Lecciones espa?olas para Estados Unidos
Para la Administraci¨®n de Bush, el sorpresivo rechazo del domingo 14 de marzo al Gobierno conservador espa?ol fue una noticia terrible desde cualquier punto de vista. Sustituye a uno de los principales aliados conservadores de Bush en Europa por los socialistas, con los cuales tiene poco en com¨²n; supone un golpe decisivo a la noci¨®n de que Estados Unidos tiene un amplio apoyo de la coalici¨®n en Irak; y env¨ªa a los Gobiernos de toda Europa el mensaje de que m¨¢s les vale pens¨¢rselo dos veces antes de alinearse con Estados Unidos. Y, lo que quiz¨¢ sea m¨¢s importante, puede animar a los terroristas a creer que sus atroces m¨¦todos pueden contribuir a volver contra Estados Unidos a los electorados europeos. La tentaci¨®n para el Gobierno de Espa?a ser¨¢ hoy la de consolidar su fuerza distanci¨¢ndose a¨²n m¨¢s de Estados Unidos, y ya ha empezado a hacerlo con su promesa de retirar las tropas espa?olas de Irak y sus llamamientos a Bush y Tony Blair para que se retracten de la guerra. Existe el riesgo, igualmente grande, de que la Administraci¨®n de Bush se sienta traicionada por el que en su momento fue un aliado incondicional y que Bush responda peleando con mayor determinaci¨®n a¨²n su "guerra contra el terrorismo" como mejor le parezca, tanto si les gusta a los europeos u otros aliados como si no. Si ambos lados se dejan llevar por estas tendencias para plegarse a sus respectivas pol¨ªticas internas, el resultado ser¨¢ una dilataci¨®n de la grieta trasatl¨¢ntica que en muchos sentidos se hab¨ªa reducido a lo largo de los ¨²ltimos meses.
Resulta dif¨ªcil exagerar cuando se explica hasta qu¨¦ punto la derrota del Partido Popular espa?ol ha sido tambi¨¦n una derrota para Bush. Durante a?os, y en particular desde la guerra de Irak, siempre que se atacaba a la Administraci¨®n con la acusaci¨®n de que su pol¨ªtica hab¨ªa aislado a Estados Unidos, o de que no ten¨ªa aliados en Irak, mostraba orgullosamente el ejemplo de Espa?a para rebatir la imputaci¨®n. Enfrent¨¢ndose a su poblaci¨®n, de d¨¦bil voluntad y contraria a la guerra, el presidente conservador Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar defendi¨® inquebrantablemente a Estados Unidos y fue un aliado indispensable en la guerra de Irak, en la que sirvieron con valor 1.300 soldados espa?oles. Por lo dem¨¢s, con todas las encuestas apuntando hasta el jueves anterior a una victoria del Partido Popular, Bush ten¨ªa confianza en poder demostrar que los dirigentes europeos no ten¨ªan que pagar ning¨²n precio por apoyar a Estados Unidos y que los que estaban aislados en Europa eran los l¨ªderes franceses y alemanes, no los que apoyaban a la coalici¨®n. Esta teor¨ªa qued¨® hecha trizas el d¨ªa 14 por el amplio margen de victoria de los socialistas. Si los estadounidenses pudieran alegar de forma convincente que el partido de Aznar ha sido rechazado por razones que ten¨ªan que ver con la econom¨ªa, o por otra raz¨®n de pol¨ªtica interna, el da?o a Bush se ver¨ªa reducido al m¨ªnimo y se deducir¨ªa que el resultado no ten¨ªa nada que ver con la guerra de Irak. Pero el hecho de que el desenlace cambiase de forma tan dr¨¢stica despu¨¦s de los atentados, y de que muchos electores atribuyeran espec¨ªficamente este vuelco al deseo de distanciarse de la guerra de Irak, nos deja solamente la conclusi¨®n de que los conservadores espa?oles pagaron el precio de haber apoyado la guerra y de su alianza con Estados Unidos.
La forma en la que el Gobierno de Aznar manej¨® el atroz atentado no hizo m¨¢s que agravar las cosas. La conclusi¨®n prematura y categ¨®rica de que los separatistas vascos estaban detr¨¢s de los atentados a pesar de que ¨¦stos llevaban el sello de Al Qaeda, y la terca negativa a retractarse de esta conclusi¨®n, hizo que el Gobierno quedara como un mentiroso ante los espa?oles. Si Aznar hubiera definido desde el primer momento el asesinato en masa de Madrid como un ataque contra la democracia misma, a lo mejor no habr¨ªan sido tantos los votantes que se hubieran permitido entregar en mano a los terroristas el cambio que ¨¦stos al parecer quer¨ªan. En vez de eso, dio la sensaci¨®n de que el Gobierno estaba intentando utilizar los atentados para reforzar su baza pol¨ªtica y justificar su l¨ªnea dura contra ETA, con lo que consigui¨® que los indignados electores estuvieran a¨²n m¨¢s resueltos a hacerle pagar el precio. Tras su mella en la pol¨ªtica espa?ola, los atentados de Madrid empezar¨¢n ahora a repercutir tambi¨¦n en Estados Unidos. Bush pretender¨¢ interpretar los atentados como una prueba m¨¢s de que ¨¦l tiene raz¨®n al ver la guerra contra el terrorismo como el desaf¨ªo que define a nuestra ¨¦poca, un desaf¨ªo que demanda un liderazgo contundente y agresivo de Estados Unidos en el mundo. Sus adversarios dem¨®cratas, por otra parte, se?alar¨¢n las elecciones espa?olas como una prueba m¨¢s de que la pol¨ªtica de Bush ha aislado a Estados Unidos y le ha dejado con menos amigos y m¨¢s enemigos en todo el mundo. Los estadounidenses que se oponen a la guerra de Irak afirmar¨¢n que la guerra desvi¨® recursos de la aut¨¦ntica lucha, contra Al Qaeda, y que la ocupaci¨®n de Irak por Estados Unidos est¨¢ creando m¨¢s terrorismo en lugar de reducirlo.
El potencial que tienen estos debates para producir divisiones a¨²n m¨¢s profundas -tanto entre los estadounidenses como entre Estados Unidos y Europa- es, por consiguiente, muy grande. El nuevo Gobierno espa?ol, con un mandato cuestionable por haber sido elegido en los d¨ªas cargados de emoci¨®n que siguieron a la peor atrocidad terrorista que ha vivido el pa¨ªs, tiene que tener mucho cuidado de evitar sacar conclusiones precipitadas y no dejar que el resultado de las elecciones se le suba a la cabeza. Es f¨¢cil que cualquier se?al equivocada procedente de Madrid durante las pr¨®ximas semanas haga llegar a los terroristas isl¨¢micos el mensaje de que otros atentados podr¨ªan reportarles ganancias pol¨ªticas, un mensaje que invitar¨ªa a los terroristas a plantearse la posibilidad de nuevos ataques en lugares como Roma, Londres o Varsovia. Al mismo tiempo, la Administraci¨®n de Bush debe evitar tambi¨¦n una respuesta emocional que consista en tachar a todos los europeos de estar s¨®lo a las maduras y sacar en conclusi¨®n que Estados Unidos puede ganar por su cuenta la guerra contra el terrorismo. La verdadera lecci¨®n que tiene que aprender Washington de las elecciones espa?olas es que el poder y la contundencia por s¨ª solos no son suficientes para ganarse el apoyo duradero de los aliados democr¨¢ticos. En los meses venideros, Bush tiene que demostrar a los europeos que la alianza con Estados Unidos les aporta algo m¨¢s que riesgo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.