?ltima
Hay cenas que le ponen a una contenta. Especialmente, las ¨²ltimas. La que el martes mantuvieron los Blair y los Aznar no precedi¨®, sin embargo, al momento Getseman¨ª, sino que result¨® posterior, y eso le proporcion¨®, en mi opini¨®n, un aroma especial. Un toque de clase.
Lo de menos era el men¨², porque, en ciertas ocasiones, todo sabe a vichyssoise helada. Pero hay otro tipo de calor, el que comparten las gentes que tienen en com¨²n la ca¨ªda de un tirano, la destrucci¨®n de un pa¨ªs, la restauraci¨®n de un b¨²nker para meter dentro a los soldados, y las manos tan limpias como las de lady Macbeth, pero sin remordimientos. Debi¨® de ser para no perd¨¦rsela, esa cena ¨ªntima.
Y esto me lleva a reflexionar, muy en serio, sobre esas amistades que entablan los mandatarios. No todos, pero algunos, desde luego. Esa qu¨ªmica. No hay que hacer un esfuerzo para saber que la concejal de Ecos de Asuntos Sociales y la brava abogada laboralista deben de tener mucho en com¨²n. "Y t¨², Ann, ?c¨®mo lo llevas?". "Pues mira, yo bien, pero anda que mi monje". "Y t¨², Cherita, ?qu¨¦ tal?". "Menos mal que vino la guerra, hija, y de momento no vuelvo a estar embarazada. Como nos echen y vuelva al paro, voy a parecer una coneja".
Entre tantos, ellos debieron hablar de lo que creen suyo, y que en realidad es nuestro. Una vecina amiga m¨ªa tiene la tesis de que el mundo actual lo dominan los pijos: "Bush Jr., Blair, Aznar y Bin Laden, todos son hijos de pap¨¢, y encima fan¨¢ticos". Por supuesto, no tiene raz¨®n. Nuestro querido ex presidente (c¨®mo se parec¨ªa a Carlos Arias Navarro en la excelente entrevista de Valent¨ªn) nunca ha sido fan¨¢tico, sino firme en sus convicciones, incluso en sus vaciedades.
Mientras saboreaban unos puros, procurando no poner los pinreles encima de la mesa, ?conversaron Aznar y Blair sobre sus futuros empleos? Trabajo no les va a faltar. Conozco a un grupo de psicoanalistas que les pagar¨ªan una pasta a cambio de estudiarles durante una temporada. Y siempre est¨¢n los circuitos de conferencias, que pagan el esfuerzo mejor que los votantes.
De repente, un silencio. Ha pasado un ¨¢ngel. Y se ha largado bostezando.
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