Inhospita Granada

He estado recientemente en Granada y me he llevado una gran decepci¨®n. Es una ciudad ruidosa donde el imperio del coche y la motocicleta asfixia al turista y no digamos al sufrido ciudadano que tiene que aguantarlo todos los d¨ªas. Cogiendo el autobus comprob¨¦ que los carriles bus-taxi no se respetan por los autom¨®viles. El carril-bus-taxi de Gran V¨ªa de Col¨®n es invadido con total impunidad, con total permisividad por la autoridad, por los veh¨ªculos privados. Esta calle emblem¨¢tica de Granada es un paisaje inhospito con unos niveles de ruido y humo que te hacen huir de ella buscando cualquier calle alternativa.

Por la noche se me ocurri¨® dar un paseo por la calle de Elvira, que recordaba de mis visitas a Granada cuando era estudiante. La calle Elvira est¨¢ llena de bares, restaurantes y caf¨¦s de lo m¨¢s acogedores, pero es imposible caminar con tranquilidad por ella: una acera que debe tener 50 cent¨ªmetros como mucho y decenas de coches y motos que te empujan contra la pared. No daba cr¨¦dito a lo que ve¨ªa: estabamos unas 40 personas andando por cada veh¨ªculo motorizado y ten¨ªamos que aguantar una situaci¨®n m¨¢s propia del L¨ªbano, con perd¨®n, que de una ciudad europea alabada por Clinton. No entiendo c¨®mo la calle Elvira no est¨¢ ya peatonalizada. Me quise refugiar en algunas calles peatonales de la zona de la Catedral, mucho cuidado tambi¨¦n tuve que tener pues aqu¨ª quien domina es la motocicleta. La impresi¨®n que me he llevado de Granada refleja una pol¨ªtica municipal sobre el espacio p¨²blico y sobre la movilidad incompatible con una ciudad moderna que debe pensar en la habitabilidad del ciudadano y en la rentabilidad social y econ¨®mica de una urbe visitada por personas de todo el mundo.