Benedetti recibe un multitudinario homenaje en Montevideo
"Esta universidad es la m¨ªa. He recibido doctorados en tres universidades muy queridas, Alicante, Valladolid y La Habana, pero este honor que me otorgan viene de esta universidad, que es como el coraz¨®n de mi pa¨ªs. Ahora, ella pasa a ser el hu¨¦sped de mi coraz¨®n". Con estas palabras, un emocionado Mario Benedetti (Paso del Toro, Uruguay, 1920) respondi¨® a las palabras del rector de la Universidad de la Rep¨²blica del Uruguay, Rafael Guarga, fundamentando la decisi¨®n de otorgar el doctorado honoris causa al escritor.
Desde horas antes de dar comienzo el acto, una larga cola se extend¨ªa por la avenida Dieciocho de Julio de Montevideo, donde est¨¢ ubicada la sede universitaria. Los memoriosos recordaban que solamente cuando el Che Guevara hab¨ªa pronunciado un discurso en el mismo lugar, en 1961, se hab¨ªa producido una presencia popular parecida.
El rector aludi¨® a a sus "insobornables convicciones y principios ¨¦ticos" y destac¨® la "vigencia y proyecci¨®n de la obra de Benedetti, que ha traspasado fronteras transform¨¢ndose en un legado cultural invalorable". El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaci¨®n, Adolfo Elizainc¨ªn, record¨® el tiempo en que Benedetti ejerci¨® la docencia en dicha casa de estudios, de la que fue expulsado por la dictadura c¨ªvico-militar que asol¨® el pa¨ªs durante los a?os setenta y parte del 80. La escritora Sylvia Lago, tras se?alar que con esta distinci¨®n la universidad cumple su papel de "custodia de la cultura", destac¨® el papel del escritor como "testigo de la singularidad uruguaya".
La parte art¨ªstica estuvo a cargo del actor de la Comedia Nacional Alberto Sobrino, que protagoniza la obra Benedetti nuestro pr¨®jimo, sobre textos del escritor. El cantautor uruguayo Daniel Viglietti tuvo a su cargo la clausura del acto.
Ovacionado por el p¨²blico, que desbordaba el Aula Magna, emocionado y con signos de cansancio, Benedetti, que hab¨ªa le¨ªdo algunos de sus poemas y formulado alguna referencia humor¨ªstica a la dictadura que lo hab¨ªa perseguido, abandon¨® el recinto bajo un cielo montevideano, que tantas veces hab¨ªa cobijado sus sue?os.
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