'El arte de la amistad

Es m¨¢s habitual en el cine. Rodar un remake de una pel¨ªcula de ¨¦xito, o tomar la idea central de un filme para hacer una nueva versi¨®n. En teatro es m¨¢s infrecuente, aunque en los ¨²ltimos a?os abundan las producciones basadas en precedentes tomados del cine. Por eso resulta un tanto ins¨®lito que una compa?¨ªa argentina recree las l¨ªneas b¨¢sicas de un montaje de ¨¦xito, que en Espa?a mont¨® Josep Mar¨ªa Flotats, muy bien acompa?ado en la interpretaci¨®n por Josep Mar¨ªa Pou y Carlos Hip¨®lito, en un montaje que aqu¨ª no pudimos ver en nombre de uno de los muchos misterios program¨¢ticos de nuestro primer coliseo. A cambio, el Olympia acoge durante muchas funciones un en parte nuevo montaje de este afamado texto de Yasmina Reza, escritora tambi¨¦n de novelas y guiones de cine, que ha obtenido con esta obra el triunfo de su joven carrera.

El secreto de ese ¨¦xito queda al descubierto ya en las primeras escenas. La autora construye un texto de tintes casi shakespeareanos (con una triada de personajes distintos, bien dibujados, y complementarios), a partir de elementos apegados a la vida cotidiana, en el que, curiosamente, asoman alguna que otra vez contrapuntos pr¨®ximos a la rapidez de la escritura de Cort¨¢zar. Se habla aqu¨ª de lo de siempre a partir de una situaci¨®n inicial de apariencia novedosa: un m¨¦dico acomodado adquiere por una suma importante un cuadro bastante particular, lo que modificar¨¢ sus relaciones con sus dos mejores amigos. Bien entendido que el pretexto de esa desconcertante compra es s¨®lo la excusa donde se proyectar¨¢ la historia de una relaci¨®n, a la manera de un cierto espejo que no refleja sino lo que cada uno quiere ver (met¨¢fora perfecta de la amistad), y acaso tambi¨¦n una broma sobre los fiascos de cierto arte de vanguardia.

Y es ah¨ª donde la obra adquiere todo su vuelo, en una oscilaci¨®n constante entre los detalles de la vida cotidiana y una realidad m¨¢s oscura que los alimenta. Un conflicto que aparece soterrado pero que, al verbalizarlo en una corriente de acontecimientos como en espiral, propicia el lucimiento de unos actores siempre en escena, que intercambian observaciones como latigazos hasta ir desvelando las razones ¨²ltimas de una crisis de amistad a la que llegan por el camino del arte... de la palabra. Y de sus consecuencias. Todo con una direcci¨®n muy limpia de Luis Romero, que acierta en llevar de la mano a un tr¨ªo de actores que saben c¨®mo estar, c¨®mo decir, y c¨®mo servir a un texto sembrado de buenas trampas. Y de mucho humor.