Los viejos sonidos de la f¨¢brica se van apagando
Vecinos y trabajadores de Villaverde se enfrentan al cierre de la planta de Renault y con ella de gran parte de sus recuerdos
Hace tiempo, cuando Mari Carmen Mendinueta todav¨ªa madrugaba para preparar el desayuno a su marido, lo primero que escuchaba al despertar era un silbido. A?os despu¨¦s averig¨¹¨® que esa tonadilla sin rostro que sonaba todas las ma?anas sal¨ªa de un trabajador de la planta de Renault situada frente a su casa, en Villaverde. "Menuda felicidad para ir a trabajar", dice ella que pensaba. Hasta que un d¨ªa el silbido call¨®. Pronto lo har¨¢n tambi¨¦n las m¨¢quinas de la f¨¢brica.
La vida de Mari Carmen y su marido, Juli¨¢n G¨®mez, ha discurrido al comp¨¢s de los sonidos de la f¨¢brica: a las seis de la ma?ana, el silbido; una hora m¨¢s tarde, las sirenas que llamaban a los trabajadores; a las siete de la tarde, de nuevo las sirenas con el cambio de turno; y en las noches que m¨¢s apretaba el calor, las puertas entreabiertas de la f¨¢brica dejaban escapar la m¨²sica que amenizaba a los trabajadores.
En ocasiones, los sonidos tambi¨¦n fueron desagradables, como cuando obreros y grises se enfrentaban en batalla campal en la transici¨®n. Las manifestaciones llenaban de gritos y vidrios rotos actos tan rutinarios para Mari Carmen como llevar a su hija al colegio.
Todo eso era antes. Cuando la f¨¢brica ten¨ªa m¨¢s de 14.000 empleados y la calle de Eduardo Barreiros todav¨ªa se llamaba carretera de Villaverde. Ahora, la f¨¢brica da trabajo a 593 personas y sus instalaciones ocupan 144.000 metros cuadrados. Dentro de tres a?os, los sonidos de la Renault de Villaverde se apagar¨¢n del todo para dejar de fabricar camiones de obras Kerax y una nueva planta con 150 empleados, situada en otro lugar de Madrid, har¨¢ cig¨¹e?ales.
Cuando los vecinos y los obreros evocan sus vidas en torno a la f¨¢brica, un nombre se agolpa: el de Eduardo Barreiros, fundador de la planta en 1952. Un a?o antes, este emprendedor nacido en Ourense hab¨ªa alquilado unos talleres en el kil¨®metro 7 de la carretera de Madrid a Andaluc¨ªa, lo que en la actualidad es una calle que lleva su nombre.
Junto a su hermano Valeriano, fund¨® Barreiros Diesel e impuls¨® de manera decisiva la industria automovil¨ªstica en Espa?a. Francisco G¨®mez, trabajador de la empresa desde 1965, enfatiza que la f¨¢brica siempre se caracteriz¨® por ser un lugar "muy agradable" para trabajar, lo que hace m¨¢s complicado comprender las razones por las que se va a recortar el 75% de la plantilla. Una vecina de la zona corrobora la opini¨®n de G¨®mez: "Siempre hemos tenido un privilegio: trabajar all¨ª". Con el tiempo, Barreiros se convirti¨® en Chrysler, despu¨¦s en Talbot, en Peugeot y en Renault, para acabar siendo en la actualidad una filial de la multinacional sueca AB Volvo.
El d¨ªa en que la factor¨ªa cumpli¨® su 25 aniversario, Mari Carmen Mendinueta escuch¨® algo que no hab¨ªa o¨ªdo antes: una canci¨®n en ingl¨¦s saliendo de la planta. El tema era el m¨ªtico Happy Birthday que la actriz Marilyn Monroe cant¨® al presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.
"El jueves de la semana pasada nos lleg¨® una carta de la empresa en la que nos anunciaban el cierre de la planta. Nos afect¨® mucho a todos, sobre todo porque no existe ning¨²n conflicto entre los trabajadores y la direcci¨®n. Ellos est¨¢n contentos con nosotros y nosotros con ellos, ?qu¨¦ sucede entonces? Es dif¨ªcil de explic¨¢rselo fr¨ªamente a la gente", dice G¨®mez, que es tambi¨¦n miembro del comit¨¦ de empresa.
"Sucedi¨® de la noche a la ma?ana, cuando nadie pod¨ªa esper¨¢rselo. Hab¨ªa que ver hoy [por ayer] las caras que ten¨ªa la gente al salir de la asamblea en la que hemos discutido el asunto: parec¨ªa un funeral", explica otro empleado de la factor¨ªa.
La planta linda al norte con la M-40 y al este con la colonia Ciudad de los ?ngeles. M¨¢s all¨¢ de la autov¨ªa de circunvalaci¨®n se levanta el barrio de Orcasitas, donde se construyen nuevos edificios entre calles con nombres tales como Simca, Horizon o Dodge, m¨ªticos turismos de la planta. La herencia automovil¨ªstica es obvia en una zona poblada por muchos j¨®venes y parejas de reci¨¦n casados. Belinda vive en la calle del Talbot e intuye los motivos del desmantelamiento de la Renault: "Compr¨¦ mi piso de 100 metros cuadrados hace tres a?os por 20 millones de pesetas [120.000 euros]. Hace unas semanas, mi vecina de abajo vendi¨® el suyo por 50 millones [300.000 euros]. Esta zona se ha revalorizado una barbaridad".
Mientras que en Orcasitas bulle la vida nueva, en la Ciudad de los ?ngeles, frente a la puerta de entrada a Renault Trucks, el panorama es mucho m¨¢s desolador. Mari Carmen Mendinueta recuerda c¨®mo "en tiempos de Barreiros, los ¨¢rboles tapaban la f¨¢brica y los obreros llegaban a millares en los autocares de la empresa". Donde antes se levantaban chopos altivos, tan s¨®lo quedan jardines secos y plantas desnudas.
Dentro de la factor¨ªa, seg¨²n relatan trabajadores que llevan cuarenta a?os en ella, lleg¨® a haber una cl¨ªnica en donde se atend¨ªa a sus hijos y hasta un economato.
Pero este fen¨®meno no es aislado, y mucho menos en Villaverde. Hace poco m¨¢s de dos semanas, el fabricante franc¨¦s de componentes para autom¨®viles Valeo anunci¨® un expediente de regulaci¨®n de empleo (ERE) para 173 empleados de su factor¨ªa de Villaverde, lo que supone el 38% de la plantilla, seg¨²n la compa?¨ªa. Supondr¨¢ el cese de la actividad de fabricaci¨®n de brazos y escobillas.
Justo Garc¨ªa, que vive desde hace m¨¢s de 20 a?os en el distrito, cree que a Villaverde "le est¨¢n robando su coraz¨®n industrial". "Si desaparece la antigua f¨¢brica de Barreiros, probablemente la m¨¢s representativa, cualquiera puede desaparecer. Pero esto sigue siendo un barrio obrero, ?qu¨¦ sentido tiene que urbanicen y se lleven la industria? Los obreros ahora tendr¨¢n que irse muy lejos de sus hogares para trabajar", reflexiona.
La parte positiva
Entre los vecinos tambi¨¦n hay algunos que intentan encontrarle la parte positiva. Uno de ellos es Carlos Gallego, que afirmaba ayer que, "al menos, cerrar¨¢n ese tanque de hidr¨®geno l¨ªquido... Ego¨ªstamente, que los camiones y el tr¨¢fico pesado dejen de circular por aqu¨ª est¨¢ muy bien para mis hijos peque?os", confesaba.
Sin embargo, Mari Carmen y Juli¨¢n juran y perjuran que nunca les importaron los sonidos que sal¨ªan de la f¨¢brica. Gran parte de sus vecinos de la calle de la Corte del Fara¨®n son antiguos trabajadores de la planta y, como ella, forman parte de un paisaje que languidece y del que pronto s¨®lo quedar¨¢n los recuerdos y el silencio.
Felicidades y... a la calle
Santiago Gallego es el padre; repara la maquinaria. Santiago Gallego es su hijo mayor y es especialista en electr¨®nica. Enrique Gallego, el m¨¢s peque?o, hace cig¨¹e?ales. Los tres hacen bien su trabajo. Tan bien que la empresa les felicit¨®, al igual que a todos los empleados de Renault Veh¨ªculos Industriales, hace tan s¨®lo un mes. El jueves pasado se enteraron de que de cada cuatro trabajadores, tan s¨®lo tres conservar¨¢n sus empleos.
Santiago padre est¨¢ cerca ya de la prejubilaci¨®n, por lo que su preocupaci¨®n se centra m¨¢s en lo que pueda ocurrir con sus hijos y con los j¨®venes que han entrado en la f¨¢brica en los ¨²ltimos a?os. "Me siento como el que ha sembrado una huerta durante toda su vida y, de repente, llega una tormenta y barre todo por lo que ha luchado", dice. El comit¨¦ de empresa estima que el 70% de mano de obra joven perder¨¢ su puesto de trabajo tras el cierre de la planta.
El hijo de Constantino Gonz¨¢lez, Andr¨¦s, tambi¨¦n trabaja en la f¨¢brica. Pero su padre ya intu¨ªa que iban a ser trasladados. "Una persona no puede vivir en una casa con siete u ocho habitaciones. En la f¨¢brica pasaba igual, as¨ª que era l¨®gico que dej¨¢semos esos terrenos y luego los vendiesen. Lo que no esper¨¢bamos nadie era que fuesen a despedir a las tres cuartas partes de la plantilla", protesta Constantino.
Manuel Calder¨®n, uno de estos j¨®venes, espera un hijo para dentro de unos meses. Lo hace con la inquietud que le produce desconocer si seguir¨¢ teniendo trabajo en 2006.
"Dicen que el plan no va a ser traum¨¢tico, sino de acompa?amiento. Habr¨¢ que ver c¨®mo lo hacen. Pero hay que darse cuenta del mel¨®n que se est¨¢ abriendo con la venta de estos terrenos", dice.
Calder¨®n es parte de la ¨²ltima remesa que entr¨® con un contrato indefinido, hace ya nueve a?os. Ayer mismo lo hizo un nuevo trabajador para reforzar la producci¨®n.
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