Una deuda con la memoria
Son dos caras, dos caras generacionales, de una misma moneda. De una moneda oscura y dram¨¢tica: el franquismo, cobre que jam¨¢s se hubiera tenido que acu?ar. Barcelona acoge estos d¨ªas dos exposiciones tan magn¨ªficas como conmovedoras que abordan algunas de las macabras consecuencias de la dictadura. Se trata de Les presons de Franco (Museo de Historia de Catalu?a, hasta el 12 de abril) y L'exili dels nens (Museo Mar¨ªtimo, hasta el 28 de marzo), dos exposiciones que golpean la conciencia y contribuyen poderosamente a agitar el movimiento por la recuperaci¨®n de la memoria.
Imre Kert¨¦sz sostiene que la capacidad del ser humano para adaptarse y sobrevivir a cualquier realidad, por penosa y adversa que ¨¦sta sea, es prodigiosa. Pienso en esta afirmaci¨®n del Nobel h¨²ngaro, acertada y tristemente parad¨®jica, mientras recorro Les presons de Franco, una exposici¨®n que ha silenciado con su doloroso testimonio las di¨¢fanas salas del Museo de Historia de Catalu?a. Manel Risques y Ricard Vinyes, los comisarios de la exposici¨®n, nos proponen palpar la que fue la cara m¨¢s represora y sanguinaria del franquismo y conocer d¨®nde y c¨®mo se torturaba, una pr¨¢ctica que la dictadura elev¨® a la macabra categor¨ªa de instituci¨®n. La exposici¨®n es, sin duda, una buena muestra de escenograf¨ªa muse¨ªstica: transitamos por pasillos laminados con expedientes de presos; nos topamos con la fr¨ªa puerta que sell¨®, durante a?os, una antigua celda de Carabanchel y con ella a sus reclusos; vemos objetos creados por manos presas y an¨®nimas; nos estremecemos ante la presencia, celosamente resguardada, de un garrote vil; leemos misivas de despedida y ¨²ltimas voluntades escritas por detenidos a sus fam¨ªlias, y contemplamos im¨¢genes que reflejan la cotidianidad del presidio.
Dos exposiciones en Barcelona golpean la conciencia y agitan el movimiento para recuperar la memoria
La c¨¢rcel como destino de los opositores al r¨¦gimen y como instrumento de control social. Sobre este bic¨¦falo y dram¨¢tico uso se articula Les presons de Franco, una exposici¨®n que se debe a la iniciativa de la Associaci¨® Catalana d'Ex-presos Pol¨ªtics. Buena parte del recorrido expositivo est¨¢ dedicado a las mujeres encarceladas y a sus hijos, ni?os que fueron, en la mayor¨ªa de los casos, arrebatados a sus padres y dados en adopci¨®n. ?Existe algo m¨¢s inhumano que un ni?o mezclado en una guerra? Los ni?os, los perdedores de todas las guerras, los que las sufren sin entenderlas, son, precisamente, los protagonistas de L'exili dels nens, la otra exposici¨®n que recomiendo visitar antes de que se clausure.
Obligados a huir de los bombardeos, el hambre y el miedo, miles de ni?os -se calcula que fueron unos 15.000- abandonaron la Espa?a que agonizaba con la Guerra Civil. Ellos son los protagonistas de otra exposici¨®n con la que empieza a repararse el olvido al que durante demasiados a?os se ha tenido a los ni?os de la guerra, ni?os con infancias rotas que tuvieron que cambiar sus historias infantiles por pesadillas reales. Mar¨ªa Jos¨¦ Mill¨¢n, la comisaria de la exhibici¨®n, nos propone un viaje demoledor al exilio de la mano, peque?a y huidiza, de miles de ni?os asustados. Maletas rescatadas del atrezzo de San Juan, de Max Aub, nos invitan a una peripecia vital que no es f¨¢cil ni agradable, pero que debemos hacer porque ellos, los ni?os, se merecen que conozcamos su historia.
"Lloro por la oscuridad del coraz¨®n humano". La aseveraci¨®n es del Nobel ingl¨¦s William Golding y la releo en El se?or de las moscas, una hiriente f¨¢bula moral del siglo XX que, para muchos, es una acertada met¨¢fora de los ¨¢ngulos m¨¢s sombr¨ªos de los tiempos actuales. La pronuncia uno de los ni?os que finalmente
consigue ser rescatadode la isla a la que llega junto con otros compa?eros tras un accidente a¨¦reo en plena II Guerra Mundial. Los ni?os de la guerra lloraron, y en muchos casos no pudieron ser rescatados de la dura realidad que les toc¨® vivir. Les presons de Franco y L'exili dels nens, dos exposiciones que recuperan y reivindican esta memoria mutilada, nos permiten conocer, en parte, su historia. Conocerla es conocer un pasado silenciado que no debemos olvidar.
Mientras las recuerdo, mientras recorro mentalmente ambas exposiciones, pienso en Juan Eduardo Z¨²?iga, a quien este lunes he tenido el placer de entregar el Premio Salamb¨® por Capital de la gloria. Un libro de relatos extraordinario habitado por madrile?os, personas sencillas y humildes, abocados a la guerra. A la maldita guerra.
Ferran Mascarell es concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.
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