Las secuelas de los abusos sexuales a menores
La actitud de los padres y la intervenci¨®n de expertos son clave para la rehabilitaci¨®n de los ni?os
Hasta el 4% de los ni?os espa?oles podr¨ªan haber sufrido abusos sexuales. Sin embargo, son muchos menos los que salen a la luz por el silencio del menor, el ocultismo de muchas familias, la dificultad del diagn¨®stico y la falta de un registro nacional que no ofrecer¨¢ datos precisos hasta 2006. Para evitar las graves secuelas de este tipo de maltrato, que afecta tres veces m¨¢s a las ni?as que a los ni?os, hace falta descubrirlo a tiempo y que los ni?os sean tratados por expertos y reciban el apoyo de la familia.
"Si no se vence el abuso, pueden aparecer dos secuelas que pueden durar toda la vida: una deficiente imagen personal, con sentimientos de culpa y de inseguridad en s¨ª mismo, y una incapacidad para sentir confianza en los dem¨¢s. Hay personas que no lo superan en la vida. Muchos casos se exteriorizan cuando ya son adultos. Por ejemplo, una madre de unos 40 a?os que acudi¨® a consulta porque su hijo de 10 a?os abusaba de la peque?a de cinco a?os, revel¨® que ella tambi¨¦n hab¨ªa sufrido abusos en su infancia y nunca se lo hab¨ªa dicho a nadie", apunta Mar¨ªa Jos¨¦ Mardomingo, jefa de Psiquiatr¨ªa Infantil del hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid.
Las v¨ªctimas deben ser atendidas por expertos y no ser sometidas a muchas exploraciones
Los ni?os pueden manifestar trastornos som¨¢ticos, angustia, depresiones y ansiedad
Se producen abusos sexuales cuando se da "una situaci¨®n en la que un ni?o, que no es capaz de entender lo que est¨¢ ocurriendo, es utilizado para la obtenci¨®n de placer sexual de una persona, generalmente adulta, pero siempre y en cualquier caso, en situaci¨®n de superioridad sobre el menor", describe Jordi Pou, responsable de la unidad de Abusos Sexuales del hospital infantil Sant Joan de D¨¦u, de Barcelona. Pueden ir acompa?ados de todo tipo de pr¨¢cticas sexuales activas o pasivas, pero los tocamientos son lo m¨¢s frecuente porque no dejan huella.
?C¨®mo reacciona el ni?o? Hasta los cinco o seis a?os de edad, y siempre y cuando no haya dolor f¨ªsico, el menor piensa que esa situaci¨®n es normal y ni siquiera siente rechazo hacia el adulto. De los seis a los nueve sienten una sensaci¨®n de inseguridad, de desagrado, y toman conciencia de que lo que ocurre es algo secreto y diferente. A partir de esta edad puede aparecer da?o psicol¨®gico. Manifiestan temor, ansiedad, nerviosismo, miedo a quedarse solos, pero no tienen capacidad de reaccionar ni enfrentarse al abusador. Entre los 9 y los 10 a?os, la situaci¨®n var¨ªa y evitan las situaciones en las que puede producirse el abuso.
"Si el abuso es extrafamiliar y existe un nivel de confianza y di¨¢logo fluido entre hijos y padres, los ni?os son capaces de verbalizarlo muy pronto. Cuando no pueden expresarse y el abuso se repite hasta entrar en la adolescencia, la v¨ªctima puede presentar trastornos psicol¨®gicos graves, como intentos de suicidio o comportamientos autol¨ªticos, que consisten en hacerse da?o a s¨ª mismos con cortes o rascaduras, para llamar la atenci¨®n", sostiene Helena de Mariana, psic¨®loga y profesora de un m¨¢ster de psicolog¨ªa forense y cl¨ªnica de las universidades Complutense y Aut¨®noma de Madrid, respectivamente.
A juicio de esta psic¨®loga, con cerca 20 a?os de experiencia en un Centro de Atenci¨®n a V¨ªctimas del Abuso Sexual (CAVAS) de la Comunidad de Madrid, la reacci¨®n de los familiares del menor cuando se descubre el abuso puede causar mucho da?o o mucho beneficio, y es una de las variables que m¨¢s influye en la recuperaci¨®n: "En general, y sin propon¨¦rselo, la familia interroga al ni?o y de alguna manera le culpa porque no les ha comunicado antes el hecho. Tambi¨¦n se emiten mensajes de odio y resentimiento contra el abusador", dice la experta.
En el abordaje terap¨¦utico de los abusos leves (cuando suceden uno o pocos episodios aislados, las pr¨¢cticas sexuales no son muy implicativas y los protagoniza una persona de fuera del entorno familiar), se imparten a los ni?os unas charlas explicativas para desculpabilizarlos y explicarles por qu¨¦ ha sucedido ese hecho. En los graves (cuando el abuso dura m¨¢s de dos a?os, es cometido por una persona muy cercana, sobre todo por el padre, y la reacci¨®n de la familia es negativa al descubrirse), los ni?os pueden manifestar trastornos de tipo som¨¢tico, de angustia, de ansiedad, terrores nocturnos o depresi¨®n. Cuando hay sexo oral o penetraci¨®n el ni?o se expone a sufrir adem¨¢s enfermedades de transmisi¨®n sexual.
Entre los 13 y los 14 a?os, y antes de que se inicien en la sexualidad, se debe realizar una intervenci¨®n preventiva a todos los menores que hayan sufrido abusos sexuales para evitar que aparezcan disfunciones en el comportamiento sexual. Adem¨¢s, si no se realiza esta labor aumenta la conflictividad en la adolescencia.
La situaci¨®n de incesto entre padre e hija tiene unas caracter¨ªsticas que la diferencian del resto de los abusos y en el que el abusador desarrolla una relaci¨®n especial, basada en el af¨¢n de dominio. El padre incestuoso tiene, en la mayor¨ªa de los casos, f¨¢cil acceso a la ni?a, suele empezar a practicar los abusos cuando la hija es muy peque?a (alrededor de los cuatro o cinco a?os) y los repite hasta los 18, 20 o 25 a?os. El abuso acaba muchas veces cuando la joven se marcha de casa y, si permanece en el hogar y no puede expresarlo, la salida es, con frecuencia, el suicidio.
?C¨®mo deben actuar los padres? Si la sospecha est¨¢ suficientemente fundamentada, lo mejor es denunciarlo. El sistema judicial se encarga de poner en marcha el proceso, en el que trabajan personas especializadas. Si no hay datos suficientes que confirmen el abuso, lo m¨¢s acertado es acudir a los servicios sociales del municipio, que disponen de expertos e informar¨¢n de todos los pasos a seguir.
Los especialistas consideran que es mejor que los padres no interroguen al menor, porque emocionalmente son los menos indicados. Sin embargo, es su responsabilidad buscar la ayuda de un profesional. En cualquier caso, la pauta es intentar seguir con la vida normal, apoyar al menor y proporcionarle tranquilidad y confianza. "Los menores abusados deber¨ªan ser tratados por un profesional experto, psic¨®logo cl¨ªnico o psic¨®logo forense, y no sufrir demasiadas exploraciones por parte de la polic¨ªa, el juez, el pediatra o la familia, porque lo que sucede en esos casos es que cuando llegan al psic¨®logo forense, el testimonio de esos menores est¨¢ muy contaminado", advierte la psic¨®loga forense Mar¨ªa Paz Tejedor.
En el caso de que haya secuelas f¨ªsicas y los padres acudan al hospital, el m¨¦dico tiene dos cometidos: la atenci¨®n cl¨ªnica y tramitar las notificaciones a los servicios correspondientes. "Todo el sistema de protecci¨®n al menor se ha desjudicializado y quien tiene la competencia son los servicios sociales municipales. Toda la filosof¨ªa del sistema de protecci¨®n a la infancia, en caso de maltrato infantil, se basa en ayudar a la familia a resolver los posibles problemas relacionados con el maltrato", concluye Jos¨¦ Antonio D¨ªaz Huertas, de la unidad de Pediatr¨ªa Social del hospital Ni?o Jes¨²s de Madrid y director del programa de Atenci¨®n al Menor.
Las ni?as sufren m¨¢s casos y m¨¢s violencia
En Espa?a no existen datos concretos sobre los abusos sexuales a menores, pero hay diversos indicios para estimar la gravedad del problema. Las cifras disponibles corresponden a estudios realizados por instituciones p¨²blicas o privadas de las distintas comunidades aut¨®nomas, que proporcionan una informaci¨®n valiosa pero incompleta, con el agravante de que en muchos casos se silencia este tipo de maltrato. Seg¨²n algunas estad¨ªsticas, s¨®lo emerge entre el 2% y el 8% de los casos.
Dos amplios estudios realizados en 1995 y 2002, que analizan los expedientes tramitados por los servicios de protecci¨®n a la infancia de las comunidades aut¨®nomas en los que est¨¢ confirmado el abuso infantil, revelan que el abuso sexual alcanza al 4% de los menores. Seg¨²n un recuento realizado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales a partir de las denuncias interpuestas en la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil en todo el territorio espa?ol (no se computan las instancias policiales auton¨®micas), se desprende que entre los a?os 1997 y 2001 se registraron 18.253 casos de abuso sexual en menores. Este delito recae en ni?as en el 80% de los casos y sobre todo en menores de 13 a?os.
Otro estudio retrospectivo espa?ol ha analizado m¨¢s de 100 casos de menores de entre 4 y 18 a?os que hab¨ªan denunciado abusos y en los que se hab¨ªa demostrado la credibilidad del testimonio y observa que mientras los ni?os tienden a exteriorizar el abuso mediante conductas disociales o dificultades de adaptaci¨®n, las ni?as proyectan menos la situaci¨®n que est¨¢n viviendo. Adem¨¢s, las ni?as sufren con m¨¢s frecuencia abuso sexual asociado con violencia f¨ªsica.
El Observatorio de la Infancia, organismo adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, est¨¢ impulsando en todas las comunidades aut¨®nomas un m¨¦todo com¨²n de detecci¨®n y notificaci¨®n de casos en el ¨¢mbito policial, sanitario, educativo y de los servicios sociales, y su posterior registro. Se prev¨¦ que este registro pueda estar operativo, con la colaboraci¨®n de las comunidades, en el plazo de un par de a?os.
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