La voz del pueblo iraqu¨ª
Cuando las tropas norteamericanas y brit¨¢nicas entraron en territorio iraqu¨ª por la frontera con Kuwait, el 20 de marzo de 2003, se encontraron con la sorpresa de que la poblaci¨®n iraqu¨ª no sal¨ªa a las calles para aclamarles como libertadores ni los soldados enemigos desertaban para incorporarse a sus filas. Los iraqu¨ªes se sent¨ªan agotados y resignados despu¨¦s de 30 a?os de r¨¦gimen desp¨®tico y cruel de Sadam Husein. Sin embargo, contemplaban con alivio el desmoronamiento del r¨¦gimen que hab¨ªa hecho desaparecer a cientos de miles de sus conciudadanos durante la campa?a Anfal a finales de los a?os ochenta en Kurdist¨¢n, para reprimir la oposici¨®n de los kurdos que luchaban por su autonom¨ªa, y tras la intervenci¨®n de Estados Unidos para expulsar al Ej¨¦rcito iraqu¨ª de Kuwait en 1991. Esta ¨²ltima fue seguida de violentas revueltas de la poblaci¨®n chi¨ª en el sur de Irak, en gran parte animadas por las incitaciones a ello del Gobierno del padre del actual presidente norteamericano, por entonces al frente de los destinos de su pa¨ªs. Las mismas no fueron secundadas por una ayuda efectiva del Ej¨¦rcito estadounidense que, despu¨¦s de llegar casi hasta las puertas de la capital, no se atrevi¨® a derrocar al tirano y se retir¨® de Irak. La actuaci¨®n entonces del Gobierno de Estados Unidos y de la comunidad internacional en su conjunto hubieran podido evitar la muerte de m¨¢s de 50.000 iraqu¨ªes que desaparecieron v¨ªctimas de la represi¨®n que el r¨¦gimen de Husein desencaden¨®, seguro de gozar de una total impunidad. Era, por tanto, comprensible que muchos iraqu¨ªes contemplasen con recelo la llegada de nuevo a su territorio de las tropas norteamericanas, a pesar de que les tra¨ªan la buena noticia del final del horror que les hab¨ªa tocado padecer.
La labor de las tropas resultar¨¢ imprescindible para garantizar la estabilidad en el futuro
A la guerra rel¨¢mpago que se desarroll¨®, con muy pocas bajas, en particular del lado de las fuerzas de la Coalici¨®n, sigui¨® la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, no s¨®lo para recuperar lo destrozado por la batalla, sino, sobre todo, para poner al d¨ªa las infraestructuras deterioradas tras muchos a?os de abandono. La nueva etapa se inici¨® con la inexplicable pasividad de las fuerzas militares de la Coalici¨®n ante los actos de vandalismo y saqueo, que las pantallas de televisi¨®n retransmitieron a todo el mundo. Se ha dicho que Estados Unidos sufri¨® el complejo del libertador, en su deseo de no querer aparecer como una fuerza represiva ante la poblaci¨®n iraqu¨ª, ansiosa por tomarse la revancha de los gobernantes anteriores. Los d¨ªas que siguieron fueron de un gran caos institucional, a pesar de la instauraci¨®n de una Autoridad Provisional a cargo de las tareas de gobierno.
Recuerdo que a mi llegada a principios de mayo a Bagdad, en donde viv¨ª los seis meses siguientes, me encontr¨¦ con una poblaci¨®n que empezaba a sentir que su suerte pod¨ªa haber cambiado y la ocupaci¨®n militar pod¨ªa ser s¨®lo un fen¨®meno transitorio antes de que pudiesen alcanzar la deseada libertad y bienestar permanentes. Aceptaban la nueva situaci¨®n como un mal inevitable y pasajero, y as¨ª lo reconoc¨ªan, incluso, sus l¨ªderes religiosos, los ayatol¨¢s Al Hakim y Al Sistani, que no se mostraban contrarios a la presencia de tropas de otros pa¨ªses mientras fuese por un periodo determinado y les ayudasen a poner en pie un nuevo Estado y a reconstruir su futuro.
Las cosas han ido probablemente peor de lo que se esperaba. La seguridad de la poblaci¨®n ha ido empeorando cada d¨ªa con mayores ataques dirigidos contra la misma, bien fuesen comisar¨ªas de polic¨ªa, o colas para obtener trabajo, u hoteles del centro de la ciudad. Los iraqu¨ªes son cada d¨ªa que pasa m¨¢s el punto de mira preferente de los atentados, y los soldados un poco menos. El objetivo de los terroristas, que lo est¨¢n consiguiendo, es aislar a la poblaci¨®n de aquellos que han llegado de fuera para que ¨¦stos sean vistos claramente como invasores y extranjeros no deseados. Mis amigos iraqu¨ªes me env¨ªan correos electr¨®nicos en los que me dicen que resulta totalmente inviable y peligroso el salir con occidentales a la calle, y que tienen que disimular con sus vecinos que trabajan para empresas u ONG extranjeras, ya que podr¨ªan perder la vida si ello se llegase a conocer.
El 15 de noviembre las principales fuerzas pol¨ªticas iraqu¨ªes llegaban a un acuerdo casi milagroso sobre el futuro proceso pol¨ªtico del pa¨ªs y lo presentaban, el 16 de diciembre, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York. Declaraban que para Irak era un d¨ªa hist¨®rico que pon¨ªa fin a la pesadilla de Sadam Husein, al mismo tiempo que proclamaban su confianza en que Irak no volver¨ªa a encontrarse sola y sin ayuda en los sin duda dram¨¢ticos momentos que todav¨ªa les tocar¨¢n vivir. Uno de los puntos de ese acuerdo consiste en la designaci¨®n de un Gobierno iraqu¨ª con plenos poderes antes de finales del mes de junio y la disoluci¨®n de la Autoridad Provisional de la Coalici¨®n que lidera Estados Unidos. A este Gobierno provisional le corresponder¨¢ negociar un acuerdo de seguridad con las fuerzas militares que integran la Coalici¨®n y con otras que puedan ofrecerse, adem¨¢s de convocar elecciones para constituir una Asamblea Constituyente. La labor de las tropas resultar¨¢ imprescindible para garantizar la estabilidad y la seguridad en el futuro.
Las fuerzas sociales m¨¢s representativas de Irak, como son los chi¨ªes, los kurdos, sun¨ªes y otros grupos minoritarios, conf¨ªan en que el mundo no les abandonar¨¢ de nuevo a su suerte, a la violencia que podr¨ªa desencadenarse explosivamente por el juego de los intereses contrastados de unos y otros, como ocurri¨® en L¨ªbano entre 1983 y 1991, y a la acci¨®n de los militantes radicales y terroristas llegados de otros pa¨ªses. Esperan que Naciones Unidas, como organizaci¨®n y ¨®rgano representativo de la comunidad internacional, asuma decididamente sus propias responsabilidades. Conf¨ªan en que entre todos acordemos, sin imposiciones ideol¨®gicas ni de otro tipo, unas bases de actuaci¨®n conformes con la pr¨¢ctica y la legislaci¨®n internacionales para estar presentes, juntos, de manera eficaz, en la reconstrucci¨®n de Irak. Ello resultar¨¢ imprescindible para llevar la paz y la seguridad a ese pa¨ªs y todo Oriente Medio, por el bien del resto de los pueblos del mundo.
Miguel Benzo es embajador de Espa?a en misi¨®n especial para la reconstrucci¨®n de Irak.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.