Lo suyo es puro teatro

Javier Conde puso en escena su recurso infalible: la teatralidad. No le falla nunca y sabe c¨®mo y cu¨¢ndo echar mano de ella. Conde sabe lo que hace y muestra su n¨²mero, a caballo entre lo m¨ªstico y el ballet. Su primera faena, a toro flojo como el resto de la corrida, tuvo demasiadas astillas. Una serie con la derecha, estirada y con el comp¨¢s abierto, fue lo m¨¢s ligado. La faena qued¨® en una serie discontinua de chispazos sueltos.

En el quinto, el espect¨¢culo fue total. Tambi¨¦n blando el toro, y muy d¨®cil, se meti¨® en la muleta de Conde sin resistencia. Los primeros pasos de esa faena los dio Conde muy distanciado. Atada ya la confianza, se levant¨® el tel¨®n y comenz¨® la funci¨®n. Los arranques de genialidad bien estudiada hicieron sus efectos. Los paseos entre serie y serie preparaban al personal para compartir el trance del torero. Y la faena se desarroll¨® en un clima de ¨¦xtasis total.

El contrapunto a tan extraordinaria interpretaci¨®n lo puso Ponce. Pero ayer no contaba con el favor de la gente, por lo menos de una parte de ella. Con el primero la cosa no pas¨® de ser algo muy t¨¦cnico ante toro de escaso viaje. En el cuarto, muy en el tipo de la casa, Ponce destap¨® la caja de sorpresas. Muy comprometido, amas¨® una faena profunda, matem¨¢tica, sentida e inspirada. El toro, justo de fuerzas, no volvi¨® a ser protestado y sac¨® sus fondos reservados de calidad.

Mat¨ªas Tejela, ante dos astados de escaso fuste, anduvo breve y voluntarioso.