Desear¨¢s haber nacido en Felanitx
Estoy en Palma de Mallorca (por motivos literarios que me encantar¨ªa contarles, pero que no les cuento por todo el rollo este de la deontolog¨ªa), y por fin puedo cumplir mi sue?o: ir a la ciudad natal de Guillem Timoner, el famoso campe¨®n de ciclismo tras moto. Naci¨® en Felanitx en 1926. Fue campe¨®n de Espa?a tras moto comercial en 1945, 1949, 1952, 1954, 1955, 1959 y 1984 y seis veces campe¨®n mundial tras moto en los vel¨®dromos de Mil¨¢n, Amsterdam, Leipzig, Par¨ªs y San Sebasti¨¢n.
Despu¨¦s de admirar la tienda de recambios para bicicleta Timoner y el polideportivo Timoner, subo al santuario de Sant Salvador, en Felanitx, donde, tras cada victoria, el ¨ªdolo iba a ofrecer su camiseta de campe¨®n a la virgen. Desde el santuario, por cierto, la vista es incre¨ªble. A un lado, la estatua del Cristo Rey. Al otro, majestuosas antenas parab¨®licas. A lo lejos, la playa donde se produce el posado anual de Ana Obreg¨®n. Todo esto me lo explican dos gu¨ªas excepcionales. Sebasti¨¤ Vidal, autor del libro La llampuga, un misteri de tardor, en el que incluye recetas para cocinar este pescado espinoso, y su hermano Geroni, que particip¨® en el documental Guillem Timoner, la cursa contra l'oblit, editado por Sa Nostra. En el documental, Timoner cuenta lo de las camisetas: "Sempre anava a resar salves a la Mare de D¨¦u i, un dia, se'm va acudir de dir: 'Mireu, Mare de D¨¦u: si un dia jo tingu¨¦s la sort de guanyar, jo vos promet que vos dur¨¦ el jersei de campe¨®n del m¨®n'. I vaig tenir la sort de guanyar el primer t¨ªtol mundial. I el primer que vaig pensar quan vaig ser al damunt d'es p¨°dium va ser: 'Mare de D¨¦u, aquest jersei me'l poso, per¨° ¨¦s vostre". Y efectivamente, en el interior del templo, al lado de la puerta donde pone "Bar" y "Perros no", enmarcadas en madera noble, se exponen las camisetas del ciclista tras moto. Son blancas, con rayas lila, rojo, negro, amarillo y verde. "Mil¨¢n, 1952", pone sobre la primera. "Par¨ªs, 1964", pone sobre la otra. "Leipzig, 1960", pone sobre la de all¨¢. Adem¨¢s, debajo de cada cuadro, se lee esta inscripci¨®n: "Lejos de vos, excelsa madre, cuando lejos de mi patria pedaleaban mis piernas en ansias de triunfo, de mi coraz¨®n sal¨ªa siempre la misma oraci¨®n, que muy quedo musitaban mis labios resecos, ba?ados muchas veces con l¨¢grimas de emoci¨®n. Ped¨ªa vuestra dura protecci¨®n que nunca me falt¨®. Aceptad pues, virgen de San Salvador, este jersey, s¨ªmbolo de campe¨®n, como homenaje fervoroso de vuestro humilde Guillermo Timoner".
La localidad mallorquina de Felanitx 'ha visto nacer', entre otros, a Barcel¨®, Timoner, Bau?¨¤ y quiz¨¢ a Crist¨®bal Col¨®n
Cuando veo las camisetas del campe¨®n expuestas tan cerca de un retablo policromado del siglo XIV, empiezo a comprender que no es casualidad que un gran hombre como Guillem Timoner haya nacido aqu¨ª. Resulta que en Felanitx -me lo cuentan mis gu¨ªas, arrodillados conmigo frente al altar- naci¨® tambi¨¦n el pintor Miquel Barcel¨®. Pero tambi¨¦n es felanigense el hombre que m¨¢s ha hecho por la cultura catalana en los ¨²ltimos 200 a?os. Lo tengo a mi lado: es Sebasti¨¤ Vidal. Y no por ser el autor del libro de la lampuga y de algunas de sus m¨¢s famosas recetas, que tambi¨¦n, sino por otra cosa. ?l salv¨® de la muerte al intelectual Xavier Bru de Sala. Le pido detalles y, modesto, me explica que simplemente le rescat¨® de un naufragio probable. Fue durante una tormenta, en la bah¨ªa de Carloforte, en la costa suroeste de Cerde?a, en julio de 1997. ?Dios m¨ªo, y lo dice as¨ª! Su barco velero (el de Bru) iba a estrellarse contra unas rocas, cuando ¨¦l, que tambi¨¦n surcaba los mares con su humilde bajel, lo impidi¨®. Con una sencillez que le engrandece m¨¢s, trata de quitarse m¨¦rito: "Jo no sabia que era alg¨² tan important com en Bru de Sala. Al iot nom¨¦s hi vaig veure una rossa. I vaig pensar: 'Que no s'ofegui aquesta rossa!". Como si hiciera falta excusarse por una gesta as¨ª. Le beso, en se?al de respeto, y elevo los ojos al cielo para darle gracias a la virgen. (Soy ap¨®stata, pero no ap¨®stata estricta y, adem¨¢s, es de bien nacidos ser agradecidos.)
A punto de irnos, me esperan m¨¢s se?ales. La se?ora que vende los souvenirs sagrados y que se ocupa del santuario tambi¨¦n es ilustre. Es la cu?ada del escritor Miquel Bau?¨¤, que, naturalmente, tambi¨¦n ha nacido en Felanitx. Contemplo una virgen a siete euros con veinte, un bol¨ªgrafo a cinco con sesenta y una cruz a siete con cuarenta. En una vitrina exponen un libro. Est¨¢ medio tapado por los escapularios, pero la cu?ada de Bau?¨¤ abre la cristalera, lo saca y me lo ense?a. Su autor es don Gabriel Vert. El t¨ªtulo: Crist¨®bal Colon era mallorqu¨ªn. El pr¨®logo, constato, es de Baltasar Porcel. Lo compramos, y all¨ª mismo empiezo a leer. Pero supongo que ustedes, lectores, ya lo han adivinado. S¨ª. Seg¨²n el se?or Vert, Crist¨®bal Col¨®n, el descubridor de Am¨¦rica, tambi¨¦n naci¨® en Felanitx. Pues claro. ?D¨®nde si no? Col¨®n s¨®lo pudo haber nacido en esta ciudad incre¨ªble, orientada al SE, que tiene unos 14.000 habitantes y que cuenta con el c¨®digo postal 7200. La tierra que, siglos despu¨¦s de ver nacer al navegante, ver¨ªa nacer a Miquel Barcel¨®, a Guillem Timoner, a Miquel Bau?¨¤ y, sobre todo, al experto en lampugas que salv¨® de la muerte a Xavier Bru de Sala.
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