui¨® ponerse en contacto con la direcci¨®n del Gregorio Mara?¨®n. En la sala de espera hab¨ªa dejado abandonada su bolsa de ropa, "era enorme, mi madre me la llen¨® porque cree que en Europa siempre hace fr¨ªo, y casi no pod¨ªa ni levantarla". Este olvido caus¨® una considerable alarma entre el personal de seguridad del hospital. Al final todo se aclar¨® y Abdelaziz pudo ponerse manos a la obra.
"Ha estado colaborando en la higiene de los internos y d¨¢ndoles de comer", indica Carmen Girabent, directora de enfermer¨ªa del hospital, "no le hemos encargado ninguna tarea en la que fuera necesario aplicar t¨¦cnicas de enfermer¨ªa porque su t¨ªtulo de enfermero no est¨¢ convalidado. Lo que ¨¦l quer¨ªa era ser ¨²til, y lo ha conseguido", a?ade Girabent, mirando sonriente y con ojos de orgullo al argelino.
La barrera del idioma, afirma Abdelaziz con convicci¨®n, "ha sido el ¨²ltimo de sus problemas". Ha estado destinado al ¨¢rea 2100 del hospital, indica Girabent, "donde hay un poco de todo: traumatolog¨ªa, neumolog¨ªa, cirug¨ªa"; all¨ª ha estado acompa?ado por enfermeros y enfermeras como Pedro, Paloma o Mercedes, que le han hecho las cosas m¨¢s f¨¢ciles. Entre el franc¨¦s, el ingl¨¦s y el espa?ol, se las han arreglado. "Tambi¨¦n nos comunicamos con las manos, con los ojos; adem¨¢s, los t¨¦rminos t¨¦cnicos son muy parecidos en franc¨¦s y en espa?ol".
Abdelaziz tiene mucha experiencia en grandes cat¨¢strofes. Siempre se pide d¨ªas de vacaciones para ayudar all¨¢ donde haga falta. "Me deben dos a?os, as¨ª que no ha habido ning¨²n problema. Procuro concentrar los d¨ªas de libranza en momentos muy puntuales, la ¨²ltima vez que libr¨¦ fue para irme a Irak a ayudar".
Durante la guerra de Irak, en 2003, Abdelaziz colabor¨® con la Media Luna Roja de Siria, en un campo de refugiados cerca de la frontera entre Irak y Siria. Ese mismo a?o estuvo de lleno metido en la atenci¨®n a las v¨ªctimas del terremoto de Argel.
Con el ce?o fruncido, con cierta indignaci¨®n, Abdelaziz rompe a hablar cuando se le pregunta por posibles brotes de violencia contra musulmanes una vez que los atentados parecen imputables a islamistas radicales. "La gente sin formaci¨®n puede llegar a conclusiones peligrosas como que si las bombas las han puesto musulmanes, todos los musulmanes son terroristas. Es como decir que todos los espa?oles son de ETA. Esta forma de pensar puede llevar a algunos a tomarse la justicia por su mano. Una actitud as¨ª nunca resolver¨¢ los problemas, no servir¨¢ m¨¢s que para seguir agravando el abismo que desgraciadamente nos separa. La Justicia debe actuar, pero s¨®lo la de los tribunales".
A este musulm¨¢n practicante, informado, inquieto y preparado -estudi¨® cuatro a?os de enfermer¨ªa en una escuela universitaria- le preocupa la relaci¨®n entre las dos orillas del Mediterr¨¢neo. "Todos somos humanos y estamos obligados a vivir en sociedad. Para eso es imprescindible fomentar el respeto al pr¨®jimo, al otro; unos valores que s¨®lo se pueden trasmitir en el seno de la familia, en las escuelas, en los medios de comunicaci¨®n. Es responsabilidad de la gente preparada, de los gobernantes, los intelectuales y los periodistas".
Abdelaziz se muestra incr¨¦dulo, no entiende como "siendo vecinos", dice, puede haber tal desconocimiento mutuo entre espa?oles y magreb¨ªes. "Es necesario sustituir el racismo y la xenofobia por el di¨¢logo, las relaciones personales y los intercambios culturales, porque el entendimiento es posible, porque es posible ponerse de acuerdo".
Vestido de enfermero, Abdelaziz dedic¨® la ma?ana de ayer a despedirse de sus compa?eros, a hacerse fotos con ellos (en su mayor¨ªa enfermeras), por la tarde abandonar¨ªa Madrid. Hoy tiene previsto coger un barco en Almer¨ªa, de regreso a casa. ?l ya va a poner en pr¨¢ctica lo del intercambio cultural. Piensa volver para hablar con sus "amigos" en espa?ol, lengua que pretende aprender. Adem¨¢s se ha enterado de que el hospital tiene un programa de formaci¨®n continuada. "Cuando convalide mis t¨ªtulos pasar¨¦ aqu¨ª dos meses de pr¨¢cticas", dice mirando a Carmen Girabent. ?sta asiente, de nuevo con cari?o y orgullo en la mirada.
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