Adi¨®s a la catedral de la cultura
El cierre de la Librer¨ªa Antonio Machado de Sevilla supone el fin de una iniciativa marcada por la libertad y la sabidur¨ªa
Cierra una nueva librer¨ªa dentro del goteo interminable que sacude Andaluc¨ªa en los ¨²ltimos a?os. No es un establecimiento cualquiera. La Librer¨ªa Antonio Machado de Sevilla fue durante a?os un foco de referencia para aquellos que aman la libertad y que creen que la lectura es algo m¨¢s que una forma de matar el tiempo. En lugares ocultos se guardaban los libros que el franquismo prohib¨ªa. Cuando lleg¨® la democracia, sus anaqueles mostraron muchos libros preciados que no se benefician de modas pasajeras ni de lanzamientos editoriales. Durante la dictadura la Librer¨ªa Antonio Machado concit¨® el odio de los fascistas, que la apedrearon en multitud de ocasiones. Pero ha sido la ley implacable del mercado la que se la ha llevado por delante en una ¨¦poca en que prolifera la incultura y la venta de libros en quioscos y grandes almacenes.
"Cerramos por motivos econ¨®micos. La librer¨ªa no se autofinancia. Ni en la primera ni en la segunda etapa fue un negocio. Pero hasta ahora se iba m¨¢s o menos autofinanciando", afirma Carmen Reina, propietaria de la librer¨ªa. "Cerramos a pesar de reducir gastos y de hab¨¦rsenos ocurrido cosas cuando empez¨® la crisis, como crear hace un par de a?os el carn¨¦ del lector. Cuando comprabas 10 libros ten¨ªas la opci¨®n de un libro gratis dentro de una serie de t¨ªtulos", se?ala Reina.
La librer¨ªa fue fundada en 1969 en la calle de Miguel de Ma?ara por el ahora diputado socialista Alfonso Guerra, marido de Carmen Reina, y Jos¨¦ Mar¨ªa Rodr¨ªguez Buz¨®n. Luego, en 1989, se instal¨® en su actual emplazamiento en la calle de ?lvarez Quintero. "Por esta librer¨ªa han pasado 10 personas. La plantilla inicial eran cinco. Finalmente, nos quedamos en tres. De dos a?os para ac¨¢ s¨®lo hab¨ªa dos personas. De los cuatro socios de la librer¨ªa normalmente est¨¢bamos Carmen Estalricht y yo", a?ade.
"Nos vamos a casa. El local era importante. Estaba pensado tambi¨¦n para las presentaciones de libros. [El novelista mexicano] Carlos Fuentes ha sido un autor tremendamente generoso con nosotros. Cuando viene a Sevilla, Carlos Fuentes dice: 'Vengo a dos catedrales: la catedral y la catedral de la cultura, que es la librer¨ªa Antonio Machado", explica Reina. Y es que por la librer¨ªa han pasado nombres notables de la cultura, que han presentado sus libros o han disertado sobre las m¨¢s diversas cuestiones. El historiador Raymond Carr, el editor Mario Muchnik o los escritores Jos¨¦ Hierro, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, Luis Goytisolo, Barbara Probst Solomon o Peter Berling son algunos de ellos.
?Hay alguna forma de que la librer¨ªa no cierre? "La posibilidad ser¨ªa encontrar un mecenas. Pero lo veo dif¨ªcil. Estamos en un siglo en el que no se suele prodigar esta figura", responde Reina. Atr¨¢s quedan 35 a?os llenos de pasi¨®n y no exentos de peligro. "Fue una librer¨ªa que empez¨® a hacerse poco a poco. Ten¨ªa 20 por 20 metros. Unimos la parte de arriba a la de abajo con una escalera de caracol. Nos apedrearon varias veces. Recib¨ªamos amenazas constantes. Pas¨¢bamos miedo cuando llegaban libros prohibidos", recuerda.
Los fascistas enseguida se dieron cuenta de que era una librer¨ªa distinta, de que all¨ª hab¨ªa libros prohibidos. "La gente buscaba libros de Garc¨ªa Lorca. El libro sobre la Guerra Civil de Hugh Thomas era uno de los m¨¢s solicitados. Estaba prohibido hasta Alejandro Casona", evoca Reina. "A diferencia de lo que le hicieron a la librer¨ªa Antonio Machado de Madrid, a nosotros no nos lanzaron c¨®cteles m¨®lotov. Lo nuestro se qued¨® en roturas de cristales casi semanales. Esto ocasion¨® problemas con la casa de seguros", explica con una sonrisa.
"Si desaparecen las librer¨ªas de fondo, la situaci¨®n va a variar bastante. La gente optar¨¢ por lo que le llega a trav¨¦s de los suplementos culturales, las revistas, la radio o la televisi¨®n, a menos que tenga un criterio propio formado con los a?os. Hay el peligro de que se oriente la lectura de una manera partidista. Veo peligroso que las librer¨ªas se conviertan en librer¨ªas de novedades", dice. "A veces me comentan que tenemos una idea muy rom¨¢ntica de las cosas. Es cierto que tengo esa visi¨®n rom¨¢ntica. Y no la quiero perder. En la manifestaci¨®n tras el 11-M un chaval llevaba una inscripci¨®n en el anorak que dec¨ªa 'Llegar¨¢ un tiempo en el que la ternura mover¨¢ el mundo'. Sobre esa l¨ªnea se ha orientado la librer¨ªa", concluye Reina.
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