Los cobardes y los tontos
Han estado los medios de comunicaci¨®n nacionales e internacionales ocupados estos d¨ªas en analizar la supuesta cobard¨ªa de los ciudadanos espa?oles ante los autores de la atroz matanza del d¨ªa 11 de marzo. Habr¨ªan, seg¨²n algunos, votado para apaciguar a los terroristas y as¨ª protegerse de futuros atentados. Cambiar¨ªan seguridad por rigor en la lucha antiterrorista, aunque tuvieran que dejar algunos principios por el camino. Ego¨ªsmo y cobard¨ªa. Perm¨ªtanme que discrepe de tal opini¨®n. Los ciudadanos espa?oles han respondido siempre sin contemplaciones ante el terrorismo. La movilizaci¨®n popular demostrada en las manifestaciones del viernes 12, las m¨¢s masivas de nuestra historia, o las celebradas con motivo de los asesinatos de Francisco Tom¨¢s y Valiente o de Miguel ?ngel Blanco, han mostrado la evidencia de unas gentes que aborrecen a los que matan y apoyan todas las medidas legales para que sean castigados por sus cr¨ªmenes.
Nunca el pueblo se ha revuelto contra sus dirigentes pol¨ªticos por causa del terrorismo. Nada debe hacerse, o debe dejar de hacerse, por complacer a los criminales; y nunca se ha pedido cuentas por el hecho de que a ¨¦stos les contrar¨ªe tal o cual medida, o que no se tome en consideraci¨®n sus chantajes. Incluso en los a?os de la transici¨®n, con un insufrible reguero de muertos y mutilados, no se ha pasado factura a ninguna fuerza pol¨ªtica por los padecimientos causados por el terrorismo. M¨¢s bien se ha apoyado a las autoridades que dirig¨ªan, con aciertos y tambi¨¦n con errores, la lucha contra el terror, con la notable excepci¨®n de nuestro presidente de Gobierno en funciones, en los a?os del acoso y derribo al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. No es cierto que los ciudadanos espa?oles se hayan mostrado complacientes con los terroristas y molestos con los gobernantes que los persiguen. Todo lo contrario. Son otras las causas del voto del 14-M, algunas producto del hast¨ªo acumulado ante un modo de gobernar, y otras asociadas a falta de limpieza y a la manipulaci¨®n percibidas en los tres d¨ªas que mediaron entre el atentado y las elecciones. La enorme participaci¨®n muestra que no hubo desistimiento, sino compromiso.
No creo, por tanto, que nadie pueda pensar seriamente que se trata de cobard¨ªa, o que se haya claudicado ante quienes matan o extorsionan. Pero es posible que algunos se hayan cre¨ªdo que somos tontos. Se nos dice, en efecto, que estamos en guerra con el terrorismo y que no se debe flaquear. Y que las promesas electorales de Zapatero sobre la retirada de tropas de Irak si no hay un cambio de cobertura legal suponen un paso atr¨¢s en esa guerra. Pero, m¨¢s all¨¢ del significado gen¨¦rico de la palabra guerra, si se entiende ¨¦sta como la que realmente ha existido y la que existe todav¨ªa, con bombardeos, ocupaciones, muerte de poblaci¨®n civil y quiebra social, es muy dudoso que tenga que ver con el terrorismo. Es m¨¢s probable que se trate de algo contraproducente, algo que alienta, en lugar de perjudicar, a los terroristas.
Recuerdo que, durante muchos a?os, una de las rid¨ªculas monsergas de ETA era negociar directamente con el Ej¨¦rcito espa?ol. Nada les hubiera complacido m¨¢s; ser considerados como un ej¨¦rcito y no como despreciables asesinos que deben ser perseguidos por la polic¨ªa y ser puestos a disposici¨®n de la justicia. Espa?a es uno de los pa¨ªses del mundo occidental que m¨¢s larga y cruelmente ha sufrido el terrorismo, y nunca se nos ha ocurrido pensar que hab¨ªa que combatirlo poniendo en marcha al ej¨¦rcito, iniciando guerras o bombardeando pa¨ªses. La polic¨ªa, los servicios de inteligencia y la cooperaci¨®n internacional son los instrumentos adecuados. Y si esto es v¨¢lido para ETA, con m¨¢s raz¨®n lo ser¨¢ con una organizaci¨®n m¨¢s difusa y descentralizada. Decir que la guerra de Irak sirve para luchar contra el terrorismo significa que nos toman por tontos. No da?a ni poco ni mucho a los terroristas de Al Qaeda (y mucho menos a otros), sino que, m¨¢s bien les da pretextos para ganar adeptos a su causa criminal. Con el terrorismo hay que ser inflexibles, tambi¨¦n en los principios, y no se les puede regalar una guerra ileg¨ªtima para que la manejen a su antojo, ni tampoco un retroceso en las libertades y el Estado de Derecho que tanto odian. Guant¨¢namo no es una derrota de los fan¨¢ticos, sino una de sus victorias.
Otros ser¨¢n capaces de analizar, con m¨¢s autoridad que yo, los reales motivos de la guerra. Entre ellos seguramente estar¨¢n los "beneficios impensables" que obtendr¨¢n los pa¨ªses que se apunten, en palabras del hermano del presidente Bush. Se adujo tambi¨¦n en su momento, aunque con la boca peque?a, una relaci¨®n con el terrorismo isl¨¢mico, demostradamente inexistente. No era precisamente el Irak de Sadam Hussein el pa¨ªs so?ado por los fan¨¢ticos de Al Qaeda, aunque ¨¦stos no duden en utilizar la guerra para su triste causa. Lo que se vendi¨® a la opini¨®n p¨²blica, y lo que consigui¨® un cierto apoyo popular, fue que Irak estaba en posesi¨®n de armas de destrucci¨®n masiva que podr¨ªa activar r¨¢pidamente y causar enormes da?os en nuestros pa¨ªses. Hab¨ªa que justificar ese engendro ideol¨®gico llamado guerra preventiva. Esas armas no existen ni exist¨ªan en la fecha de la invasi¨®n, seg¨²n ha trascendido de fuentes fiables. Bush y Blair tendr¨¢n mucho que explicar a sus opiniones p¨²blicas, pero aqu¨ª, en Espa?a, se nos toma por tontos. Nadie ha dicho nada, nadie ha pedido disculpas, no ha habido investigaci¨®n parlamentaria, ni siquiera se ha admitido que se part¨ªa de un error. Se ha considerado que la cosa era agua pasada, hubo una guerra, qu¨¦ importan los motivos, y ahora a mirar hacia delante. O bien se ha llegado al extremo de exhibir una actitud despreciativa y humillante por parte del ministro de Defensa ante una periodista que le preguntaba por las dichosas armas. No fastidien m¨¢s; como si haber mentido tanto y sobre asuntos tan importantes fuera una minucia. Nos tomaban por tontos y, encima, se re¨ªan de nosotros. Nunca olvidaremos su euro, se?or Trillo.
Hoy, cuando seguir hablando de las armas de destrucci¨®n masiva les parece a algunos una ordinariez, se aduce la catadura criminal de Sadam Husein. ?No era un tirano cruel? ?No est¨¢n mejor ahora los iraqu¨ªes sin tener que sufrirlo? Sin duda era un tirano de la peor especie, pero ¨¦se no fue el motivo para desencadenar la guerra. Y quienes lo mencionan, como para reprochar a quienes se han opuesto a la guerra su tolerancia con el personaje, parecen justificar as¨ª, a posteriori, la intervenci¨®n. Pero no hay justificaci¨®n posible porque, desgraciadamente, el mundo est¨¢ lleno de tiranos y tiranuelos cuyos pueblos estar¨ªan mejor sin ellos, pero a nadie se le escapa que ser¨ªa una salvaje manera de arreglar el mundo empezar a invadir y bombardear pa¨ªses (?empezando, quiz¨¢, por Corea del Norte, Arabia Saud¨ª, Pakist¨¢n y tantos otros?) hasta derribar a los dictadores. No hay legalidad internacional que avale soluciones de este tipo, y no avalaba tampoco, por tal motivo, la guerra de Irak. Yo he vivido la mitad de mi vida en un pa¨ªs gobernado por Franco, un dictador sin muchos m¨¢s escr¨²pulos que los que hoy martirizan y explotan a sus pueblos, pero incluso los que lo combat¨ªan con peligro para sus vidas y su libertad no habr¨ªan estado de acuerdo en que Espa?a hubiera sido invadida y ocupada por tropas extranjeras para derrocarlo. Quienes nos recuerdan lo insufrible que era Sadam Husein para justificar la guerra nos toman tambi¨¦n por tontos.
?ltimamente se ha llegado a decir que la participaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak no es m¨¢s que la continuaci¨®n de la pol¨ªtica iniciada por Gonz¨¢lez al participar en la guerra de 1991. Pero hay un abismo entre las circunstancias de entonces y las de hoy. Pese a que hubo gente que se opuso a aquella guerra, se trataba de la respuesta a un hecho cierto que conculcaba gravemente la legalidad internacional, la invasi¨®n de Kuwait por parte de Irak. No se trataba de prevenir un mal hipot¨¦tico, el uso de las inexistentes armas de destrucci¨®n masiva, sino de recomponer la legalidad internacional. Y fue una intervenci¨®n decidida, organizada y dirigida por las Naciones Unidas, en la que particip¨®, entre otros, la mayor¨ªa de los pa¨ªses ¨¢rabes y de cultura musulmana. Pretender una continuidad "natural" entre una cosa y otra es, de nuevo, tomarnos por tontos. Por lo dem¨¢s, en la ¨¦poca de las Azores se dijo lo contrario, que se trataba de un cambio radical en la orientaci¨®n de la pol¨ªtica internacional de Espa?a, lo cual era cierto, aunque sin los ben¨¦ficos efectos que se predicaban. Lo de la cobard¨ªa pasar¨¢, pero lo otro est¨¢ m¨¢s arraigado en la mentalidad de muchos pol¨ªticos. ?Seguir¨¢n pensando que somos tontos?
Cayetano L¨®pez es catedr¨¢tico de F¨ªsica y ex rector de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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